Capítulo 4 - Cambios que no hacen daño

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Beatriz comenzó a caminar un poco nerviosa y saludó a Wilson, él había quedado impactado al saber que la señora que estaba entrando a Ecomoda se trataba de la mismísima Beatriz Pinzón Solano, Betty entró y se encontró a Aura Maria concentrada en su trabajo y a Freddy entrando después de ella.

Betty: Buenos Días, Aura Maria

Aura Maria: Buenos días, ¿a la orden?

Betty: ¿Don Armando está en su oficina?

Aura Maria: Ya llegó, pero ya le confirmó si se encuentra en presidencia, deme un momentico

El teléfono en la recepción del segundo piso estaba sonando y nadie contestaba, hasta que Sandra decidió contestarlo

Aura Maria: ¿Aló?

Sandra: Hola, Aura maría

Aura Maria: ¿La peliteñida ya llegó?

Sandra: No, aún no ¿Qué pasó?

Aura Maria: ¿Sabes si Don Armando está en presidencia?

Sandra: Si, él está ahí ¿Lo necesitan o algo?

Aura Maria: Si, aquí hay una señorita que lo busca, pero bueno ya la mando, hablamos en el almuerzo, ¡chao! -colgó

-

Aura Maria: Señorita, Don Armando está en su oficina, pase

Betty: Ay Aura Maria, ¿enserio no me reconoce?

Aura Maria: No, ¿Por qué o qué?

Betty: Yo soy Betty... la fea

Aura Maria: ¡AY, BETTY! Si está toda una triplemamita, ¡Wow! ¡Ahora si se va a sacar un galán triplepapito así bien divino! -Betty se rio con su inolvidable risa -

Aura Maria: ¿Y cómo sigue? ¿Se siente bien? Que mire que desde el día que la encontramos en el baño, no nos ha dicho nada, pero recuerde que usted puede contar con nosotras en lo que sea, que nosotras la apoyamos ¿oyó?

Betty: Si, tranqui ya todo está bien, ya me siento mucho mejor. -mintió- Bueno, ¡chao!

Betty entro al ascensor y apenas cerró sus puertas, casi se pone a llorar, se sentía demasiado mal, no tenía ni fuerzas. Se abrieron las puertas nuevamente, y dio pasó a la recepción del segundo piso, ahí estaban Sandra y Mariana enfocadas en su trabajo y a Patricia subiendo por las escaleras de lo tarde que había llegado.

Sandra y Mariana: ¡Buenos Días! -dijeron al ver pasar a Betty

Betty: ¡Buenos días, muchachas! ¿Cómo están?

Sandra y Mariana: Bien, gracias

Patricia: Buenos días, ¿Qué se le ofrece?

Betty: Ah no nada, Patricia, ¿Don armando ya está en su oficina, ¿verdad?

Patricia: Si, está allá, ¿tiene cita o algo?

Betty: No- aunque Patricia la interrumpió antes que pudiera terminar de hablar

Patricia: Espere, esa voz y esa cara se me hacen conocidas - se quedó pensando un rato y después quedó con una cara de sorpresa- No me diga que usted es ¡¿BETTY?!

Betty: Si... la misma -se limitó a decir

Patricia: ¡Ay no! Esto no puede ser. Me morí, me morí, ¿Será que estoy soñando? -Paty se pellizcó el brazo para saber si era una pesadilla lo que estaba pasando, pero para su mala suerte no fue así, a Patricia estaba que le daba un patatús, estaba que se desmayaba de la noticia, pero no fue la única, Sandra y Mariana que estaban escuchando la conversación también habían quedado sorprendidas, se levantaron de sus asientos y fueron a abrazar a Betty, porque aunque fueron dos días que ella no estuvo la habían extrañado mucho.

Mariana: Ay y ¿Cómo está? ¿Cómo sigue? Mire que la extrañamos mucho.

Betty: Ay, tan lindas. Estoy bien, ahí normal.

Sandra: Betty usted está re linda, nos pasa en el almuerzo el nombre del cirujano, no se le olvide

Betty: No se preocupen, ahorita hablamos, ¡chao!

Mientras se acercaba más y más a la presidencia se sentía más nerviosa, tanto así que comenzó a respirar agitadamente, cuando llegó a la puerta respiró profundamente y tocó la puerta, nadie le contestó, así que simplemente abrió la puerta y para su suerte, aún no estaba Armando ahí, quizá estaba en la sala de juntas o en otro lugar.

Pasó casi corriendo a su oficina y cerró la puerta con llave, ahí comenzó a llorar en silencio sin dañar el maquillaje, se sentó en una esquina y vio la bolsa negra llena de los regalos que le había dado Don Armando, verlos hacia qué en vez de llorar, se enojara y recordó nuevamente su objetivo, que no tenía nada que ver con Armando, se limpió las lágrimas, se retocó un poco y abrió la puerta, ahí si estaba Armando, estaba sentado dándole la espalda a la oficina, leyendo unos informes.

Armando: Betty vea, es que necesito que me saque los informes para la reunión con los de Cartage- fue ahí donde Armando se voltio y vio a su linda asistente

Armando se había quedado embobado viendo de pies a cabeza a Betty, le brillaban los ojitos al verla, nunca creyó ver así de hermosa a su asistente- ¿Betty?

Betty: ¿Sí? -Respondió sin ánimos, estaba seria, y ni siquiera se tomó la molestia de mirarlo

Armando: Betty está tan hermosa, estos días de vacaciones le sentaron muy bien, pero bueno, ¿Están listos los informes para la reunión con los de la boutique?

Betty: Ajá -dijo secamente

Armando: Betty, disculpe, pero ¿Se encuentra bien? Es que la noto rara, no sé, como triste

Betty: No doctor, no me pasa nada, ¿Qué me podría estar pasando? - dijo con un tono un poco sarcástico- con permiso

Beatriz entró a su oficina y se sentó en su escritorio, tenía mucho dolor de cabeza, se recostó en sus hombros y respiró profundo. Cuando le bajo un poco el dolor, se levantó y organizó la mesa de la sala de juntas para la reunión, se quedó ahí sentada repasando un poco la información y preparándose para presentarlo, de repente, entró Michel Doinel, y tanto Betty como Michel quedaron sorprendidos al verse de nuevo

Michel: ¡Beatriz! ¿Cómo está? -dijo con su acento francés

Betty: Muy bien, don Michel, ¿Y usted cómo está?

Michel: Bien también, pero ¿sabe algo? Quíteme el Don Michel, diciéndome Michel está bien, no se preocupe

Betty: Ay que pena con usted D... Michel

Ahí Michel le dio un abrazo a Betty, y ella se lo correspondió, para su sorpresa sin que Betty ni Michel se dieran cuenta, Armando estaba viendo y escuchando la conversación, estaba que se moría de los celos y ahí decidió entrar. Betty y Michel apenas vieron a Armando entrar se separaron rápido.

Armando: Perdonen, ¿Interrumpo algo? -pregunto con un tono un poco molesto

Mis Cartas de VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora