Capítulo 5

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No me encuentro de buen humor.

Dos días han pasado desde que todo se ha comenzado a desviar y no veo como puede llegar a arreglarse pronto.

Todo cada vez va de mal a peor.

Primero me doy cuenta que mi novio nunca me ha dicho que me ama, lo que significa un golpe duro que pone en duda los sentimientos que compartimos. Luego, el mismo chico niega nuestra relación con enojo y casi asco, aumentando todas las inseguridades que quieren apoderarse de mí. Para después encontrarlo a él de forma muy íntima con alguien más. Y no es solo alguien cualquiera, es su amigo de la infancia. Hay un montón de experiencias que ellos dos han compartido y nadie más, que nunca voy a poder formar parte.

Y para emporar toda la situación Bakugou y yo no hablamos a solas hace días.

¿Cómo podría estar feliz?

Estábamos al final de la última clase de la mañana y yo no paraba de ver el reloj rogando que las manecillas se moviesen más rápido. Tenía la ilusión de que tal vez si el tiempo fuera más rápido todo lo malo pasaría con mayor velocidad hasta llegar a lo bueno. Por más infantil que suene ese pensamiento, no podía esperar más para llegar a lo bueno de una vez por todas.

Cuando al fin el timbre que anunciaba la hora del almuerzo sonó, yo no me sentía más relajado después de todo.

Mis compañeros fueron levantándose de su asiento y yo unos segundos después hice lo mismo, sin prestar mucha atención seguí a mis amigos hacia la cafetería de la escuela. Intentando no darle importancia a nada.

No darle importancia a la monotonía de las conversaciones de mis amigos, intentando no darle importancia a como una vez más Bakugou ni siquiera dirigía a sus ojos hacia mi mientras decidía sentarse lejos de mi lugar, intentando no darle importancia a los negativos pensamientos que no dejaban de retumbar dentro de mi cabeza.

"Parece que ya no quiere estar contigo"

"Realmente ya no le importas, o, en verdad nunca le importaste"

"No parece que se vaya a solucionar solo dejando el tiempo pasar"

Di un fuerte golpe con ambas manos contra la mesa para dejar de escuchar esos pensamientos que cada minuto parecían tener más y más razón.

No me di cuenta que mi súbito golpe había llamado de la atención del resto de mis amigos en mí mesa, quienes ahora me miraban con inquietud y preguntas en sus ojos.

- ¿Algo anda mal Kiribro? – me preguntó Kaminari con vacilación.

- Si, todo bien – me apresuré a responder, pero pude ver como nadie se creía mi respuesta.

- ¿Estás seguro que no ocurre algo? – me preguntó Sero con una media sonrisa. – Se te ve un poco decaído últimamente. – Intenté no verme muy sorprendido ante su correcta observación, no había sentido alguno en preocuparlos a todos.

- No, no es nada – dije haciendo mi mayor esfuerzo por doblar mis labios en una sonrisa, pero parecía imposible.

Mis amigos no parecían satisfechos con mi respuesta, pero yo no me encontraba con el buen humor de siempre para atender y calmar todas sus dudas. Así que esquivé sus miradas como pude.

- Creo que mejor me voy dando la vuelta – dije levantándome de mi lugar con cuidado de ignorar las penetrantes miradas de preocupación que me dedicaban mis amigos. Los enfrenté con la mejor sonrisa que pude conseguir y una pobre excusa – hay unas cosas que me gustaría revisar antes de la clase, así que me adelantó.

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