Capítulo 6

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Luego de que sucediese todo eso con el padre de Alessia regresamos a nuestro apartamento. Cuando ya estábamos dentro del mismo tomé su mano, la miré a los ojos y decidí preguntarle lo que me tenía intrigado.

—Alessia, ¿A qué se refería tú madre sobre los frenos del coche de tú padre? —Alessia se quedó en silencio un par de segundos.

—Al parecer puede que hayan intentado asesinar a mi padre, aún no es certero solo es una estipulación.

—¿Cómo están tan seguras de eso?

—Porqué hace un año sucedió algo similar—No sabía que decir ante lo que me estaba contando Alessia.

—Descuida, no tienes por qué preocuparte sobre esto.

—Está bien, si tú lo dices.

Alessia me miró fijamente a los ojos, acercó su rostro al mío y me besó lentamente.

—¿Acaso estás preocupado por lo que le pueda pasar a mi padre?

—Si, lo estoy porque si le llegase a pasar algo estarías muy triste y yo no quiero eso, yo quiero que siempre estés feliz—Ella me abrazó y dijo a mi oído «Te quiero». Cuando escuché eso tomé sus dos manos la recosté sobre el sofá, comencé a besarla y a desvestirla cuando comenzaron a tocar el timbre muchas veces. Nos detuvimos de inmediato y fuimos a abrir la puerta tras esta se encontraba la madre de Alessia.

—Bienvenida señora Rossi— Eso le dije y ella me miró con desprecio.

—Solo he venido a hablar con mi hija, no con su mascota.

Iba a responder a lo que me había dicho, pero Alessia me detuvo, sostuvo mi mano y me dijo «No le des importancia, yo me encargo de ella» asentí con la cabeza y fui hacia la cocina a preparar tres tazas de café. Alessia y su madre quedaron hablando sentadas en el sofá, podía escuchar algo de su conversación desde la cocina.

—¿A qué has venido madre?

—He venido a llevarte devuelta a nuestra casa

—El trato que hicimos fue qué si yo lograba quedarme en los apartamentos de la universidad no tendría que volver a casa y mucho menos al internado.

—Lo se hija, pero he decidido alejarte de este muchacho.

—¿Papá está de acuerdo con esto?

—Tú padre aún está descansando en el hospital, así que no lo sabe.

—Sabes algo madre, ya no soy la chiquilla de antes que podías manipular, esos días ya acabaron ahora tomo mis propias decisiones y te lo voy a decir así, no volveré, aunque no quieras que esté junto a Andrew no o puedes evitar.

—¿Estás segura de eso?

—Si lo estoy, ¿y tú estás segura de querer ir en contra de la palabra de papá? —La madre de Alessia se quedó en silencio, me observó y miró su reloj, mientras ella hacía eso yo acerqué dos tazas de café a la mesita frente al sofá. La madre de Alessia al notar eso, tomó una de las tazas de café y la volcó en el suelo.

—Disculpa muchacho, volqué mi café sin querer ¿Puedes limpiar aquí?

—Señora le voy a pedir con todo respeto que se vaya, no voy a tolerar que me siga tratando así.

—No eres nadie para estar dándome ordenes, solo eres un pobretón de mier...—Alessia no la dejó terminar tapándole la boca y llevándosela fuera del apartamento, cuando su madre estaba afuera le cerró la puerta en la cara.

—Discúlpame mucho—Eso me dijo muy apenada mientras yo limpiaba el café que su madre había arrojado.

—No tienes por qué disculparte, tu no has hecho nada malo, la única que estuvo herrada aquí fue tu madre.

Me miró con esos hermosos ojos color café, tomé su mano, le di un beso en su frente y antes de irme a mi habitación le dije:

—Alessia, no tienes por qué preocuparte, ahora quiero estar un poco solo, de acuerdo.

—Está bien Andrew.

Me retiré a mi habitación y lo primero que hice fue acostarme en mi cama ya que me encontraba muy cansado, el día fue muy largo, y esta noche de viernes había sido la más agotadora y duradera en la que había estado.

En la madrugada me levanté para ir al baño y logré ver a Alessia en su habitación haciendo una llamada por teléfono y llorando, rápidamente fui a su habitación.

—¿Alessia que sucede?

—Ah, Andrew no es nada, no te preocupes—Mientras me decía eso más y más lagrimas salían de sus ojos.

—¿Cómo pides que no me preocupe en ese estado? ¿Qué fue lo que pasó?

—Andrew ahora no te lo puedo contar, solo necesito un hombro donde descargar mis penas—Al escuchar eso la abracé y ella se largó a llorar, luego de un par de horas se quedó dormida y yo me dormí junto a ella pensando «¿Qué es lo que le pudo haber pasado?»

Ella y YoWhere stories live. Discover now