XLI: La ejecución.

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"La ejecución."





Al día siguiente, me paso todo el día ocupada.

Decidí visitar por la mañana a Prim y Finnick en el hospital del centro de tributos.

Katniss me llevó con ellos y, cuando estaba por ingresar al cuarto donde estaba el vencedor, me encontré con Annie.

‒no sé cómo decírselo‒me informa ella cuando mi amiga se retira, porque le tienen que hacer los últimos retoques antes de la ejecución‒. ¿Cómo le dijiste tú a Gale?

‒nos enteramos al mismo tiempo‒. Respondo, con una sonrisa compasiva. Annie se ve tan nerviosa, que dan ganas de abrazarla‒. Pero puedes decírselo después de la ejecución.

‒había pensado decírselo antes, para que pueda sentir lo mismo que yo, lo mismo que seguramente sientes tú.

‒ ¿Qué cosa?

‒que a pesar de todo lo que Snow nos hizo, podemos salir adelante, ser felices.

‒entonces, entra y díceselo. Sin anestesia, porque si te lo planteas, aunque sea solo un segundo, te vas a arrepentir. ¿Quieres que entre contigo?

‒por favor.

Le tomo de la mano, y entramos. Allí nos espera un Finnick milagrosamente recuperado, sentado en su nueva silla de ruedas, con una sonrisa que es demasiado sospechosa.

‒ ¿te estuvieron suministrando morfina, o algo parecido para el dolor?

‒ ¿Cómo sabes?

‒tienes exactamente la misma sonrisa drogada que ponía mi madre, cuando le dábamos dosis pequeñas de morfina para que se mantuviera despierta, y que ponían los pacientes de la madre de Katniss cuando los tratamientos eran "ambulatorios".

‒la madre de Katniss me dio un jarabe. Dice que va a haber reunión de los vencedores con la presidenta Coin, y que tengo que estar lucido.

Annie ríe de la situación, lo que aumenta la sonrisa bobalicona de Finnick. Los veo y sonrío. Ellos serán muy felices.

»Pero bueno ¿viniste solo a retarme, o porque no podías estar lejos de mí?

‒ninguna de las dos. Vine, porque si no lo sabes, fui una de los que te salvaron la vida, y quería saber cómo estabas. Pero ahora estoy para acompañar a Annie, que te tiene que decir algo.

La cara de confusión de Finnick es para enmarcar, en este momento.

‒ ¿Qué me tienes que decir, amor? ¿Por qué no me lo dijiste antes?

‒porque estoy nerviosa...‒dice ella, y me mira, pidiendo ayuda.

‒ ¿recuerdas a Caelen?

‒ ¡cómo olvidar a ese milagrito! ¿Qué pasa con él?

‒va a tener un compañerito de juegos‒. Digo, y Finnick frunce el ceño.

‒ ¿vas a adoptar? Porque no creo que en una noche ya hayas quedado embarazada y lo sepas.

‒no, Finn‒. Dice Annie‒. Nosotros vamos a aportar al compañerito de Caelen.

Finnick sigue con el ceño fruncido, cuando la mira. De pronto, su cara cambia y su sorpresa se refleja. Su expresión es todo un poema.

‒los dejo, chicos. Felicitaciones. Cuando Coin los llame, les aviso‒. Digo, cuando Finnick toma a Annie de la cintura y, con un grito triunfal, la sienta en sus piernas y luego la besa.

Madge. La historia que nadie conoce...Where stories live. Discover now