De vuelta a Inglaterra

168 7 0
                                    

Mis piernas me temblaban, habían dicho mi nombre y yo no sabía como subir a ese podio. Era tan formal que daba miedo, no estaba hecha para este tipo de formalidades; aún así, verla a ella me hacía olvidar todo. Era la noche y estábamos en espera de la celebración del cumpleaños de Aisha, cuando de repente sucedió algo que muy pocos esperaban, sobre todo yo.

—¿Señorita Sasha? —volvió a mencionar aquel hombre grande y canoso, abuelo de mi novia.

Subí casi tambaléandome y con el corazón a mil. Sujeté mi vestido para que no colgara demasiado y fui pasando los escalones poco a poco, para encontrarme con ellos. Mientras avanzaba sentía la tensión, las luces que seguían mi rastro y como todos en el gran salón me miraban. "Se suponía que era una fiesta de cumpleaños. ¿Por qué me llamaban a mi, delante de todos estos invitados que no conozco?. ¿Y por qué Aisha me miraba con esa cara de felicidad?.

—Aquí estás —dijo por el micrófono al tenerme al lado. Ella estaba en el costado izquierdo del hombre y yo en el derecho. Le hice una mueca intentando averiguar que pasaba, pero solo me regalo otra de sus sonrisas. "Si hubiera sabido que esto pasaría, no hubiera venido a esta incómoda fiesta. En mala hora me puse este vestido que me obsequió mi madre para hoy".

—Como bien saben, mi amigos —dijo el señor mirando a todas las mesas que estaban frente a nosotros, ninguna ocupada por los trabajadores de allí -exceptuando mi familia-, sino por invitados, al parecer del país natal de ellos, Inglaterra—, mi nieta ha pasado por cosas muy difíciles, unos pocos de ustedes también promovieron rumores falsos sobre el estado de ella. —Le guiñó un ojo a Aisha y algunos se tensaron con caras de culpables.

—Pero eso ya no es importante ahora, porque lo que más amo en la vida, a esta señorita —la señaló—, el que ahora está a mi lado y el saber que está bien, son los mayores obsequios que en mi vieja vida puedo poseer. No obstante, quiero felicitarte mi princesa, por tu cumpleaños, por salir adelante y por lograr volver a amar —la miró y luego se giró hacia mi. Mis piernas comezaron a fallar más aún y mi rostro a arder. Mi madre y padrastro me miraban desde su mesa con una gran sonrisa, como si supieran que todo esto iba a suceder. "¿Cuándo el hombre mayor que me pareció tan prepotente y que había tratado tan despectivamente a Max, se había vuelto tan cordial?".

—Por tanto, quiero darle la bienvenida a esta otra señorita, a ser parte de nuestra familia. —Me quedé helada tan pronto oí las palabras del anciano y las gotas de sudor comenzaron asfixiarme. Todos hicieron un gran silencio y miré a Aisha que estaba a punto de llorar. Me observaba llena de emoción y tan feliz que irradiaba luz. Su manos, ambas enrolladas, se apretaban fuertemente y sus dedos no dejaban de moverse inquietamente. 

—Pueden aplaudir —incorporó el hombre.

—Felicidades mi nieta —dijo una señora desde una las primeras mesas -que al llamarla así, di por hecho que era su abuela- de aspecto bastante más jóven que su esposo, el abuelo de Aisha.

La mujer comenzó a aplaudir y Marcos a su lado con el rostro algo contraído, hizo lo mismo. Se unieron sus primos, Carlos y Lucas, y luego mi familia que más felices no podían estar. En pocos segundos todos los desconocidos, estaban haciendo lo mismo, no supe si por cortesía o por alegría, dado que lo único que me importaba era ella. El señor se quitó de entre ambas y bajó con su esposa. Mis ojos se habían llenado de lágrimas sin darme cuenta y los de ella también. Me giré y traté de ocultarme del micrófono.

—¿Todo esto está bien? —le susurré y ella acercó sus manos a mi mejillas apartando las gotas que corrían por mi rostro. De un momento a otro todo se volvió a sumir en el silencio.

—Está más que bien, hablé con ellos, me enfrenté, pero al parecer debido a todo lo que pasé, tuvieron la mente y el corazón más abierto para entenderme. Solo quieren que sea feliz —dijo entre quejidos del llanto.

Mi Reflejo En Ti (En Proceso)Where stories live. Discover now