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Shoto abrió los ojos desmesuradamente, no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando.

Agarró con fuerza desmedida el brazo de su hermana exigiendo más explicaciones, no procesaba que ya todo estaba dicho.

—¡La libreta! ¡La maldita libreta¡ ¿!Estás segura que la encontraste fuera de los malditos muros!? —gritó con voz grave mientras apretaba aún más la pálida piel de Ochako.

—S-shoto ¡Me lastimas! ¡Ya suéltame por favor! —imploraba la muchacha con las lágrimas desbordándose de sus ojos.

—¡Me importa una mierda! ¡Realmente no sirves para nada maldita perra gorda! —ante esas palabras su hermana sí comenzó a llorar.

Las críticas verbales a su físico la lastimaban más que la presión en su brazo que comenzaba a enrojecerse. Comer estaba en su naturaleza, no podía evitarlo.

—Esta libreta, esta maldita libreta —dijo tomándola y acercándola varias veces a la cara de la castaña —es la libretita de nuestro puto hermanito.

Aquel rostro redondo que siempre mostraba una reluciente sonrisa feliz enmarcada por unos suaves cabellos marrones ahora estaba ensombrecido. Había sentenciado al pequeño Izuku sin siquiera ser consciente.

Podía sentir cómo la culpa se fundía dentro de su pecho. Ella no había compartido nada con su hermanito, no lo conocía, nisiquiera sabía de sus gustos o aficiones. Ella se mantenía alejada, temía a su maquiavélico​ padre y al obsesivo de Shoto. Con ellos cerca, nada podía ser bueno.

—Ahora, Ochako, tu clarividencia estará a mí favor —sentenció soltando al fin su brazo machacado.

Ella solo pudo agachar la mirada, sabiendo que aunque no quisiera, ahora tendría que ser parte del martirio de su hermanito.

Ella solo pudo agachar la mirada, sabiendo que aunque no quisiera, ahora tendría que ser parte del martirio de su hermanito

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—¡Bro esto es increíble, increíble! —decía emocinado Kirishima revoloteando por todos lados. Inspeccionaba todo en su nuevo hogar dentro de los muros reales.

Y es que realmente era increíble que hubiesen logrado entrar a la guardia real.

Su nuevo hogar era un dúplex deslumbrante. Se encontraba en una gran parcela de tierra, la número cuatro para ser exactos

—Así es mosquito de mierda, debes aceptar que soy un grande. Nos saqué de la miseria —dijo sonriendo de lado, su ego estaba más inflado que nunca.

El pequeño pelirrojo solo rodó los ojos, si que era un arrogante su amigo pero aún así lo quería.

—Eso fue solo suerte, hermano, no puedes negarlo ¡AAH! —gritó escapando de katsuki quien quería aplastarlo con las palmas tal como un insecto —¡Ayuda, homicida! ¡Homicida!

Sí que eran ruidosos, para buena suerte de los vecinos, estaban alejados de ellos.

En una de las puertas que abandonaban el palacio podía verse asomada una rizada cabellera verde

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En una de las puertas que abandonaban el palacio podía verse asomada una rizada cabellera verde. Estaba más que ansioso, ahora tenía a sus amigos viviendo dentro del muro.

Sí, sus amigos. Tenía amigos. Ya no solo era Kirishima, sino que también le agradaba a Katsuki. Podía sentir su corazón estrujarse dentro de su pecho ante tanta felicidad. Hace mucho no sentía algo asi, era placenteramente extraño.

Se aseguró de no ser visto y corrió hasta donde sabía que estaba la guardia real. Allí husmeó con su don una por una las casas, hasta que por fin escuchó una pelea absurda sobre qué dejar en la televisión. Y realmente la escuchó, no necesitó su don.

—¡Madito hijo de puta devuélveme el control! —reconoció de inmediato la voz de Katsuki, estaba peleando con su castigador. Nada nuevo.

Kirishima estaba revoloteando alrededor del rubio riendo a más no poder, mostrando sus pequeños dientitos punteagudos.

—¡No puedes atraparme, Bakugo, no puedes y nunca podrás! —repetía sin cesar esquivando las palmadas que le estallaban cerca. Sí que le gustaba joder a su amigo.

Entre sus vueltas alrededor del rubio, pudo divisar por la ventana al lindo pecoso dudando en si tocar o no la puerta.

—¡Izuku! —gritó sorprendiendo al mencionado aún detrás de la puerta —¡Bro es Izuku, está aquí!

El pequeño demonio pelirrojo se apresuró en colgarse del picaporte para abrirlo usando el peso de su pequeño cuerpo, era un trabajo costoso para él, ya casi lo tenía, pero antes de poder lograrlo Katsuki lo apartó a la mierda, abriendo completamente​la puerta para ver al hermoso pecoso frenre a él. Se veía tan hermoso cuando estaba sonrojado.

—¡K-ka, ho...! —intentó saludar Izuku, pero no contó con que Katsuki lo tomaría con suavidad de la cintura para apretarlo contra su fuerte cuerpo marcado, para luego plantarle un caliente beso en los labios. Ahí mismo, en la puerta de su nuevo hogar.

—¡Pero qué...! ¡Mierda! —Gritó alterado kirishima tirando de los cabellos rubios hacia el departamento —¡Si no entras te dejaré calvo! ¿¡me oíste maldito pervertido!? ¡Maldita sea, Izuku! —continuaba gritando mientras unas lagrimitas asomaban en los ojos.

—Mosquito, yo que tú, me desaparezco unas horas. A menos que te guste escuchar —dijo con una sonrisa altanera.

 A menos que te guste escuchar —dijo con una sonrisa altanera

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Quería morir, realmente quería morir. Podía ver a través de la mente de katsuki todo lo que hacían encerrados en el cuarto.

Katsuki estaba sentado en la gran cama con Izuku sentado sobre él, degustando lentamente esos suaves y rojizos labios reales.

—Maldita sea, Izuku —gruñó Bakugo apretando el apetitoso culo del lindo demonio, frotándolo de arriba a abajo contra su dolorosa erección atrapada dentro de sus pantalones —me vuelves loco. Terminemos lo del otro día.

El pecoso era pecado puro. Todos sus movimientos incitaban a sucumbir ante él, a cumplir sus deseos y caprichos. Volvía a uno débil ante la carne.

—Kacchan... —susurró quedito Izuku.

Ante el apodo solo sonrió divertido, sin dejar de acariciar su cuerpo. Aquel cuerpo que lo traía malditamente loco.

—Kacchan —repitió, impulsando a Katsuki contra el respaldo de la cama.

El rubio estaba soprendido por el jueguito rudo e intentó reincorporarse para atraer al bello demonio contra él, pero notó como las mejillas pecosas se contraían en una sonrisa lujuriosa que se ensanchaba cada vez más.

No podía moverse, tenía el cuerpo paralizado envuelto por unos brillos morados a su alrededor mientras Izuku lo apuntaba fijamente con su dedo.

—Kacchan... —repitió con tono lascivo contra el oído del mencionado —algunas cosas me gustan a mí manera.

💮💮

Hola lectorxs y compañerxs de Wattpad !

Espero que les haya gustado el capítulo, muchas gracias por leer y ya saben. Si ven un error por favor avísenme !

Saludos ! 💖

•DEMON•Where stories live. Discover now