(Mientras tanto...)
Sybilla y los jóvenes dragones habían llegado a una pequeña ciudad de dragones al este de donde estaba el valle de Avalar. La ciudad sin duda era Warfang, pero no la que conocían: las grandes murallas y varias edificaciones eran aún muy pequeñas y no tenían los famosos diseños que eran obra de los topos arquitectos, era más antigua.
"Se siente extraño estar aquí y que no sea como uno lo recuerda..." mencionó Aurora.
"¿Cómo es la ciudad en su época?" le preguntó Sam en susurro, para que Sybilla no los escuchara.
"Los topos la hicieron más dorada y más grande. Pero podrás verla cuando regresemos"
"¿Dijeron algo?" preguntó Sybilla al escucharlos.
"No nada..." le excusó Drago, "Sam está solo preguntándole a mi hermana si aceptará salir con él"
"¡Drago!" gritaron Sam y Aurora al unísono, poniéndose colorados. De tanto que Aurora había molestado a Drago con su relación con Nina, era el momento de cambiar tornas.
"Eso no fue nada decente, Drago" le dijo Nina.
"Naaa... es una broma, ¿a que sí?" le preguntó Ash.
"Por supuesto" se disculpó Drago.
"Dejemos tonterías para después chicos" interrumpió Rayla. Luego, se volvió hacia Sybilla, "¿Cómo podemos ayudar, Sybilla?"
"¡Sybilla!" gritó una voz.
Los jóvenes dragones se volvieron. Justo entonces, ha los dos hermanos se le hizo un nudo la garganta: una dragona de hielo se acercaba a ellos, y era muy parecida a su madre. Además, llevaba el mismo colgante con la gema de hielo que Aurora llevaba. La habían visto solo una vez, en el salón de estatuas del congelador de Dante: era su abuela, Eira.
"¡Gusto en verte de nuevo, amiga!" le saludó Sybilla, "¿Dónde está Cynthia?
"Organizando a todos para..." respondió ella, pero su mirada cayó sobre los jóvenes dragones y el colgante que tenía Aurora, "Pero, ¿Quiénes son vosotros, jóvenes?"
Cada uno tuvo que presentarse. Afortunadamente, Eira había fallecido mucho antes de que nacieran los Skylanders (y Sybilla un par de años antes), por lo que no sabía nada sobre ellos. Sin embargo, sus ojos celestes recayeron en el colgante de hielo de Aurora.
"Dime... ¿Aurora, verdad?" preguntó Eira, "Veo que tu también tienes una gema especial"
"Er... era de mi abuela" le respondió ella, sin decir nada más.
"Curioso, el mío también era de mi abuela" luego se acercó y tocó la gema, "Vaya, es curioso que dos gemas así existan. Por cierto, ¿sabes que esta gema te puede brindar una protección especial?"
"¿Qué clase de protección?"
"No quiero decírtelo y arruinarte la sorpresa, pero digamos que cuando un dragón de hielo supera sus límites, incluso más allá de estos, la gema reacciona y te enviste de nuevos poderes"
"Esa historia nos contaban nuestros abuelos, Eira" se rió Sybilla, "Pero yo también estoy intrigada si son verdad o no. En fin, vamos a ver a Cynthia, se hace tarde"
Todos llegaron a una pequeña casa. El interior era caliente, iluminado y algo acogedor, no obstante, el lugar casi no tenía nada de decorativo y casi estaba vacío. La iluminación y el calor provenían de dos fogatas ubicadas en la entrada y otras tres alrededor de la habitación redonda. En el suelo, había varias canastas con paja y mantas en donde descansaban huevos de colores (Rojos, celestes, verdes, amarillos. Por desgracia, no había ningún huevo negro o blanco). Algo que hacía recordar a la pascua. Haciendo arreglos y cuidándolos, estaba una dragona negra como Cynder, pero un poco más alegre pues estaba cantando una canción como si los huevos le escucharas.
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La Leyenda de Spyro, La Última Guerra
FanfictionTodo parecía haber terminado... pero eso solo era el principio del final. Spyro, sus amigos y familia deberán hacer frente a una última guerra contra el maestro oscuro, quien necesita energía de emociones negativas para recuperar su cuerpo, ¿tendrán...