Capítulo 1

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Peter mantuvo los ojos cerrados, su cabeza apoyada contra el frío concreto a su espalda, su mente concentrada en averiguar como podría escapar.

No sabía cuanto tiempo llevaba capturado, era confuso debido al encierro de la celda; no sabía quien lo había hecho, pero sabía el propósito.

Sacudió su cabeza y se concentró una vez más en su alrededor, en el zumbido de máquinas, en la charla medica fría e impersonal, en el recorrido de los guardias fuera de la celda, todo eso solo hizo que sus nervios aumentarán. Todo parecía más vivido debido a sus sentidos mejorados, la presión de los grilletes a través de sus muñecas y tobillos, el frío con el que el traje rojo y azul no podía hacer nada, el hambre, la sed, la claridad con la que podía escuchar todo lo que sucedía sin importar el concreto que lo atrapaba.

Al menos ya no había ningún grito, al menos ya no tenía que taparse los oídos tan fuerte que creía sus manos se harían uno con sus orejas.

Peter había sido despojado de su mascara en algún momento, despertando con un horrible dolor de cabeza se descubrió esposado a la pared, las esposas eran de algún material extraño imposible de romper, no sabía si debido a su debilidad física o porque el material había sido creado para contener a alguien mas fuerte que él. Su sentido arácnido estaba en constante alerta, advirtiéndole sobre el peligro casi tangible que lo rodeaba, dejándolo en un estado de constante estrés.

Suponía que estaba en las instalaciones de alguna organización del bajo mundo que experimentaba con mutantes, si conseguía escapar necesitaría buscar ayuda de otros héroes, de SHIELD, también debía asegurarse de que su identidad no fuera revelada, aunque ya no habia nadie a quien pudieran relacionar con él y lastimar.

Peter estaba solo desde Gwen. No tenía a nadie más allá fuera que lo echara de menos, su tía May, su única familia, también había fallecido. Había alejado a Mary Jane y a sus otros pocos amigos hacia mucho por el miedo de algún día ponerlos en peligro.

Soportó el nudo en su garganta, dándose cuenta de que nadie lo buscaría. Nadie se preocuparía por un héroe novato más de Nueva York, nadie debía estar buscando a Peter Parker tampoco, un ex estudiante universitario cualquiera con grandes deudas. Pensarían en suicidio si la policía investigara su vida, un chico sin familia, sin amigos, sin nada… solo.

Era probable que nadie se hubiera dado cuenta de su situación, así de insignificante era.

Una botella y un pequeño paquete fueron lanzados dentro de la celda cuando una pequeña puerta de metal deslizante se abrió cerca del suelo. Cada cierto tiempo los lanzaban, el miedo a que contuviera otra droga le impedía tomarlos.

Peter había estado patrullando, salvando a una chica de un robo cuando le dispararon y drogaron.

Se preguntaba con miedo y enojo cuando vendrían por él, cuando decidirían que era hora de estudiar su cuerpo, cuando comenzaría la tortura. Planeaba escapar, aprovechar cualquier mínima oportunidad para pelear.

Levantó la cabeza cuando una alarma comenzó a sonar, la repentina movilización de hombres en los pasillos lo hizo prestar mayor atención, una ronda de gritos y disparos se apoderaron del lugar en poco tiempo. Los gritos, pasos precipitados, las detonaciones de armas continuaron lo que pareció una eternidad, pero en algún momento un extraño silencio se hizo presente bajo la ruidosa alarma.

Después de varios minutos la alarma fue desactivada, no paso mucho tiempo antes de que Peter escuchará pasos fuera de la celda junto al tintineo de metal y un suave silbido. Frente a la cuadrada reja superior de la puerta había un hombre, confundido vio como la celda era abierta.

De inmediato reconoció el traje, reconoció al mercenario de rojo y negro, fuertemente armado con un par de katanas a la espalda, que en una mano sostenía una pistola. Sin poder creerlo, Peter lo miró sin parpadear, movió su cuerpo en un intento de acercarse y el ruido de cadenas resonó en la celda.

Un sentimiento realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora