Capítulo 58

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—Que casualidad —dice Harry deteniendo el auto. Ya estamos en casa.

— ¿Qué es casualidad? —digo despegando la mirada de la pantalla del celular para fijarme en lo único de él que puedo apreciar: su espalda. Sí, Harry me obligó a echarme en los asientos traseros para no doblar más las rodillas.

—Esto, mira.

Y lo siguiente que hace, es agarrar su móvil, abrir la aplicación de Google y escribir "¿Qué es casualidad?". Después de eso, me enseña la pantalla con una sonrisa de oreja a oreja. Esta muestra la definición de la pregunta que acabo de hacer.

—Harry, estás muy chistosito hoy día, ¿te has comido un payaso? —él me mira mal y guarda el teléfono.

—Nada te gusta, amargada.

Sin embargo, eso sí me hace reír.

—Perdón.

—Lo que sea. Me refiero a que... ¿Recuerdas cuando me lesioné el tobillo? —asiento— Fue el derecho, ahora dime, ¿cuál de tus dos rodillas la pasó mal?

—La dere... Ohhhh —digo con los ojos abiertos.

—Estamos conectados, nena —asiento riendo— Venga, salgamos de aquí.

Que gracioso, falta que me golpee la cabeza ahora mismo y me olvide de todo.

— ¡Auch! ¡Ten cuidado! —me quejo sobándome la cabeza luego de haberla chocado con la puerta del auto.

¿Para qué hablé?

— ¿Si te acuerdas de donde acabamos de venir, no? —me pregunta burlón. Yo le doy un pequeño manotazo en la boca y me sienta en la silla de ruedas.

Si que estamos conectados.

—Ok, madame.

—Harry, detente.

— ¿Qué? —me pregunta asomando su cabeza para mirarme.

—Aún no quiero ir a casa.

— ¿Por qué no? Ya es tarde.

—Lo sé, pero tengo algo pendiente por hacer ahora mismo —me giro y este se agacha— Le debo una disculpa a tu mamá, por lo de... Ayer.

Venía pensando en ello durante todo el camino, me lo estaba debatiendo, entre si ir o no. Pero tampoco podía hacer como si nada hubiese pasado anoche, al menos una disculpa, la culpa no era de su madre de todos modos.

— ¿Estás segura? —dice mirando hacia donde esta su casa.

No, pero tengo que.

—Está bien, vamos —pone en marcha la silla de ruedas y nos dirigimos hacia las tres casas adelante— Si te sientes incómoda, solo dímelo y te llevo a casa —asiento.

Tampoco le voy a negar que si estaré con ganas de salir corriendo de allí, por eso no digo nada en respuesta.

Que asco sentirse de esa manera en la casa de tu propio novio.

Y sí, soy consiente de que podría encontrarme con su padre ni bien la puerta se abra, pero voy a tener que controlarme como sea. El episodio de ayer no puede repetirse de nuevo.

—Te vuelvo a preguntar —dice una vez que estamos al frente de la puerta— ¿Estás segura?

—Una pregunta más y me voy a arrepentir, así que por favor...

—De acuerdo —saca las llaves y las introduce— No me moveré de tu lado en ningún momento —él se vuelve a agachar a mi altura— No quiero que vuelvas a caer —besa mi frente y la puerta finalmente se abre.

Hidden Feelings [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora