Capítulo XVIII.

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Xiao Zhan y Wang Yibo llegaron a casa de sus padres alrededor de las nueve de la noche, todo el resto de día lo pasaron en el hotel, disfrutando el uno del otro. Aunque ahora el menor parecía sentir que su cadera se resentía, la sonrisa que tenía era insuperable, así su cuerpo se sintiera magullado, su corazón estaba rebozado de felicidad y de placer.

Todo había sido perfecto, incluso haber conocido el doloroso pasado del mayor, esto lo hacían entenderlo más, y comprender la manera en la que actúa en algunas ocasiones. Conocer su pasado le daba el valor para luchar por él, y permanecer a su lado para protegerlo, incluso de sus propios padres.

—¿Qué son estas horas? —pregunto el señor Wang cuando abre la puerta.

—Lo siento señor, Bao —responde el mayor.

—Papá, no exageres. Ni que fuéramos unos adolescentes.

—Esta sigue siendo mi casa, y tú todavía eres el bebé de tu madre —dice cruzándose de brazos. Xiao Zhan no puede evitar sonreír, realmente le gusta ver a su suegro protector de su hijo.

—No volverá a pasar —dice Xiao Zhan.

—Eso espero —responde señalando molesto—, sigan, antes de que se haga más tarde.

Ambos hombres pasan por su lado cabizbajos, pero sienten un ligero toque de alcohol, entonces ven que en la sala sigue el resto de personas hablando a gusto mientras beben.

—Lo siento Xiao Zhan —dice su jefe de seguridad en voz baja, mientras se levantan del sofá—, la señora Meng fue muy insistente.

—No se preocupen —dice en voz baja, y les indica con la mano que se sienten.

—No prestes atención. Era tu padre el que estaba pegado al techo de la preocupación, miraba el reloj cada cinco minutos —dijo la señora Wang, haciendo que los dos hombres miraran a su padre.

—Mujer, es mejor que no digas nada si piensas exponer a tu esposo. No ves que trato de poner mi lugar ante este hombre que se robará a nuestro hijo.

—Nunca haría eso, Yibo siempre estará atento a ustedes, y de ahora en adelante los visitaremos más seguido, ya que ahora soy miembro de la familia, ¿No?

—¿Oíste? Nuestro bebé vendrá más seguido, y traerá estos hombres guapos con él —dice su madre tomando al mayor del brazo y sentándolo junto a ella—, bebamos un poco para celebrar.

—Mamá, tengo que recordarte que él es mío. Papá, creo que quiere robármelo, reclama lo que es tuyo —dice empujando a su padre para que aparte a su mamá de Xiao Zhan.

Todos en la sala empiezan a reír, incluso los tres escoltas que siempre están muy serios.

—Lo siento mamá, no puedo beber —dice el mayor en un gesto amable negando con sus manos.

—Pero yo si —dice el menor tomando una cerveza y empieza a beber—. Estoy muy feliz, además hace mucho no estoy con mis padres, celebración doble. Amor, ¿te preparo un agua de frutos?

—No es necesario, cariño. Disfruta con tu familia, yo les hago compañía —el menor sonríe y se sienta a su lado.

La señora Wang sonrió por ver a su hijo llamar a su novio de aquella forma tan dulce, y verlo ser tan atento con él, le recuerdan a los momentos vividos con su esposo. Cuando el amor está en el apogeo, todo es miel sobre hojuelas. Los dos se veían muy bien juntos, sus sonrisas, sus miradas, todo mostraba el amor que se sentían, y se sintió feliz de que su hijo se viera tan feliz, enamorado, y que el sentimiento fuera correspondido.

El señor Wang le trajo una botella de agua mineral y el mayor la recibió con una sonrisa. Todos bebían y hablaban, preguntaban sobre los lugares que fueron a visitar, y se tuvo que decir una que otra mentira para tapar todo el resto de tarde que estuvieron en el hotel.

Irreversible.Место, где живут истории. Откройте их для себя