Improvisando una Familia

Aceptación

Dazai y Chūya habían hecho "aquello" bajo los efectos del alcohol, hace algunas semanas. Sin intenciones de convertirse en una pareja, aunque Dazai así lo quisiera por Ryū.

Se encontraban caminando por las calles de la ciudad después de sus clases. Desde luego que tenían planes de divertirse en una zona de videojuegos, pero Dazai en realidad quería que Ryūnosuke los acompañara, e ir a un parque de diversiones en su lugar, o quizás caminar por los lugares turísticos y representativos de Yokohama, por primera vez.

— Chūya. Dejé a Ryū en casa de Odasaku. ¿Vamos por él? Me gustaría que los tres paseáramos como una familia. Seguramente Ryū será muy feliz si eso sucede.

Chūya no estaba muy convencido de esa propuesta. No quería niños, nunca imaginó tener un niño a su edad. Tampoco era como si lo hubiera concebido conscientemente.

— Bien. Si no es muy ruidoso, podemos ir por él y llevarlo a ese parquesito aburrido.

Dazai sonrió.

— Gracias, Chūya.

>>♥<<

Así fue. Traían a un cantarín Ryūnosuke con ellos, muy feliz de haber sido sacado a pasear.

El bebé azabache daba saltitos repentinos, sin dejar de sujetar la mano de su padre, cosa que fastidiaba un poco a Chūya.

— Mocoso, ¿te puedes callar? Me irritas—. Se quejó. Ryū se quedó serio al instante, y se ocultó detrás de las piernas de Dazai, muy apenado.

El castaño lo levantó en brazos y besó una de sus rosadas mejillas con cariño. Ryū derramaba lágrimas de sentimiento. Pocas veces lo regañaban, y eso le dolía. 

— Chūya, no hagas llorar a nuestro bebé. Está chiquito y sólo quiere divertirse.

Defendió. El pelirrojo no podía soportar la tanta atención que recibía el niño de parte del joven de vendaje. Estaba celoso, pero no quería demostrarlo. Se suponía que no existía ningún sentimiento de afecto hacia Dazai, ¿por qué le molestaba tanto no tener su atención y que el niño la tuviera?

— Tienes muy mimado a esa cosa llorona, Dazai. No me gusta que te abrace.

— ¿Estás celoso, Chūya? ¿Ahora vas a aceptarme?—. Preguntó juguetón.

— ¡Nunca! Es sólo que el mocoso es molesto.

— A este "mocoso" le puse nombre y se llama Ryūnosuke. Así que, exijo que lo respetes, Chūya.

— Mami muh malo. Papi, que mami no vaya—. Musitó. Dazai pasó a Ryū a los brazos de Chūya a propósito. Sabía que podían llevarse mejor si tan sólo lo intentaban.

El niño no se sentía cómodo en los brazos del pelirrojo, pese a ser su otro padre. Sentía el rechazo, y quería regresar a los brazos del hombre que siempre estuvo con él. Dazai sólo podía sonreír al ver esa rabieta de los dos.

— Oye, idiota. ¿Por qué hiciste eso?

Chūya luchaba con un inquieto Ryū, que casi lo dejaba sin su camiseta y le tiró el sombrero.

— Es momento en que ustedes dos se lleven bien. Y Ryū, mami Chūya no es malo. Es un buen tipo.

De nuevo, tuvo que cargar al azabache para que Chūya pudiera acomodar su ropa y recoger su sombrero.

— Por favor, Chūya. Acepta a nuestro Ryū. Él también se esforzará por ser un buen hijo. ¿Verdad, Ryū?

— Shi, papi. Mami enton-ches no esh malo?—. Preguntó curioso. El pelirrojo suspiró resignado y volvió a acercar a Dazai para tomar a Ryū en brazos.

— No, Ryū. Sólo soy... Un desafortunado en la vida que no supo valorar lo que el destino me fue dando. Tu existencia no es culpa mía, ni de Dazai. Tampoco es tu culpa. Pero estás aquí y ahora yo... Daré lo mejor de mí para que tú estés bien. Por favor, perdóname...

Derramaba lágrimas. Ryūnosuke lo abrazó siendo tierno con él, a pesar de todo. Si Dazai le había dicho que mami era bueno, entonces así era. Bueno.

— Mami, ¿vividás con papi y con-migo?

Era una respuesta que desde luego Dazai quería escuchar.

— Dazai es un ser detestable y odioso, Ryūnosuke. Pero vas a tener un hermanito y... No pienso cuidarlo yo solo.

— Chūya... ¿E-Eso es verdad?