En el décimo-octavo cumpleaños de Katherine Bach, su hermana mayor y persona favorita: Tina, decide suicidarse repentinamente, tras una misteriosa llamada.
Transcurre un año y Katherine continúa sin lograr superar esta dolorosa pérdida. Pero... ¿qu...
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—¿Katherine? —la voz de Karen me trajo de vuelta a la realidad—. Te has quedado varios minutos observando la foto... ¿Acaso conocías a Nina?
—Oh no... solo... me asombré, es verdad que nos parecemos bastante —contesté nerviosa. ¿Por qué mi hermana era conocida con otro nombre en su centro de trabajo?
—¿Ves? Si se asemejan también en el carácter sería perfecto, la ausencia de Nina se siente muchísimo. Era el alma de este lugar —definitivamente las características que daba Karen eran típicas de mi hermana, pero por qué modificó su identidad era lo que no comprendía. Sí, porque tenía bastante claro que fue ella la que decidió cambiarse el nombre...
—¿Qué lees? —preguntó mi hermana entrando a mi habitación cuando yo tenía catorce años.
—"Origen y significado de nombres y apellidos" —respondí mostrándole el libro que tenía en mis manos.
—Los jóvenes de hoy no saben lo que es literatura —comentó con tono dramática.
—Habló la prehistórica —dije y me lanzó una almohada.
—¿Qué haces leyendo eso? —preguntó—. Pensé que esos libros solo lo leían las embarazadas para ponerle nombres a sus futuros hijos y los escritores al no saber cómo llamar a sus personajes. Así que: ¿estás embarazada o descubriste que te gusta la escritura?
—Ninguna de las dos, simplemente estoy aburrida... ¿Sabes?, tu nombre significa: "el resplandor de la estirpe noble".
—¡Ja! Soy de la nobleza —alzó su frente con orgullo.
—También dice que eres egocéntrica...
—Está mal ese libro, pero si es verdad le echamos la culpa a mamá que fue la que me llamó así. ¿Sabes que tina es lo mismo que "bañera" en muchas regiones? —dijo y me reí—. Me gustaría llamarme Nina, se escucha más bonito y no me recuerda a que tengo que bañarme cada vez que lo dicen.
Sonreí al recordar sus locas ocurrencias y me dirigí a la cafetería más cercana dentro del centro, pues mi hambre empezaba a pronunciarse. Llegué y me senté en la barra tratando de asimilar todo lo acontecido. No tuve mucha suerte en esto ya que una chica tropezó cerca de mí y derramó accidentalmente su bebida en mi blusa.
Se disculpó múltiples veces y fui al baño para lavar mi ropa. No había nadie más al entrar, así que me quité la blusa con confianza y abrí el grifo, el cual salpicó agua por todos lados. Mientras limpiaba la parte sucia de mi vestimenta, miré un segundo al espejo frente a mi cabeza y observé que detrás de mí había alguien. Me giré rápido e instintivamente cubrí con los brazos mi sostén, y pude percatarme de quién era el chico frente a mí.
—Vaya vaya, pero si es la Claustrofóbica —dijo el muchacho con quien me quedé atrapada en el ascensor, mostrando una ligera sonrisa sobre su expresión fría.
