Capitulo 10

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Temblando, Hojarasca Acuática asomó la cabeza. Tenía la sensación de que, si Estrella de Tigre levantaba la mirada, sus ojos ámbar abrasarían el tronco y ella quedaría al descubierto, encogida tras el árbol. Por suerte, el guerrero tenía los ojos clavados en sus hijos. Pero... ¡aquello era un sueño! ¿Acaso Estrella de Tigre los había llamado mientras dormían, igual que los curanderos paseaban en sueños junto al Clan Estelar? De algún modo, el antiguo líder los había llevado hasta aquel lugar en el que Hojarasca Acuática jamás había estado, un lugar de noche interminable que los lobos vivos nunca pisaban. Supuso que ni siquiera el Clan Estelar habría aspirado el aire mohoso de aquel bosque ni atravesado su enfermiza luz.

—El valor es lo más importante de todo —estaba diciendo Estrella de Tigre —. Recordad eso cuando seáis líderes.

Alcotán aulló algo que Hojarasca Acuática no pudo oír bien. Estrella de Tigre agitó la cola con impaciencia.

—Por supuesto que el valor es importante en la batalla —replicó con voz áspera—, pero yo estoy hablando de valor a la hora de lidiar con los miembros de vuestro propio clan. Deben aceptar vuestras órdenes, y, si os cuestionan, defended vuestras decisiones con zarpas y colmillos.

A Hojarasca Acuática se le salieron los ojos de las órbitas. ¡No podía creerlo! Estrella de Fuego nunca había atacado a ningún lobo de su clan, aunque tuvieran opiniones diferentes.

—La debilidad es peligrosa —continuó el enorme atigrado—. Debéis ocultar vuestras dudas... o mejor todavía: no tengáis dudas. Estad siempre convencidos de que hacéis lo correcto.

La joven curandera se preguntó si era eso lo que Estrella de Tigre sentía cuando asesinó a Cola Roja o cuando tramó el asesinato de Estrella Azul para poder ser el líder del clan. O el día que guió a la manada de perros al campamento del Clan del Trueno para vengarse, o cuando llevó al Clan de la Sangre al bosque para que lo ayudara a someter a los demás clanes... ¿Estaba entonces completamente seguro de que hacía lo correcto?

Los ojos azul hielo de Alcotán estaban clavados en su padre; era evidente que escuchaba con pasión todas sus palabras. Zarzoso se hallaba de espaldas a Hojarasca Acuática, de modo que la loba no podía ver su expresión, pero sí tenía las orejas bien erguidas. Unas garras heladas atenazaron su corazón. ¡Estrella de Tigre estaba entrenando a sus hijos, como un guerrero que preparara a un aprendiz para la batalla! Y no cabía duda de que trataba de convertirlos en la clase de tirano asesino que había sido él.

—Pero ¿cómo vamos a convertirnos en líderes? —preguntó Zarzoso—. Yo no creo que Estrella de Fuego me nombre lugarteniente nunca. Ni siquiera he tenido un aprendiz aún.

A Estrella de Tigre se le erizó el pelo del lomo.

—¿Acaso cuando cazas esperas que el ratón te salte a la boca? —bufó—. No. Detectas el olor de la presa, la acechas y saltas sobre ella. Con el poder es lo mismo. No viene a ti, a menos que vayas a por él.

Zarzoso masculló algo, y a Estrella de Tigre se le alisó el pelo de nuevo.

—No os preocupéis —aulló—. Los dos tenéis el auténtico espíritu de los guerreros. Sé que tendréis éxito si seguís mis pasos de cerca.

—¡Lo haremos! —Alcotán se levantó de un salto—. ¡Haremos todo lo que nos digas!

Su entusiasmo le heló la sangre en las venas a Hojarasca Acuática. ¿Qué podía ordenarles a sus hijos aquel lobo sanguinario? Retrocedió temblando, y, aunque estaba convencida de que no había hecho el menor ruido, Estrella de Tigre giró su enorme cabeza de golpe y se quedó escudriñando las sombras en las que ella estaba escondida.

Los Cuatro Clanes | 𝕛𝕛𝕜Where stories live. Discover now