ELECTRA HALE tiene una sed de venganza, una dulce, una que quemará todo a su paso.
Si se ha permitido enamorar, pero, ¿Qué pasará cuando su enamorado pueda interferir en sus planes?
En donde Scott McCall se enamora de Electra Hale, sin saber que e...
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Estaba algo nerviosa. Si Peter había comprendido mi mensaje, sabría que nos encontraríamos en el bosque.
Mi padre no era idiota, sabía que no podía admitir mi verdadero nombre, ni nuestra relación.
Al día siguiente, cuando el sol alumbró el pentagrama en el suelo de mi cuarto, supe que era hora.
Cubrí el pentagrama con la alfombra, limpiando la sal y las velas ya derretidas.
Un simple ritual que acababa con el primer rayo de sol. Un ritual que me ayudaría a equilibrar mi alma ante la acción que cometí ayer.
Mis dones eran poderosos, por así decirlo, no solo era una médium, sino que, una gran parte de mí estaba atada al otro lado de la línea de la vida.
Al terminar aquello, me apresuré a vestirme.
Kael se encontraba detrás de mí cuando abotoné mi falda.
—Creo que tenes que llamarlos, ahora.
Asentí en silencio.
—Tenes razón. Así que también tengo que empezar con la segunda fase.
Kael formó una sonrisa algo diabólica en sus labios.
—Me repugna el tener que convertirme en su amiga.
La segunda fase era simple, debía comenzar mi acercamiento con la manada, pero aún más, a Allison, hasta que ella tuviera la suficiente confianza como para permitirme el ingreso a su casa. Y también, lo último, y más importante, llamar a mis amigos, quienes comenzarían a ayudarme.
—Ya sé, pero es lo que necesitas.
El castaño camino a mi alrededor mientras colocaba el brillo labial en mis labios.
—Allison tiene tus cabellos. . . Es parecida a tu mamá.
Rodé los ojos, harta de oír sobre ella.
—¿Has pensado en la opción de que algo podría pasar en nuestra estadía aquí?
Lo miré, frunciendo el ceño.
—Este pueblo es un faro de lo sobrenatural, Electra. Brujas, hombres lobo. . . Banshes. ¿Y si pasa algo?
—¿Qué podría pasar? —me encogí de hombros, tomando el bolso— no pienses en eso, boludo —me acerqué y le sonreí— son boludeces que pensas cuando estás nervioso, tranquilo.
