¡Mentiras!

210 15 2
                                    

Dedicado a una de mis lectoras y una gran escritora anaelysquintana

Sentía un vacío, quizás no había nadie para abrazarme. Cada vez se hacía más fuerte una voz en mi oído que me arrastraba a salir de mi inconsciencia. No contaba con la noción del tiempo hasta que un dolor muy agudo sobrepasó mis límites del sueño e intentó devolverme a la realidad.

—Estarás bien mi niña —logré escuchar. Traté varias veces abrir los ojos hasta que por fin lo conseguí. Mi mamá estaba a mi lado y yo yacía en una cama, tapada con sábanas. Mi mente todavía estaba demasiado aturdida a pesar de sentirme con fuerzas otra vez. 

—¿Dónde estoy? —pronuncié en un hilo de voz.

Su rostro se iluminó cuando me notó hablar —Estás en el hospital, ¿cómo... te sientes? —murmuró conteniendo la emoción.

—Supongo que no tan mal —Intenté recordar las últimas horas y vinieron a mi mente las imágenes de Aisha sosteniéndome en aquel carro, y luego recordé las palabras de Marcos y su conversación con ella—. ¿Y Aisha, dónde está?. ¿Por qué no la veo?.

Todo me invadió de nuevo. ¿Por qué no había logrado confiar en mi lo suficiente, para saber que no la dejaría por una etapa oscura de su vida?. Me mintió, y siendo honesta, no sé como asimilar esto ahora que estoy irremediablemente enamorada de ella.

Mi garganta empezó a cerrarse y sentí un nudo en mi pecho —Ahh —se me escapó un grito cuando sentí el mismo dolor agudo en la cabeza.

—No, no, no —mi madre se paró presurosa del asiento  y me levantó la cabeza. De inmediato empecé a sentir el aire fluyendo en mis pulmones—¿estás mejor? —dijo cuando se aseguró de que estaba más calmada.

—S... si.

—Te dió un ataque de pánico, como te pasaba hace unos años —respiró aliviada—, te faltó el aire como siempre, y perdiste el conocimiento. 

Recuerdo que cuando era pequeña y arrestaron a mi padre, me empezaron a dar estos ataques. Tenía miedo de que se llevaran a mi madre también y quedarme sola. Fue algo que superé ya de adolecente, pero al parecer volvió  a ocurrir.

—Marcos me llamó y vine enseguida —Pasó una mano por mi frente y la posó en mi mejilla—. Menudo susto nos diste. —Cerró los ojos unos segundos y volvió a recostarse en el sofá cerca mi cama.

—Pero... —dije cuando pude respirar mejor—, ¿dónde está ella, Aisha?.

—Los dos fueron a su casa, tenían cosas que hacer —"Genial, ¿qué cosa era mejor que quedarse aquí y explicarme todo?"—. Ahora no hagas esfuerzos, pero sabes que puedes contar conmigo para todo mi cielo —soltó de repente.

Obviamente mi madre me conocía, ¿pero tanto como para sospechar lo que teníamos Aisha y yo?.

—Lo sé má, ¿por qué lo dices?.

—Solo no quiero que lo olvides mi pequeña —me tomó de la mano y le dió un beso. Me dieron ganas de contarle todo pero el miedo fue más fuerte. Decidí permanecer en silencio y ella rendida se levantó y fue hacia una mesa donde estaba su bolso. Miré hacia mi brazo izquierdo y tenía una cura que seguro cubría algún pinchazo. Alcé la vista y divisé por primera vez los colores opacos de la habitación.

—¿Por cierto que día es? —Ahora que recordaba, la última vez que estuve consciente era de noche.

—Jajaja tranquila cariño, son apenas las nueve de la mañana del lunes y llegaste en la madrugada de ayer.

Mi Reflejo En Ti (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora