Tommy

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Ya de por sí me sentía como si tuviera un enorme tornado dando vueltas en mi cabeza, y ahora, esta nueva revelación acaba de quitarme el apetito. Me puse de pie y guardé las cosas donde estaban, siendo demasiado brusca sin querer.

Mi celular vibró en mi bolsillo, lo saqué y contesté de inmediato.

- ¿Lauren? - Su voz se escuchaba mucho más gruesa.

- ¿Tommy?

- Hola. - Dijo. La voz automáticamente le cambió a tierna, como si hubiera comido pan con miel.

- Hola. - Noté que alguien acababa de asomarse a la cocina, volteé rápidamente, pero esta persona desapareció.

- ¿Dónde estás? - Suspiré.

- Sigo en casa de Ayden. - Llevé mi dedo índice y el pulgar a mi rostro, para apretarme el puente de la nariz y aliviar un poco de tensión acumulada.

- Yo también.

- ¿Qué? - Reí por lo bajo. - ¿Dónde estás?

- En el jardín, dormí en el suelo, no como otra princesita que se durmió en una camita. - Solté una risa burlona.

- Eso te pasa por no seguirme el paso. - Lo oí reír a través de la bocina y no pude evitar sonreír.

- La próxima vez ya verás ¿Dónde estás?

- En la cocina.

- Ahora entro, no te muevas. - Colgué.

Entró a la cocina un grupo de personas, entre ellos Ayden y Andrew, este último clavó su mirada en mi, como si no hubiera nadie más.

- ¿No nos vas a decir los sucios detalles? - Inquirió uno de ellos.

- Cierra la boca, James. - Le espetó Ayden mientras le pegaba un manotazo en la nuca a su amigo. - No es momento. - Hizo un movimiento con la cabeza para señalarme de forma "sutil".

- ¿Qué? - Respondió él, sin entender, llevándose una mala mirada de Andy y Ayden.

Escuché la puerta y un par de pasos, entonces esos rizos se asomaron y lo vi sonreír por primera vez en el día, que lindo es.

- Buenos días. - Dijo, para todos. - Buenos días, preciosa. - Se acercó y besó mi mejilla.

- Buenos días. - Respondí, con cosquillas en las mejillas por la timidez que me causó su acto.

Miré a Andy de reojo y él me miraba serio, hasta que simplemente quitó la vista y se dedicó a encender un cigarrillo. Ellos seguían conversando entre sí.

- ¿Te llevo a casa?

- Debemos ir a clase. - Le recordé.

- No creo que esa sea una buena idea. - Sonrió.

- ¿Por qué no? 

- Debes estar muy cansada, no puedes ir así. - Levantó la mano con sumo cuidado y la acercó para acariciarme el cabello como a un pequeño gatito.

- Que considerado. - Subí la mano para acariciarle la mejilla. Tommy ladeó levemente el rostro, afianzando el toque. Cerró sus ojos, colocó también su mano sobre la mía.

- No sé que tienen tus manos. - Me miró. - Me hacen sentir diferente. - Andy volteó a vernos.

- Vamos afuera. - Les dijo a sus amigos. - Aquí apesta a amor. - Si las miradas mataran...

- ¿Envidia? - Preguntó mi rizado pretendiente.

- Seguro. - Andy asintió energéticamente y colocó sus manos sobre la mesa, cortando distancias con Tommy. - Me encantaría que ella me ponga las manos encima. - Se mordió el labio, sinuoso.

La Mujer del Destino [Andy Biersack y Tú]Where stories live. Discover now