Día 6: Dreamworks

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Este prompt básicamente es un crossover con alguna película de Dreamworks. Yo opté con "Una Ruta Hacia El Dorado". 

Ellos siempre habían estado juntos. Al fin y al cabo, era mucho más fácil sobrevivir si se tenía compañía.

Lovino observó de reojo a su compañero, Antonio, mientras que éste lanzaba los dados. Rogó, suplicó, rezó de que aquellas personas no se percataran de su fechoría. No era la primera vez que realizaban una actividad tan cuestionable como la de hacer trampa, pero la vida en las calles no era fácil y de algún modo, tenían que alimentarse.

Sus ojos no se escaparon de los dados. Tenía que funcionar. No quedaba otra opción más que esa. Si eran descubiertos, no quería imaginarse de lo que les podía pasar. Lovino no quería irse a la cárcel. Las torturas eran más que conocidas por todos y sabía que no iba a poder aguantar aquella horrible condena. Todo dependía de Antonio.

—¡Doble siete! —Alguien gritó.

Antonio sonrió e intentó actuar sorprendido. Miró a Lovino antes de acercarse a reclamar su premio, el cual consistía de un antiguo mapa que al parecer indicaba el lugar donde se hallaba la ciudad de El Dorado, donde todo estaba hecho de oro. Los ojos de Antonio brillaron al sólo imaginarse todas las riquezas que estarían a su alcance.

—¡Venga, Lovino! ¡Vamos a tomar una cerveza para celebrar! —Tomó el mapa de su dueño original y se encaminó hacia su amigo de la infancia.

Sin embargo, apenas había dado dos pasos hacia donde se encontraba Lovino, alguien le obligó a detenerse. Antonio lentamente se dio la vuelta, siempre manteniendo esa brillante sonrisa en su rostro. No quería que los nervios le traicionaran.

—¡Estos dados están diseñados para hacer trampa! —exclamó un hombre de casi dos metros de altura y tez morena.

—Mierda... —murmuró Lovino. Estaban acabados, ya que no tenían un plan de escape. Solamente contaban con que la fortuna estuviera de su lado y era evidente que la misma no lo estaba.

—Oye, hombre. ¿De qué hablas? —Antonio comenzó a dar un par de pasos hacia atrás. Maldecía el hecho de que hubiera tanta gente observando aquel juego de dados.

El hombretón apretó sus puños.

—Devolved el map. Ahora —El hombre planeaba hacer un ejemplo de Antonio y ¿por qué no? De Lovino también. Estaba seguro que ambos habían planeado aquella trampa.

Antonio se deslizó tan pronto como pudo. Los años en la calle le habían enseñado a ser lo más rápido posible o caso contrario, sería hombre muerto. Ahora la experiencia era lo único que podría salvarles.

—¡Corre, Lovino! —Antonio se guardó el mapa en uno de sus bolsillos y huyó tan rápido como sus piernas le permitían.

Lovino suspiró y siguió a su pareja lo más pronto que pudo. No podía creer en el lío en el que estaban metidos. ¿Cómo se iban a zafar del mismo? Si bien no era la primera vez que las cosas no salían como habían planeados, jamás habían sido perseguidos por una horda de gente enojada. No tenía la menor idea de lo que Antonio tenía pensado.

La carrera parecía no tener fin. Tenían que esquivar a otros transeúntes, así como las mercaderías puestas en la calle. Lovino estaba seguro de que no había manera de que pudieran escapar. De todas maneras, pese a su escepticismo, optó por seguir a Antonio.

Llegaron hasta el puerto de la ciudad. Ambos intercambiaron miradas, solamente había una galera y parecía que estaba a punto de zarpar. También se percataron de la bandera que estaba izada en el poste del navío.

—Es nuestra única escapatoria —Antonio pronunció como si fuera una sentencia de muerte.

A Lovino le temblaban las piernas. Jamás había pisado un barco en su vida y ahora estaba contemplando subirse uno.

Antonio, por su lado, miró el mapa una vez más. Tragó saliva y tomó la mano de Lovino.

—¿Confías en mí? —preguntó Antonio, mientras que sus manos se posaban en las mejillas de su novio.

—Sabes que sí, bastardo —le contestó con determinación. A pesar de que las aventuras le aterrorizaban, se sentía seguro estando al lado de su novio.

Antonio le plantó un beso en los labios a Lovino. Estaba decidido, irían al Nuevo Mundo a buscar la ciudad mística de El Dorado. No tenían más posesiones que lo que llevaban puesto, pero ¿acaso no era la misma circunstancia para la gran mayoría de los exploradores?

—Vamos, Lovi. ¡Nos espera una vida nueva! —exclamó antes de jalarle del brazo.

No podía creer lo que estaba a punto de hacer y sin embargo, ahí estaba, siguiéndole una vez más. Estaba con mucho miedo. Pero sabía que su corazón estaba donde fuera que Antonio fuese. Así que, una vez, estaba detrás de él. Su vida no podía ser de otra forma.

¡Gracias por leer!  

Spamano Week 2021Where stories live. Discover now