Mami Chūya Es Complicado

488 52 14
                                    

Dazai había ido a comprar cosas para Ryū, muy emocionado. Le llevaba pañales, almohadas, cobertores, biberones, ropa, leche, shampoo y jabón especial, y todo lo necesario que el anciano le había recomendado comprar.

Llegaba con las bolsas llenas, dejándolas sobre el suelo y sacando algunas, como un trajesito de patito amarillo para Ryū. 

Se dirigió hasta la habitación donde el anciano tenía al niño, y se llevó una sorpresa al ver aquello. Chūya estaba amamantando al bebé Ryū en contra de su voluntad, bajo la supervisión del anciano.

— ¡¿C-Cómo...?! Mi Ryū no se desarrolló dentro de Chūya... ¿Cómo puede... Alimentarlo..?

Estaba sorprendido. Sólo quería alejar de Chūya a su bebé, pues sabía que Chūya no lo quería cerca.

— ¡Eso es asqueroso! ¡Chūya no debe...!

— Tranquilo, Dazai-kun. Es totalmente normal. El niño es de los dos. Pero la esfera decidió quien de los dos era el apto para desarrollar leche y ser la figura materna para el bebé. Chūya fue el afortunado.

Explicó.

— ¡¿AFORTUNADO, DICE?! ¡¡ESTO NO ES BUENA SUERTE, ANCIANO!!

Se quejó molesto, despertando al bebé Azabache y provocándole el llanto con sus gritos y el movimiento brusco.

— Sé más cuidadoso, Chūya-kun. Ryū-kun necesita mucho de tí. Sin tu leche, él no será nutrido adecuadamente y será un niño frágil y débil de por vida, enfermará mucho. ¿Quieres eso para tu hijo?

Hablaba el anciano con seriedad. Dazai sólo miraba con preocupación lo malo que podría ser Chūya a veces. Temía que no aceptara el hecho de ser "mamá" de Ryūnosuke y de haber tenido esa "mala suerte".

— El niño no me interesa. Sólo soy una fuente de alimento para él. Es horrible. Debió haber sido este bastardo de Dazai y no yo. No quiero hacerlo más. Me quema, me molesta, me duele. Además no es mi culpa. Sigo siendo virgen para no pasar por este tipo de cosas, y ahora me entero que existen cosas peores que vienen al mundo sin ser llamadas. Lo detesto.

El tiempo transcurrió difícil...

Dazai era un feliz padre, orgulloso de tener a su hijo, pese a su joven edad. No le daría explicaciones a nadie, sólo él sabía la manera en la que Ryū existía y eso era lo importante.

Llevó a Ryū a sus clases cuando no tenía dónde dejarlo, tuvo complicaciones con eso, pero no se rindió. Logró graduarse de la escuela secundaria junto con Chūya, y seguían trabajando juntos, pero distanciados en su relación de amistad.

Chūya sólo aceptó alimentar a Ryū una semana, por lo que el joven de vendaje, se vió en la necesidad de gastar más dinero en leche especializada para Ryū, y darle parte de los nutrientes que sólo la figura maternal podría darle. Era poco, comparado a la auténtica leche de mamá, pero no había otra opción. El pelirrojo siempre le hizo el trabajo más difícil, por la inaceptación de Ryū.

Dazai regresaba de un agotador día de trabajo en la mafia. Había enfrentado junto con Chūya a una organización enemiga, pero usó sus guantes protectores para evitar niños Arahabaki. Después de la misión, él y Chūya quedaron en verse en el Bar para platicar un poco, después de todo, ya tenían más de diecisiete años y dentro de unos meses los dieciocho, siendo de la mafia, les permitirían el acceso al lugar.

— Ryū-kun, mira quién llegó.

Avisó el anciano al niño de ya un año y medio.

Los ojitos del bebé azabache se iluminaron. Se levantó del suelo y del tatami, donde jugaba con pequeñas pelotas de tela con esponja, y algunas sonajas. Al mismo tiempo que traía su chupón en su boca.

Al enterarse de la llegada de Dazai, sacó el chupón de su boca, y después de levantarse apresuró el paso hacia el joven de vendaje, abrazando una de sus piernas, mientras recargaba su cabecita en ella. Siempre lo extrañaba mucho. Dazai era su felicidad. Al ser muy joven, jugaba con él y no se aburría, eran como un par de hermanos cuidados por Oda.

— ¡Papi, papi, shí!

Era una algarabía, una verdadera fiesta cuando Dazai llegaba a la casa del anciano por él (por Ryū). Era un amor mutuo, sincero e inigualable de padre e hijo.

Dazai levantó al pequeño en brazos, y besó una de sus mejillas con mucho cariño.

— También estoy feliz de verte, mi Ryū.

Sonreía.

Estiró sus brazos, sujetando a Ryū con sus manos frente a él, para apreciar su hermosa sonrisa, mientras se lamía una de sus manitas en puño.
Accidentalmente tiró una mini calceta.

— ¿No le diste problemas al anciano?

El niño negó con la cabeza.

— Perfecto. Iremos a visitar al abuelito Odasaku. Te quedarás con él un rato. Debo ir con Chūya a atender un asunto más tarde.

Informó. El gesto de Ryū se volvió serio y triste. Sus ojitos se llenaron de lágrimas.

— ¿Mami?

— Sí. ¿Te gustaría que viviera con nosotros?

— Nu. Mami nu. Papi shí.

Se aferró a la camiseta del adolescente, y se recargó en su pecho, dejando sus lágrimas impregnadas.

— ¿Por qué no te gusta Mami Chūya?

— Mami Chū-ya... Nu.

Chūya nunca lo cuidó...
No mostró su interés en él...
Siempre lo alejó...
Jamás estuvo a su lado cuando enfermaba...

Chūya no era un padre y mucho menos madre para él. Ryū siempre miró a Dazai, y es a él a quien le tiene mucho cariño, amor y respeto. Sería difícil que le agradara Chūya cuando a Chūya tampoco le agrada la idea de tener un hijo.

Horas más tarde, en el bar...

Eran demasiadas copas...

Ambos, sobretodo Chūya, se estaba durmiendo.

— Ryū dice que...

— ¿Qué dice el moco...so?

Preguntó recargado en la barra.

— No te quiere, Chūya.

Terminó de pronunciar.

— No me importa.

Hablaban con algo de hipo.

~~~~~~~♥~~~~~~~

Más tarde, en casa de Chūya...

La situación se volvió algo...

— Q-Quiero más... D-Dazai...

Insistía...

[•••]

Sorry, escena no apta para –18 UwU

Okay xd quizás la omita, quizás haya un poco al inicio del otro.. no se sabe...

Improvisando una FamiliaWhere stories live. Discover now