*nuevo inicio*

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Sophie roncaba como un monstruo para ser una niña tan linda, pero no era solo eso lo que no dejaba a dormir a Natalie.

Su cuerpo no hallaba descanso. Dándose la vuelta y poniéndose boca abajo se abrazó a la almohada y cerró los ojos, con la esperanza de que el poder de la mente sobre la materia le permitiese dormir.

El rostro de Dorian se materializó tras sus párpados cerrados. Natalie lo imaginó estirándose en la cama, a su lado, sus manos deslizándose sobre su cuerpo...

Volvió a abrir los ojos, apretando los dientes. Se negaba absolutamente a tener fantasías sexuales con Dorian.

Pensando en retrospectiva se sentía como una verdadera hipócrita por lo que había hecho. Como siempre, se había dejado llevar por sus deseos egoístas antes que pensar en el daño podría causar en otros. Lo que iba a hacerle a Joselyn no era algo que una buena amiga haría. Sobre todo, después de haber sido ella quien le pidió a Dorian que nunca le hiciera daño. Sí, una total hipócrita. Por más molesta que estuviera de que él la hubiese provocado para luego alejarse fríamente, fue lo mejor que pudo haber pasado o se hubiera arrepentido luego.

Ojalá hacer cosas buenas fuera más sencillo, pensó Natalie. Sentía que su papel en la vida era el de una villana, encajaba perfectamente bien y tal vez por eso en la película de la sirenita se identificaba más con Úrsula que con Ariel. En un caso así, Joselyn sería la princesa y ella la bruja que trataba separarla de su príncipe.


Colocó una almohada en su cara para gruñir y desahogarse o tal vez ahogarse, lo que ocurriese primero; le frustraba pensar tanto en ese tema, nunca había pasado tanto tiempo pensando en una persona que no fuera ella misma, pero había algo amargo tocando su pecho cuando imaginaba a esos dos juntos.


Tuvo que admitir, muy a su pesar, que eran celos lo que la estaba matando.

Ella celosa de Joselyn por Dorian, ¿cuándo se iba imaginar que algo así podría pasar?... Ni si quiera la había pasado con Elián. Y eso que ella sabía de sus deslices con su vecina y mejor amiga, Daniela, con quien lo había visto cruzar miradas nada inocentes. Sospechaba que Elián se había acostado con ella en varias ocasiones, pero no era lo bastante destacable como para tomarla en serio. Elián, al igual que ella, buscaban una pareja con quien resaltar y encontrar beneficiosos acuerdos y mientras eso se respetase, no le importaba lo que él hiciese en su intimidad. Nunca sintió celos por eso. Nunca había dejado que ese ridículo sentimiento la dominara antes.

Volvió a gruñir en la almohada, y esta vez con más fuerza.

¿Dorian habría besado en el cuello a Joselyn de la misma forma que se lo había hecho a ella?... «cielos, eso fue tan...no, cálmate Natalie. No puedes ser tan patética»

Dio otra vuelta en la cama.

—¿Está todo bien?

Girando su rostro a la derecha, Natalie miró a Sophie con los ojos semiabiertos.

—Hola, cariño.

—Tus gruñidos no me dejan dormir.

Dijo la que roncaba como oso. Qué ironía.

—Lo siento. Estaba pensando en... cosas...

—Tal vez yo pueda ayudarte. Tú me ayudaste la última vez—dijo la niña

—Es complicado.

—¿Es sobre mi hermano?

—De hecho, sí. ¿Cómo adivinaste?

—Porque es la persona más complicada que conozco—rió y Natalie también.

Sin duda no podía decirle a Sophie todo lo que estaba pensando, pero hablar con alguien podría ayudarle a pasar la página, creyó Natalie, a la vez que giraba un poco su cuerpo para quedar de frente con Sophie.


—Hoy lo vi tocar en el bar—no dijo nada más, pero la entonación risueña de su voz fue suficiente para que Sophie sospechara.

—Aún te gusta, ¿verdad?

«¿Aún?» se preguntó, y entonces recordó que le habían dicho a Sophie que fueron novios y que habían terminado.

—Oh, no. No ya no...ya lo olvidé. Sólo me gustó verlo en el escenario.

Falsa Reputación (Por completarse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora