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Las pequeñas notas no desaparecieron

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Las pequeñas notas no desaparecieron.

No las recibía a diario, pero al menos aparecía un pequeño sobre blanco en su escritorio a la semana.

Y no lo diría en voz alta, pero comenzaba a disfrutarlas. 

Y a esperarlas. 

En varias ocasiones intentó encontrar el olor de alguien, pero no tuvo éxito. Sólo percibía un suave y delicado rastro, no podía descifrarlo con exactitud. Lo único que sabía es que era floral.

No le había comentado a nadie sobre estas misteriosas notas. Tampoco es como si tuviera a muchos a quienes contarles. Sólo Pichit, pero prefería guardarse eso para sí mismo, al menos por un tiempo.

Le regaló una pequeña sonrisa al sobre blanco que estaba entre sus dedos. Ese día había sido distinto, ya que la recibió a principios de su jornada y no al final, como se había hecho costumbre.

"Sé que va a ser un día complicado, así que,ve al café que está en la esquina y pide lo que quieras, yo invito.

Sólo di tu nombre, ellos entenderán.

¡Éxito en tu junta!

-Tya."

Y ahí estaba él, esperando un café americano grande frente a una barra del pequeño café. Tya no había mentido, sólo tuvo que decirle su nombre al barista rubio que estaba frente a él, quien por cierto sonrió ampliamente.

Yuuri pudo percibir cierta sorpresa en su expresión. ¿Acaso Tya esperaba que no fuera? A decir verdad, también le sorprendía. ¿Lo había llevado hasta ese lugar el buen humor con el que despertó o su curiosidad?

"Aquí tienes, Yuuri" el omega rubio dejó un vaso grande con su nombre escrito "Disfrútalo mucho"

"Gracias, uh,... Chris" leyó el nombre del susodicho en el gafete dorado que colgaba en el delantal; deseaba poder preguntarle la identidad de Tya, claro, suponía que conocía quién era la persona detrás de las notas, pero dudaba que este hablara.

Sin embargo, a pesar de las preguntas que tenía, se dispuso a abandonar el pequeño establecimiento. Y se sorprendió por el delicioso sabor que tenía el café, ¿tenía toques de avellana? No lo sabía, lo único que sabía es que volvería.

¿Cómo es que nunca se había detenido? Llevaba tres años trabajando en la agencia, a una cuadra de ese pequeño lugar y jamás se detuvo.

Justo cuando estaba por abrir la puerta verde olivo, una persona bloqueó la entrada.

"¡Oh! Disculpa Yuuri" Victor, su compañero de trabajo, estaba frente a él, con su característica sonrisa.

"Sí"

Intentó girar a la derecha para hacerse un lado y que este pasara, sin embargo, el ruso frente a él había hecho lo mismo, quedando nuevamente frente a ellos.

Nunca habían estado tan cerca, por lo que Yuuri pudo percibir el olor del alfa. A diferencia de otros alfas, él no apestaba a árbol viejo o a un toque de tabaco.

Se sorprendió al percibir un toque floral. Era suave, no lastimaba la nariz.

Gracias al olor de Victor, pudo recordar su casa en Japón. Su madre tenía unos arbustos en el jardín de su casa que tenían la misma fragancia. De pequeño, adoraba esperar la noche ya que estos sólo desprendían su esencia cuando la Luna se apoderaba del cielo.

"¡Ah, perdona! Parece que estamos bailando" dijo Victor con una risa, mientras retrocedía un par de pasos, saliendo del local para dejarle paso. "Adelante"

Yuuri asintió con la cabeza en su dirección en forma de agradecimiento, y salió del pequeño lugar. Estaba por caminar hacia el gran edificio donde trabajaba cuando escuchó su nombre detrás de él.

"Yuuri" cuando se giró nuevamente Nikiforov estaba frente a él, no tan cerca como antes. Guardó silencio, esperando que el ruso continuará.

No lo había notado antes pero el alfa tenía algunos mechones de cabello más blanquecinos que otros. Esos eran decolorados, ¿no? ¿O eran herencia?

"¿Está... Está rico el café?"

¿Qué? ¿A él que le importaba?

"Uh, sí" frunció el ceño ante la pregunta.

El ruso frente a él asintió la cabeza, sonrió a medias, como lo veía sonreír en la oficina. ¿Eso era un pequeño hoyuelo en su mejilla?

"Me alegro. Ten un bonito día" el ruso comenzó a darse la vuelta para entrar a la pequeña cafetería cuando detuvo sus pasos en seco.

Cuando giró su cuerpo le regaló a Yuuri una gran sonrisa, parecía que sus labios formaban un corazón cada vez que sonreía de esa forma.

Yuuri ya lo había notado. Normalmente sonreía así cuando sus diseños no eran regresados.

"Éxito en tu junta. Todo va a salir bien, ya lo verás."

No supo cuánto tiempo permaneció en silencio. Quizá fueron segundos, pero para él fueron largos, tan largos como para darse cuenta que Victor tenía un pequeño lunar en el cuello y unas ligeras ojeras debajo de esos profundos ojos azules, los cuales se cerraban un poco por la gran sonrisa que le regalaba. Dentro de sí sintió un pequeño brinco en el corazón.

¿Tenía que ir al médico?

Y sin darse cuenta, sonrió un poco.

"Gracias Victor, igualmente. Ten un buen día"

-

Esa tarde, justo antes de irse a su casa, recibió otra pequeña nota.

"Te dije que todo iba a salir bien.

Felicidades, jefe de proyecto Yuri, jeje.

Espero que hayas disfrutado el café.

Y por cierto, tienes una sonrisa hermosa.

Descansa, lo mereces.

-Tya."

"

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