Capítulo 3

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Verde, blanco y marrón, la gama de colores que aparecía ante mis ojos; la danza constante de las hojas y el viento que bailando como dos apasionados amantes revolvían el paisaje con todo sus colores, fuertes, claros, opacos, brillantes.

Los sonidos eran extraños para mí, pájaros cantando, ramas rompiéndose bajo el peso de nuestros pies, gruñidos de animales diminutos que corrían de un lado a otro, aleteos y un único sonido familiar, las voces de mis compañeros y el sonido de mi propia voz.

El transcurso largo y tedioso nos hizo callar, nadie decía absolutamente nada por el temor de la respuesta que nos fuera a otorgar el bosque, allí, a la mitad de la nada en un lugar rodeada de pinos, abetos y una innumerable cantidad de ejemplares de los cuales no conocía el nombre, me sentía una intrusa pequeña y vulnerable. Como un parasito en un cuerpo ajeno, aprovechándose de su anfitrión. Solo que hasta ahora, aún no me aprovechaba de nada de aquello.

El atardecer llegó junto con más nieve, la temperatura empezó a bajar rápidamente y todos nosotros nos detuvimos entre los árboles para armar el campamento antes de que cayera la noche. Levantamos dos tiendas de campaña grandes las cuales nos permitirían dormir cómodamente y sin pasar demasiado frio.

Una vez que el campamento estuvo instalado, todos nos reunimos entorno a una fogata que Beca estaba encendiendo, me senté entre Lauren y Becky quienes estaban bien arrebujadas entre sus chamarras para nieve. Los copos blancos no terminaban de caer y habían estado haciéndolo durante todo el día así que cada vez resultaba más difícil caminar y los senderos varias veces se veían totalmente bloqueados haciéndonos cambiar de ruta por un tramo para así seguir el camino otra vez, afortunadamente Beca conocía el lugar bastante bien, así que no nos perdimos en ningún momento.

-Quiero un panque de zanahoria –dije recordando aquel delicioso pan y el café tan caliente que me había tomado el día anterior, como extrañaba el calor, como extrañaba mi playa.

-No tenemos panques de zanahoria –declaró Beca logrando prenderle una llama a la fogata- tenemos barras energéticas, tiras de carne, agua que seguramente ya es hielo y chocolate –hizo una pausa- frio.

Hice una mueca y miré de Becky a Lauren quienes me devolvieron la cara, al parecer estábamos de acuerdo en que nuestra instructora se había convertido en una amargada.

-Se le ha congelado el corazón –murmuró Lauren tiritando, Becky y yo nos reímos lo más enérgicamente que el frio nos lo permitió, nuestros corazones se congelaban también, solo que de otra manera.

-¡Wo! –Gritó Thomas sacando de su mochila una botella transparente con un líquido del mismo color dentro- miren que acabo de encontrarme –los chicos se amontonaron alrededor y empezaron a pelearse por la botella.

-¿Qué traen ahí? –preguntó Beca dándose la vuelta para encontrase con una bola de cuatro chicos rodando por el suelo peleándose por una botella.

Beca nos miró con un gesto de pregunta en el semblante y se cruzó de brazos- Vodka –respondió Becky rodando los ojos y frotándose los brazos, ella se acercó un poco al fuego y Lauren y yo la imitamos sabiendo que esa era la mejor idea del mundo.

-¡Chicos! –Gritó nuestra guía caminando hacia donde ellos seguían debatiendo- denme eso, está prohibido entrar al parque con alcohol  -la botella salió rodando y Beca fue más rápida que los otros, la tomo entre sus manos y la levantó en el aire mostrándosela a los chicos que ahora jadeaban en el suelo mirando su trofeo robado- Thomas, Sean, preparen el chocolate caliente, Dominic, Marlon ustedes vayan a sentarse allá –señalo en la dirección en donde estábamos. Los chicos obedecieron mansamente como si fueran cachorritos regañados.

InviernoWhere stories live. Discover now