Capítulo 36: ¿Victoria o derrota?

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(Minutos antes, en el exterior...)

Thorr y Ray, junto a dragones y topos que habían venido a auxiliarlos y llevar a los jóvenes dragones y a Cynder y Edel, estaban dudando si fue buena idea que Spyro y Jhonny hubieran ido solos a la confrontación final.

"Tú también lo has percibido, ¿verdad Ray?" preguntó Thorr.

"Sí, un mal presentimiento..." respondió Ray.

De repente, percibieron algo que temían: un choque de poderes y la desaparición de dos energías de maná: oscuridad y... fuego. Por un momento, nadie pudo decir nada, pero a eso se le siguió un terremoto de magnitudes impensables.

"¡¿Qué está pasando?!" preguntó en un grito Ray.

"¡El núcleo...!" respondió Thorr, "¡Han perturbado el núcleo!"

A su alrededor, empezaba a mostrarse calor sin igual, lava borbotear por todas partes y pedazos de tierra empezaba a desprenderse por doquier. Y luego... una ola de maná de Ether se percibió, extendiéndose por todo el campo de batalla, las ciudades, bosques y el mundo entero. Al instante, todo se congeló.

"Esto es..." dijo Flame, en la ciudad, percatándose de ello.

Y después... todo estaba regresando a como era antes, como en reversa. Y no solo todo era como antes, si no que más que antes: las islas flotantes también estaban siendo atraídas por esa inmensa ola de energía. Todo estaba regresando como era incluso antes de la primera guerra oscura, quedando el planeta como una esfera redonda perfecta. Lo único que aún flotaba era el templo y los terrenos adyacentes a este

"Spyro..." musitó Cyril, en el congelador de Dante.

"Lo ha vuelto a hacer..." comentó Terrador en Skycity, la cual también estaba descendiendo al suelo.

(De vuelta, en el campo de batalla...)

Del agujero que había abierto Malefor en la tierra, una luz púrpura empezaba a ascender. Thorr y Ray reconocieron su maná. Cuando esa luz cayó en la tierra, se apagó, revelando a Spyro.

"Spyro..." le dijo Ray al aterrizar, "Lo sabía... sentí tu maná en el aire... ¿Espera, donde está...?"

Ray buscó por todas partes, pero como temía, no logró encontrar rastro de su compañero guardián. Spyro por su parte, solo ensombreció la mirada, lamentándose por lo ocurrido.

"Lo siento..."

(Horas después, en el templo...)

Cynder y Edel acababan de despertar en la cámara de los cristales del templo. A su alrededor, los jóvenes dragones estaban aún dormidos pues habían agotado casi todo su maná en la lucha.

"Será mejor que no los despertemos" sugirió Edel.

"Es cierto, necesitan descansar" le apoyó Cynder, "Vamos, tenemos que encontrar a los demás"

Saliendo cuidadosamente, atravesaron el vestíbulo. Al pasar por el balcón, Cynder echó una ojeada para ver el exterior y dio un grito ahogado. Edel, con curiosidad, también le dio un vistazo:

En primer lugar, los campos estaban más verdes que nunca, como si acabara de llegar el verano: con un cielo azul profundo y despejado. El aire que soplaba dulcemente sobre sus rostros era delicioso, como si nunca se hubiera quemado nada jamás. Desde lejos, se podía ver que los bosques tenían hojas tupidas, pero cada hoja atisbaba el color dorado, amarillo pálido, púrpura o rojo reluciente de frutos nunca antes vistos. En el valle de Avalar, a lo lejos, se podía ver las aguas y las cascadas que reflejaban la luz del brillante sol.

Sin embargo, solo lo que era natural era lo que esta bien: la ciudad de Warfang, estaba ligeramente destruida. Los muros estaban agrietados y el del lado sur había sido derrumbado. Algunas torres también habían caído y se podía ver topos tratando de reconstruirlas. Las casas parecían un poco dañadas, pero no tenían mayor problema. A excepción de los heridos y caídos en combate, los dragones de la ciudad parecían bien.

"¡Edel! ¡Cynder!" les interrumpió una voz. Ambas dragonas se encontraron Ray.

"Ray, ¿hemos ganado?" preguntó Edel, "¿Dónde están los demás?"

Ray trató de hablar, pero sabía que Edel estaría bastante dolorida por lo que pasó. Aún así, debía tratar de decir algo:

"Ganamos y perdimos a la vez" explicó Ray, "Vamos, nos esperan en el salón central"

Cynder y Edel se miraron la una con la otra: no parecía una buena señal. No obstante, acompañaron a Ray al salón principal, donde estaban esperándolos Flame, Ember, Thorr y Spyro. Este último parecía muy apenado, incluso cuando Cynder se le acercó.

"Spyro, ¿estás bien?" le preguntó, "¿Qué sucedió?"

"Chicos..." interrumpió Edel, "¿Dónde está Jhonny?"

Se hizo silencio. Nadie dijo nada por unos minutos. Edel buscó respuesta en cada uno, y notó el aspecto de tristeza que mostraba Spyro.

"Lo siento, Edel..." le dijo.

Fue entonces que el corazón de Edel se destrozó. Aunque no se le había explicado la situación completa, ella ya comenzaba a llorar. Luego, se atrevió a preguntar lo sucedido, cosa que Spyro tuvo relatar, incluyendo lo que dijo Jhonny sobre perdonarlo.

(Minutos después...)

Cuando los jóvenes dragones se despertaron, las noticias de su victoria les esperanzaron. Pero cuando les llegó el turno a Drago y Aurora, quedaron tan destrozados por la muerte de su padre como su madre. Sam trató de calmar a Aurora.

"Sé lo que se siente..." dijo él, "También me dolió cuando mi madre murió"

Aurora solo se quedó al lado de Sam mientras aún lloraba. Por su parte, Drago estaba enfadado y triste a la vez. Nina intentó calmarle. Spyro, quien estuvo allí y veía a los dos jóvenes dragones que acababan de perder un ser querido, le dolía el corazón: estaba con Jhonny y no pudo detenerlo, ¿por qué tuvo que hacer ello?

Sin embargo, entre todo el lamento sobre la pérdida de un miembro de familia y un compañero, la gema del centro se abrió como flor y se proyecto la imagen del cronista Ignitus. Viendo un rayo de esperanza, Drago se atrevió a preguntar:

"Señor Ignitus... ¿puede traer a mi padre de vuelta?"

"Sé lo que se siente la pérdida Drago..." le contestó Ignitus, "Y ciertamente la era de Malefor finalmente acabó: ha comenzado una nueva de paz. Sin embargo, aunque quisiera nombrar un nuevo sucesor, no puedo nombrar a tu padre"

Los demás se acercaron escuchando las palabras de Ignitus. Edel se calló, y solo observó todo lo que pasaba.

"Pero, ¿es que Jhonny no es digno?" preguntó Spyro.

"Ciertamente, ha demostrado que es un excelente guardián" comentó Ignitus, "Ha progresado desde que llegó al reino de los dragones, y ha demostrado ser un fiel amigo. Sin duda es digno, el motivo es que su alma no está en el más allá"

Todos se quedaron sin habla. Edel entonces, preguntó:

"El es mitad humano..." dijo, "¿Estará en el más allá de su mundo?"

"No es posible" respondió Ignitus, "La convergencia se cerró hace días, lo que quiere decir que no hay forma de que el alma regresara a su mundo. Creo que veo un rayo de esperanza de que aún esté vivo"

"Pero, ¿Dónde?" preguntó Aurora.

"Jovencita, a veces la respuesta está al otro lado de la puerta..."

Luego, la imagen de Ignitus desapareció. Y, justo entonces, la puerta del salón se abrió de par en par.

La Leyenda de Spyro, La Última GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora