7. Para que la verdad te pese

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El silencio que producían la presencia de Max y Eileen en una misma habitación era más incómodo que el hecho de hallarse en la cocina de su amigo con hielo en un pómulo y las miradas de ambos fijas en él

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El silencio que producían la presencia de Max y Eileen en una misma habitación era más incómodo que el hecho de hallarse en la cocina de su amigo con hielo en un pómulo y las miradas de ambos fijas en él. El ardor en la piel era más una distracción que una molestia, lo ayudaba a no contar el tiempo que llevaban eligiendo las palabras para verbalizar lo que sus posturas gritaban mientras él permanecía ahí, sin moverse, esperando que alguno lo dijera.

Los dos creían que Cliff era un idiota.

Eileen tomó la iniciativa, aún sin ser capaz de dirigirse a él. Habló sin mirar a Max, consciente de que no ignoraría su pregunta.

—¿Cuál era tu intención para hoy?

Cliff notó que ella se había arreglado para el encuentro de esa noche y se arrepintió de haber arruinado las expectativas de alguien que lo había integrado al grupo mejor que su propio amigo.

Max exhaló despacio por la nariz, sin dejar de mirar la marca más notoria de Cliff, apenas cubierta por el hielo.

—Que tu amiga y Cliff pudieran resolver sus cosas y nosotros...

—¿Nosotros qué, Maxi? —Desvió la vista hacia él por primera vez desde que habían llegado. La frialdad de sus ojos impactaba tanto como el desgano de su voz—. ¿Íbamos a estar pendientes para que nada explote?

—Podemos hacer algo juntos si es por el bien de gente que nos importa, ¿no?

Eileen formó una sonrisa de incredulidad y sacudió las ondas castañas de su pelo antes de responder. La vibración de su teléfono en la mesa atrajo la atención de todos allí.

«Nuevo mensaje: Iri».

Cliff intentó controlar su respiración porque podría delatarse si hiperventilaba y porque era más sencillo que controlar la sangre que presionaba contra sus sienes. Irina había visto todo.

Eileen desbloqueó la pantalla sin que nadie más pudiera leer el mensaje y tecleó una respuesta rápida. Antes de hablar, arrastró una silla frente a Cliff y se sentó. Le pidió permiso para sostener el trapo que envolvía el hielo.

—Una parte de mí no entiende cómo se te ocurrió que era buena idea desaparecer por tanto tiempo —murmuró. El tono íntimo de su voz parecía incomodar a Max—. Es como si nunca la hubieras llegado a conocer. ¿Qué pretendías que pasara?

—No quería hacer nada.

—Se puede lastimar mucho a alguien por no hacer nada.

Alejó la cabeza para esquivar los cuidados de Eileen y se tapó la cara con las manos. Ella dejó el hielo sobre la mesa.

—¿Qué hacés acá? —le reclamó, de repente molesto.

—Cliff... —lo llamó Max.

—No, en serio, ¿qué hace acá? —Miró a su amigo en busca de una respuesta—. Está enojada con vos, no te quiere hablar, pero vino con nosotros.

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⏰ Last updated: Dec 31, 2021 ⏰

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