Capítulo 3: Deseo

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Víctor juntó sus palmas, cerró los ojos, respiró con lentitud, y comenzó a hablar en voz baja. Jayden no alcanzó a escuchar lo que decía, pero casi al instante una pequeña luciérnaga salió de su ropa, luego una, y otra...

Un sin número de luciérnagas salieron de él, volando en el aire con elegancia, dispersándose en los alrededores. Entre las ramas, las flores, los árboles, y sobre la superficie del pequeño lago.

—... Hermoso—dijo Jayden maravillado.

Una luciérnaga se acercó a su mejilla e iluminó su piel.

Víctor abrió los ojos, y observó a Jayden, rodeado de luciérnagas, siendo iluminado por ellas.

La tenue luz amarilla relucía sobre su cuerpo, dándole una apariencia sublime y mágica.

Y cuando se encontró con sus ojos, pudo notar el hermoso brillo en ellos, resaltando su color oscuro.

—Eres maravilloso—exclamó Jayden, eufórico, con una deslumbrante sonrisa.

Parecía imposible para un espíritu, pero Víctor se sonrojó ante sus palabras, y sus labios se contrajeron con timidez.

—... Gracias—musitó ocultando sus manos dentro de sus mangas—No es nada...

—Claro que sí, tú puedes hacer magia—exclamó emocionado—Mira todas estas luciérnagas.

—¿Te gusta lo que hago? —preguntó. Lo miró a los ojos con cautela, y le sonrió.

—Claro que sí, ¿cómo no podría gustarme? Todo lo que haces es tan... maravilloso, fantástico...no hay palabras que puedan describir lo que siento.

Por primera vez Víctor se sintió halagado, y querido. Nadie, nunca, le dijo esa clase de palabras. Jamás necesitaron de él, no era importante para nadie.

—¿Soy importante para ti? —dijo Víctor, nervioso por la respuesta.

A lo que Jayden sonrió con suavidad, lo miró dulcemente, y dijo:

—Muy importante. Mi vida no sería la misma sin ti en ella, mi corazón se sentiría incompleto.

Víctor guardó silencio, y sintió un nudo en su pecho.

Ser querido, importante... necesito, todo eso, se sentía tan bien en su corazón. Los sentimientos que florecían eran inigualables a otra sensación que haya sentido.

Y así como se sentía de amado, quería que Jayden también lo sintiera.

Quería verlo feliz.

Ambos se sentaron cerca del lago. Hablaban y pasaban el rato en silencio, miraban el reflejo de las luciérnagas, en la impecable superficie del agua, observaban las estrellas y la luna, escondidos entre las frondosas copas...

 Hablaban y pasaban el rato en silencio, miraban el reflejo de las luciérnagas, en la impecable superficie del agua, observaban las estrellas y la luna, escondidos entre las frondosas copas

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En una fría lluvia de otoño, cuando las hojas eran de colores y la brisa era fresca.

Ambos estaban sentados en un prado, disfrutando de la tarde, cuando sintieron el agua caer con delicadeza.

Luciérnagas de medianoche© ✓Where stories live. Discover now