Capítulo 4

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Sarai.
Estoy cansada. Ya lo hemos recogido casi todo y nuestros siervos han hecho el trabajo pesado. Abram ha ido a revisar lo que falta, ya saben, ultimar detalles.
-Señora Sarai, debe descansar-me dice Ada.
-Sabes que no me gusta que me llames señora, eres de la familia-le respondo.
-De igual forma necesita dormir un poco, yo me encargaré del resto-me dice con seguridad.
-Solo promete que terminarás pronto, ustedes también viajarán y deben estar exhaustos.
-Solo falta acomodar las cosas en una carreta, puede dormir tranquila.
-Está bien.
Ada es mi sierva personal pero es de la familia. Trabaja para nosotros desde antes de que su madre muriera y siempre ha sido como una hija para mí. Su esposo trabaja pastoreando los rebaños de la familia de mi marido y fue así como se conocieron.
Me dirijo a mi cuarto y me despido en mi mente. Sé que será la última vez que dormiré aquí y se me estruja el corazón al tener que dar mi adiós definitivo.
Al rato siento a mi esposo acostarse a mi lado y entrelazar su mano con la mía. De esa forma caigo en un sueño profundo.
•••
Aún no ha salido el sol pero nuestra caravana ya está lista. Dentro de poco nos marcharemos de Ur para nunca más volver. Nos despedimos de Milca, Nacor y los otros que se quedarán y con un inmenso pesar damos el primer paso hacia nuestro futuro.
Han pasado semanas desde que dejamos nuestra ciudad atrás pero tengo la sensación de que hemos vagado por años en este desierto. Acampamos cuando el sol se pone y continuamos nuestro camino antes del amanecer. No hemos encontrado ni siquiera un oasis en medio de tanta arena. Es frustrante salir sin rumbo alguno pues aunque camines y camines no encuentras nada.
-Vamos a detenernos a descansar- dice mi suegro y veo cómo llama a su nieto Lot y a mi esposo Abram.
•••
-Mi amor, Lot y yo iremos a revisar la zona- me dice mi esposo.
-¿Y eso para qué?-le pregunto
-Es la orden de mi padre. Dice que exploremos y encontremos una ciudad lo más pronto posible para que podamos asentarnos pues nuestras provisiones se agotan.
-¿Y por qué no vamos todos?
-Porque es muy arriesgado. Cuando encontremos un lugar ya ustedes irán directamente hacia allá sin el mayor esfuerzo.
-Está bien, pero ten cuidado.
-Lo tendré
•••
Hace una semana que Abram y Lot se fueron y aun no hay noticias. Se me parte el corazón de imaginarme las cosas malas que les pudieran suceder. He rezado a varios dioses por ellos pero nada, no obtengo respuesta. A veces pienso que no son reales, que no hacen nada por nadie, pero tiene que existir alguien más poderoso que el ser humano, alguien que lo socorra en caso de apuros y que le diga lo que debe hacer, ¿no es así? Alguien que sea como un padre para la humanidad. ¿Pero qué estoy pensando? Soy tan ilusa que a veces me sorprendo de las tonterías que pienso.
-¡¡¡¡Por ahí vienen!!!!-escucho a alguien gritar.
Me levanto rápidamente de mi asiento y voy corriendo con agua hacia ellos.
Luego de que calmaran su sed Taré los hizo sentar.
-Díganme que encontraron un lugar donde posar-dice mi suegro con notoria aflicción.
Abram y Lot se miran entre sí y luego Abram dice:
-Mejor que eso-todos escuchamos con atención-. No muy lejos de aquí, hacia el norte encontramos una hermosa ciudad que no parece para nada afectada con la escasez de lluvia.
Todos comenzaron a abrazarse con emoción.
-Tiene un comercio envidiable y estoy seguro de que nos adaptaremos fácilmente.
Gritos de regocijo inundaron el lugar y todos festejamos ese nuevo comienzo.

Un pacto eterno. La historia de Abraham y Sara contada desde otra perspectiva.Where stories live. Discover now