En el décimo-octavo cumpleaños de Katherine Bach, su hermana mayor y persona favorita: Tina, decide suicidarse repentinamente, tras una misteriosa llamada.
Transcurre un año y Katherine continúa sin lograr superar esta dolorosa pérdida. Pero... ¿qu...
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Comencé a contarle a mi mejor amiga todo lo que ocurrió desde que encontré la carta de Sam en el librero de mi hermana y las sospechas que esto despertó en mí. Sabía que podía confiar en Caroline, además, necesitaba hacerlo; estaba muy cansada de tener que cargar sola con ese peso, sin exteriorizarlo, sin apoyo. Había callado tanto, que sentía que me ahogaría al reservar para mí esos misterios y secretos que no parecían tener punto final.
Ella escuchó con especial atención cada palabra que pronuncié, analizando al detalle toda la situación.
—Parece increíble lo que me dices —comentó perpleja.
—¿Crees que estoy loca, no? —suspiré—. ¿Piensas como mi madre que me invento toda esta historia de crímenes porque es mi manera de lidiar con el suicidio de Tina?
—No, por supuesto que no, creo en ti, solo que todo esto es tan... No encuentro el adjetivo correcto.
—¿Complicado, impactante, loco, difícil de comprender?
—Sí, es todo eso a la vez... ¿En serio no puedes hablar con Helen o Alfred para que te apoyen con este tema o al menos te permitan involucrar a la policía? Son tus padres y sufren también por la muerte de tu hermana, tal vez si les explicas todo te entiendan —sugirió.
—Carol, si les digo a ellos una sola palabra acerca de este asunto otra vez, probablemente se convenzan de internarme en un psiquiátrico y de esta forma, nunca podré descubrir la verdad sobre lo que ocurrió con Tina —expliqué.
—Entiendo... Pero me preocupa mucho que te enfrentes a esto tú sola. Ese tal Asher dijo que estabas en peligro y por lo que me has contado, él hasta el momento no te ha dicho nada que no sea verdad. Además, está ese paquete siniestro que te envió la persona que se encuentra detrás de toda esta historia, ¿crees que sea el mismo que te persiguió por el bosque aquella vez? —Caroline era una de las pocas personas que conocían los pequeños detalles que recordaba sobre aquel suceso a mis cinco años.
—Si no es la misma persona, es alguien que está relacionada con esta de alguna forma, la melodía en el MP3 no fue una coincidencia... —expuse—. Lo que no entiendo es el motivo de todo lo que ha ocurrido... pero voy a descubrirlo. Sé que estoy en peligro, Carol, pero tengo que hallar la verdad.
—¿Y qué piensas hacer ahora? ¿Cuál es tu plan más inmediato?
—Necesito continuar indagando, pero requiero de más datos... Ya revisé completamente la página que correspondía a mi hermana en el registro de empleados de la empresa; busqué en cada parte de su habitación; prácticamente interrogué a una de sus compañeras de trabajo y no tengo ninguna nueva pista que me indique por dónde seguir investigando —respondí y ella se quedó pensando unos segundos.
—¿Y si buscas esas pistas sin tener que basarte en Tina? —propuso.
