Sábado 13 de marzo de 1999: dos meses de embarazo
I
Era una rara ocasión cuando Draco se encontraba solo en la sala común de Slytherin. En su mayor parte, él, Harry, Weasley y Granger pasaban su tiempo libre en la biblioteca estudiando para sus EXTASIS que se acercaban rápidamente; cuando no estaban haciendo eso, Draco a veces se sentaba descaradamente con ellos en la sala común de Gryffindor. Harry había empezado a mirar a cualquiera que pareciera que iba a hacer un comentario, e incluso Weasley le había gritado a alguien cuyo nombre Draco no conocía, diciéndoles que se perdieran cuando abrían la boca para decir algo.
Sin embargo, este sábado por la mañana hizo encontrar a Draco solo en la sala común de Slytherin, porque Harry había despertado temprano para la práctica de Quidditch. Si hubiera sido la sala común de Gryffindor, Draco sabía que se habría ocupado de mirar y reírse y posiblemente incluso de algunos comentarios lascivos; sin embargo, viendo que se trataba de un grupo de Slytherins, lo que Draco consiguió fue aislamiento. Como si hubiera contraído algún tipo de enfermedad contagiosa, hasta el último de sus compañeros de casa le dieron un amplio margen, mirándolo solo cuando pensaban que no estaba mirando, y por lo demás fingiendo que simplemente no existía. Y esto estaba bien, preferible, de hecho. Esta era la forma en que lo habían criado, y esto era con lo que sabía cómo lidiar. Exiliar*, no confrontar.
Cuando Pansy se sentó a su lado, lanzó un suspiro que no pudo contener.
-Draco- dijo con rigidez. Draco esperó un momento, seguro de que si la hacía esperar una respuesta ella simplemente se rendiría y se iría, pero esa no era Pansy. Pansy era, intelectualmente hablando, más tonta que una bolsa de bezoares, pero no era estúpida. Ella no dijo nada más, simplemente se quedó sentada mirándolo, y finalmente, con un chasquido de su lengua, Draco se volvió hacia ella.
-¿Puedo ayudarte?- dijo, levantando una ceja intencionadamente.
-No hemos hablado en un tiempo-
-Me había dado cuenta- dijo Draco con fuerza -¿Hay algo que quieras?-
Ella se encogió de hombros. Fue poco elegante. Fue honesto.
Draco suspiró.
-Mira, Pansy, yo...-
-Lo siento- dijo Pansy, interrumpiéndolo. Se detuvo con la boca todavía entreabierta y vio un rubor manchando sus mejillas -es decir, yo... debería haberte dejado que me explicaras las cosas en lugar de...- se calló, luciendo desesperada de una manera que él no solía verla. Pansy podría haber estado en el extremo inferior de la cuota de inteligencia, pero la habían educado para no aparecer nunca tan sin palabras. El hecho de que ahora le dijeran lo que sus palabras no pudieron.
Ayudó, pero no borró por completo el despecho de Draco. -¿En lugar de abandonarme?- dijo a la ligera -entonces, ¿qué, te sientes culpable ahora? ¿O es solo que estás aburrida y quieres mi compañía de nuevo?-
-Me siento culpable, pero no estoy haciendo esto porque esté aburrida, Draco. Eres... tú eras uno de mis mejores amigos. Mi mejor amigo, en realidad. Esperaba que pudiéramos intentar hablar de esto-
La lengua de Draco encontró el costado de su mejilla, reflexionando sobre sus palabras, hasta que finalmente cerró su libro de golpe y volvió toda su atención hacia ella. "-o siento, Pansy- dijo, y vio que el color desaparecía de su rostro -tendrás que hacerlo mejor que eso-
Se puso de pie y la dejó allí, cambiando la insoportable atmósfera de la sala común de Slytherin para la del Gran Comedor y un té negro fuerte.
