Capítulo 1: Miserable

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Jamás, en sus pocos años de vida, había sentido tanto frío, tanta oscuridad y tanta soledad.

Cuando volvió en sí no sabía dónde estaba, no podía sentir su cuerpo y una angustia lo carcomía desde dentro. Le faltaba el aire y una extraña presión caía sobre su pecho, pero al querer respirar se dio cuenta que no podía, y no importó cuanto lo intentara, la sensación de sofocamiento no se iba.

Pero poco después entendió por qué.

"Entonces en verdad estoy muerto"

Se dijo a sí mismo con tristeza.

Lo que Víctor estaba experimentando era la muerte misma.

Pero algo era diferente.

"¿Es así como se debe sentir una persona cuando muere?"

Se preguntó confundido, todo estaba en total oscuridad y un frío extremo invadía todo su ser a pesar de no sentir su cuerpo. Definitivamente no era "el más allá", y tampoco creía que fueran "Las tinieblas".

¿El vacío? ¿La nada?

No importa el qué ni el dónde, sólo sabía que no quería estar ahí.

"Morí para escapar de mi miserable existencia ¿y me encuentro con esto...?"

"Pensé que la muerte sería mi salvación, pero resultó ser sólo agonía y perdición, entonces ¿dónde encuentro consuelo y descanso...?"

Se preguntaba sintiéndose cada vez más desesperado.

El tiempo paso y nada cambio, y el sentimiento de abandono creció cada vez más en su corazón.

Sin saber cuánto tiempo había transcurrido, en lo que parecían ser mil años. Sin saber si al menos iba a salir de ahí, si estaba solo o no, sin saber nada, aun así, suplicó. Tal vez sería escuchado.

"Por favor, que alguien venga y me salve, libérenme de este sufrimiento. Esta existencia mía tan miserable no es vida ni muerte. ¿Acaso estaré atrapado aquí para siempre...?"

No podía soportarlo más, y sin importar si alguien lo escuchara o no decidió implorar por piedad.

"Haré lo que sea, pero por favor sálvenme, he intentado destrozar incluso mi alma, si es eso lo que me queda, pero es inútil...se lo ruego...pero por favor...quien sea..."

Cada vez más sus esperanzas se iban perdiendo, y justo cuando creyó que no sería escuchado una voz le habló con suavidad y compasión:

—Es una verdadera lástima lo que fue de tu vida joven humano. Mi corazón se apiada de ti verdaderamente...

Y enseguida Víctor vio una pálida mano salir de la oscuridad, y con el puño cerrado se acercó hacia él.

—Tu alma está en oscuridad y tinieblas, atrapado entre el mundo y el más allá. Te daré un regalo, una parte de mí. La luz del bosque—la voz se escuchaba como si ambos estuvieran debajo del agua.

Giró su muñeca y abrió su mano, y al extender su palma salió de ella una pequeña luciérnaga que flotó hasta el alma de Víctor, que al tocarla todo su ser se iluminó con un resplandor dorado, saliendo así de la oscuridad.

—Desde ahora eres el espíritu de las luciérnagas, volviéndote así el guardián del bosque hasta el fin de los tiempos.

Escuchó con más claridad la voz que le habló, su vista se fue aclarando, y poco a poco visualizó en donde estaba:

Un hermoso bosque, con árboles tan inmenso que no se alcanzaba a ver la punta de sus copas, los grillos y los búhos era como una dulce melodía que invadía esa noche tan silenciosa bañada por la hermosa luna.

Luciérnagas de medianoche© ✓Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt