Dos

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Iba con un pequeño y viejo paragüas mientras las grandes gotas de agua me daban de pleno en el rostro

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Iba con un pequeño y viejo paragüas mientras las grandes gotas de agua me daban de pleno en el rostro. Era uno de los días más lluviosos del año, y yo tenía que llegar al instituto antes de que el pequeño paragüas se rompiera.

Cuando me quedaba solo una calle para llegar al instituto, un fuerte viento se me vino encima, haciéndome tambalear.

- Voy ha poder llegar al instituto, no me voy ha rendir - dije mientras intentaba avanzar.

Y como si fuese una llamada del destino, una estúpida roca se interpuso en mi camino.

Antes de que pudiese verla, la roca se enganchó perfectamente en mi zapatilla y me caí de espaldas.

¿Por qué todo me pasaba a mí?

Cuando ya estaba pensando en como de dolorosa sería la caída, unos brazos fuertes me sostenieron.

Yo giré la cabeza sobresaltada y se me heló la sangre.

Era el chico más guapo que había visto en toda mi vida.

Sus rizos castaños le caían en su rostro y sus ojos color miel me miraban preocupados.

No se si fue por la caída o porque le estaba mirando cómo una vaca embobada, pero el me dijo:

- ¿Estás bien?

Esa frase me hizo salir de mi ensoñación y me apresure en disculparme con ese chico guapo.

- Oh, lo... lo siento muchí... muchísimo - le dije tartamudeando - que torpe soy, lo siento.
- No, no te preocupes, el viento esta muy fuerte y te habrá hecho tropezar, a todo el mundo le puede pasar.
- Oh, emm... gracias por "salvarme".
- No ha sido nada, has tenido suerte de que te haya cogido guapa. - me dijo sonriendo dulcemente.

Me puse roja como un tomate, pero aunque no quisiera que este momento pasase, si no llegaba al instituto a tiempo me la iba a cargar, así que le dije:

- Lo siento, pero tengo que irme al instituto.
- Oh bien - dijo soltandome - espero verte pronto guapa.

Yo roja como un tomate y empapada por la lluvia me dirigí a el instituto.

♡♡♡

Cuando me senté en mi sitio de clase, Dylan me dijo:

- Niña, ¿Porque estas tan mojada? Pareces un panda mojado.
- Oye, tampoco estoy tan gorda.

Los dos nos reímos ha carcajadas.

- Lo siento niña, no era mi intención ofenderle- me contestó Dylan picaramente.

Yo le saqué la lengua.

Justo en ese momento un chico guapísimo se nos acercó.

- Hola guapa - me saludo el chico.

Yo me sonroje y Dylan arqueó las cejas.

- Ya nos conocemos ¿verdad guapa? Me llamo Adam, no me dio tiempo ha decírtelo antes, soy nuevo.

A mí se me heló la sangre.

Era él.

Mi chico perfecto.





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