❝𝗦𝘁𝗼𝗿𝗶𝗲𝘀 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝘁𝗵𝗲 𝗧𝗼𝗠𝗮𝗻❞ 【Tokyo Revengers】

๑ 15 - Beso ๑

Segunda parte del One-Shot anterior a petición de Mia-Matsuno-Mitsuya

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Tenias a todos los capitanes en la puerta de tu casa amenazando con tirar la puerta.

Cuando estos tiraron la puerta saliste corriendo hacia el patio.

Estabas en tu patio arriba de un árbol esperando a que no te vean. Aunque fue casi en vano.

- Esta hay arriba! - exclamó Kazutora mientras te apuntaba -

Todos voltearon hacia donde apuntó y sólo le dedicaste una sonrisa nerviosa.

- _____ ven aquí y bésame! - exclamó Mikey en un tono un poco infantil -

- _____ podría bajar de hay, nadie le va a hacer nada - pidió amablemente Mitsuya -

- Si claro, y yo soy Barney el Dinosaurio - le respondiste -

Eso bastó para que los chicos supieran que no ibas a bajar de ese árbol para nada.

Y Baji por otro lado se subió a un árbol que tenía alado tuyo ya que Mikey parecía matarlo con la mirada.

- Baji-san, baje de hay! - exclamó Chifuyu -

- Atrás gata rompehogares - le respondió Baji -

- _____ te propongo algo! - te grito Mikey -

- Que? -

- Que te parece si besas a todos y tu decides cuál besa mejor -

- Me niego -

- Yo pienso que es una buena idea - dijo Chifuyu -

- Me niego -

Eso bastó para que todos empezarán a intentar subir el árbol.

Y claro como se empujaban entre ellos no lograban mucho, pero si estaban avanzando.

Y estaban a nada de alcanzarte cuando viste hacia abajo y estaba Draken parado viéndote como si nada.

Extendió los brazos dándote a entender que te atraparia en el aire y no te dejaría caer.

Entonces te aventaste del árbol cayendo directo a los brazos, este te cargo en su espalda con intenciones de escapar.

- Corre perra corre!!! - le dijiste a Draken -

Draken contigo en la espalda empezó q correr hasta llegar a un callejón esperando a que nadie los encontrara.

Se tiraron al piso cansados, sobre todo Draken por haberte cargado por todo el camino.

- Aquí están - se escucho la voz de Mikey -

[...]

Después de que Draken escapara contigo, Mikey le metió una patada.

Y aunque este quiso defenderse mejor se detuvo antes de que el problema fuera más grande.

Y ahora estabas sentada en el sofá rodeados de todos los capitanes repartiendo besos sobre tu rostro.

Y como llegaron a esta conclusión, pus simplemente habías dicho que podían hacer lo que quisieran siempre y cuando no te dieran besos en la boca.

Y ahora estaban todos repartiendo besos por tu rostro, mejillas, frente, y el dorso de la mano.