La parte que nadie cuenta

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Eras ajeno y a la vez intentas
acercarte, me impresiona.

Incluso yo me habría tardado
mucho más tiempo en notar aquello, que estaba bien no estar bien

Que no necesitabas ser lo que todo el mundo siempre dijo que eras,
me sentí halagada.

De ser la primera persona a quien
preguntaras lo que era la vida
detrás de las misiones Gaara.

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-Yuki está ayudando en el hospital todo lo que puede- comenté- Y supe que tus hermanos junto a Nomi están ayudando en el invernadero.

Sabía que iba a encontrar al pelirrojo allí arriba, según Baki, apenas se paseaba, pero sería mi enfermero por un día, con todos ocupados y sin ganas de dejarme sola, pensó que mantener a los raritos juntos sería una buena forma de deshacerse de sus problemas por un día.

>>Así que ponte de pie, vienes conmigo hoy- aseguré con actitud, se levantó asintiendo- Almorzaremos después de ir al mercado.

Era más callado que antes, pero cuando hablaba, era suave, tranquilo, curioso pero no desacertado.

-¿Ya no te duele?- preguntó observando la venda, Baki me había obligado a usar tops hasta que volviera a entrenar, según él, porque no iba a permitirse que yo volviera a llevar la misma venda dos días.

Y no me molestó ceder.

-Solo cuando la toco- amable, recibió la cesta de mis manos y caminó a mi lado, no me adelantó en ningun momento, siempre tranquilo- Seguro que vuelvo más fuerte que nunca.

Con una pequeña risa distendimos el ambiente, se atrevió a chocar su hombro con el mío, sentí que sus ojos brillaban como nunca lo habían hecho antes, o quizá fue la luz del amanecer la que lo hizo ver así, pero ese día, parecía menos molesto que de costumbre, más liberado.

>>¿Estás bien con ir al mercado?.

Asintió, luego, negó un par de veces, rompí el ambiente.

-No le agrado a las personas... Pero no puedo ocultarme para siempre.

Sonriendo, sintiendo que algo era diferente, me mantuve alejada tanto tiempo, que había olvidado sus similitudes, todos tienen miedo de algo.

Tomé su mano cuando salimos a la calle, asegurándome de que llevase la cesta en la otra, era bastante grande, lo suficiente para comprar lo que necesitaba.

Aprender a ser una adulta responsable era rutina.

-Vale, si yo te llevo no pasará nada, solo no te vayas a perder- de su mano terminé por envolver nuestros brazos, guiandole como un caballero llevaría a una dama noble- Y aprende bien porque vas a tener que comprar solo algún día.

Eso, no era tan cierto como quería creer, él no estaba solo, y era hijo del kazekage, todos los sirvientes que tenía su padre servían a sus hijos también.

A pesar de que no había una brecha entre nosotros en ese momento, si la existía, siempre lo haría, porque Gaara era el hijo de un Kazekage y yo la chica perdida, la única razón de haber sido elegidos para trabajar con ellos era eso mismo, nosotros eramos desechables, pero los habilidosos hijos de un Kazekage no lo eran.

No eres un heroeWhere stories live. Discover now