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•Harry•

Estoy viendo cómo Lucius, el padre de Draco, le está preparando el desayuno.

Ayer Tom le permitió al rubio faltar a clase, para que se pueda recuperar de los golpes, y quise hacerle compañía.

Le pedí la dirección a Neville, y aquí estoy, Lucius me comentó que su hijo todavía duerme, que ayer llegó muy tarde, estaba empapado, a la noche estuvo demasiada fiebre, hace sólo algunas horas se durmió, pero la fiebre no le bajó.

El hombre se alegró mucho al verme, ya que me comentó que su hijo no iría a trabajar hasta que se recuperara, eso significaba que él debería trabajar horas extras, no podría cuidar a Draco, pero ahora yo lo cuidaría.

—Hijo, mi amor, despierta, mira quién vino a verte.— Dijo el hombre entrando a la habitación del rubio con la bandeja del desayuno, ahora que los veo juntos, son muy parecidos, sólo que Draco tiene una expresión infantil y juguetona, el hombre se ve cansado.

La habitación es un desastre, y Draco acostado se veía terrible. Su cara sigue amoratada, pero ahora agreguemos ojeras a la ecuación.

El rubio al escuchar a su padre entreabrio sus ojos y lo observó, se ve cansado también, y adolorido. Luego me observó a mí, le sonreí mientras levantaba una mano para saludarlo, el también sonrió, fue una mueca poco perceptible, pero lo hizo.

El hombre le susurró algo y besó su frente, luego se despidió de mí y se marchó del lugar.

Aunque notaba que él no quería irse, supongo que lo tranquilizaba que yo estuviese aquí.

Me acerqué hasta la cama del rubio, y me senté en la orilla, lo observé detenidamente, es verdaderamente hermoso.

—¿Cómo estás?— Pregunté viendo cómo se sentaba, trató de ocultar las muecas de dolor, falló en el intento.

Me miró, no respondió, simplemente se encogió de hombros, sospecho que algo más le pasó, no solo los golpes y la fiebre, debe haber algo que lo tiene de está manera.

—Estás cayendo, en un agujero negro, tu actitud está cambiando, y eso no tiene nada que ver con los golpes ¿O sí?— Pregunté, a Draco le gusta usar metáforas en todo, me lo dijo, hace semanas.

—Es complicado de explicar.— Susurró, su voz está ronca, como si le ardiese la garganta, y sabes que le arde, por la mueca.— Tan complicado cómo tu secreto.— Volvió a decir mientras señalaba la mano en la que uso mi guante.

Asombrado miré mi mano y luego a él, nunca lo subestimé, yo sé que es muy inteligente, pero me sorprende cada día más.

—¿Cómo sabes?— Pregunté mientras lo miraba. El chico comenzaba a temblar.

—Eres mi amor platónico, desde que salió la primer noticia sobre tí... siempre conseguía cada revista o periódico con la exclusiva tuya, todo lo que haces, eres una gran persona, abriste ese centro de rehabilitación para personas con cáncer...— Lo escucho atentamente, las cosas que dice... hace que mi corazón se acelere con cada palabra.— Pero durante un tiempo no hubo ninguna noticia tuya, nada de nada, y luego apareciste con ese guante, en las fotos ya no eras el mismo, te veías distante, triste.

Nos quedamos en silencio, el no siguió hablando, no debía hacerlo, me dio a entender que ya sabia que no usaba el guante por una moda.

También me dio a entender que no estaba listo para decirme eso que arruina su paz, y está bien, todos tenemos secretos, solo espero que no lo guarde durante mucho tiempo, eso le puede jugar en contra, eso puede dañarlo más.

Universidad HogwartsWhere stories live. Discover now