1

116 12 0
                                    

BLAIR

Destino...

Me había preguntado la cantidad de caminos y finales diferentes podría tener una vida. Los distintos escenarios que algunas veces formábamos en nuestra mente y que la mayoría de veces nunca llegaban a cumplirse, solo quedaban en eso, aspiraciones o sueños que nunca pudimos cumplir y que el destino se interpuso para poder lograrlos.

No podríamos saber qué es lo que la vida predice, podríamos vivir una vida entera, plena y feliz o no despertar al siguiente día después de irnos tranquilos a la cama.

Solo una cosa que el destino cuenta es segura: la muerte...

Creía en que todo lo que pasa en nuestra vida es por una razón, y si el propio destino lo quería asi, no sería quien para reclamarle por hacer las cosas de ese modo.

Cada cabeza es un mundo distinto, no puedes adivinar los pensamientos de una persona desconocida con la que solo cruzas una mirada.

Ni siquiera tenía clara la idea de que era lo que pensaba algunas veces, tan distraída que mis propias ideas estaban echas un lio.

─ ¿Y bien?─ preguntó Tory justo cuando salía del aula en donde había recibido la nota final de mi examen.

Puse un mohín y agaché la mirada para hacerle creer que no había aprobado. La chica tomó la actitud más consoladora que hasta yo misma sentí pena de mi fingido fracaso.

─Blair es normal, no te preocupes todos hemos pasado por esto...

No pude sostener la actuación más, cambiando mi expresión a una animada. Me abalancé hacia ella y le di un fuerte abrazo.

La felicidad y el alivio no cabían en mí después de pasar toda la noche estudiando, tomando una y otra taza de café para no quedarme dormida hasta poder grabarme todo el temario en una sola noche. Si tan solo hubiera empezado antes me ahorraría el embrollo.

─ ¡Es que he aprobado!─ hablé con emoción─. Rayando... ¡pero al final aprobado!

─ ¡Lo sabía! Tienes esa increíble capacidad de grabarte todo dos segundos antes, ¿Acaso tienes memoria fotográfica o metiste un acordeón para ver las respuestas?─ Soltó una risa que seguro todo el pasillo había escuchado.

Podría ser distraída pero con una muy buena memoria si ponía la atención necesaria, la cual, nunca hacía el suficiente esfuerzo para aplicarla.

─ ¡Hey!─reclamé─ baja la voz, mi reputación de cerebrito debe seguir intacta─ protesté mientras caminamos hacia la salida.

─Lo dice la "cerebrito" que ha aprobado con lo mínimo.

─ ¿Disculpa? Solo escuché "aprobado"─. Recalqué con importancia la última palabra.

─Da igual. Pero hay que celebrarlo, estoy muy orgullosa BliBli─. Pasó la mano por encima de mis hombros para darme un apretón.

─No me llames asi –. Me quejé.

─Siempre tan dulce...

Solté una bocanada de aire.
Odiaba el maldito apodo infantil. Casi nadie lo usaba a excepción de la familia cercana y me empeñaba porque desapareciera de su memoria desde que tenía ocho años.

Tory se había enterado un día en casa cuando escuchó a mi madre llamarme asi. Formaba prácticamente parte de la familia, podría saberlo. Había sido la única persona que se acercó a mí el primer día de clases. Compartimos un emparedado por la mitad sellándolo como símbolo de amistad y desde entonces habíamos seguido juntas.

Los días que pasé junto a ti (COMPLETA) Where stories live. Discover now