|| 01 ||

2K 117 3
                                    

Mi vida antes del Orfanato es solo un recuerdo que, con el paso de los años, se ha vuelto más borroso. Sé, en base a nuestro certificado de nacimiento, que mi hermana melliza Alina y yo nacimos en Shu Han, una pequeña nación que limita al oeste con Kerch y al norte con Ravka. Pero a parte de eso, nada. 

El tiempo ha transcurrido y ahora, a mis diecisiete años, me encuentro en los límites de Rakva, donde La Sombra yace en todo su esplendor. Las criaturas que se encuentran dentro de esta masa gigantesca, sombría y con truenos de tinte azul metálico, han sido los responsables de acabar cruelmente con la vida de muchos guerreros, dejando a muchos niños en la orfandad.

Aún así, aunque parezca una locura, siempre me he sentido atraída a este lugar, no tengo una explicación razonable, es como si una voz me llamase tentándome a entrar.

Una voz muy familiar y agradable me hizo reaccionar — Es la segunda vez que te encuentro aquí, Amelie — dice Malyen mientras rodea su brazo sobre mis hombros, atrayéndome hacia él.

Me sentía tan diminuta a su lado, y pensar que, cuando éramos unos niños, era diez centímetros más alta que él. El constante entrenamiento y el desarollo, propio de la adolescencia, nos había hecho cambiar. Aunque yo no creo superar mis metro sesenta de estatura. 

— Creo que habrá una tercera vez — respondo, rodeo mi brazo izquierdo alrededor de su cintura al mismo tiempo que miro por sobre mi hombro. A diferencia de los demás, el mar de sombra que nos rodeaba no me generaba tanto temor. 

— Es peligroso, deberías tener más cuidado — dice apartándome de La Sombra —. No querrás que para la próxima te traiga cargando. ¿O si?

Río — Créeme, no es algo que yo planee — me sincero —. Es sólo que ... sucede — él me observa confundido — ¿Soné como una demente, no es así?

— Posiblemente es por la tensión y falta de sueño — dice mientras avanzamos entre las carpas alzadas por los diferentes Grisha, quienes practicaban mediante movimientos aleatorios con sus manos —. Eres una de las mejores rastreadoras, no sé porque te esfuerzas demasiado.     

— Lo mismo te digo a ti — digo ascendiendo mi rostro para observarlo. Un hematoma en su mejilla derecha acompañada de un labio inferior partido me detuvo —. ¿De nuevo Mal?

— ¿Qué? — pregunta esquivando la mirada.

— ¿Peleas clandestinas? ¿Es enserio? — digo levantando mi mano para examinar su rostro herido. 

— Es sólo para ganar algo de dinero — sonríe en defensa.

— Y status — niego con la cabeza —. No lo vale.

— Vamos Amelie — dice abrazándome por la cintura, aunque quiera avanzar, sus pies ejerciendo presión sobre la tierra seca me lo impedía —. No te molestes — susurra con el mentón apoyado en mi hombro derecho. Sus tiernas acciones hicieron que un vuelco emocional se formase dentro mío. 

Mal, Kilian, Alina y yo hemos sido muy unidos desde que tengo memoria. Y si no creen en el amor a primera vista déjenme decirles lo equivocados que están. Al principio me hice creer que era un amor de hermanos, de esos cuyo lazo es increíblemente fuerte. Pero todo dio un giro inesperado cuando apareció Zoya Nazyalensky, sus insinuaciones coquetas hacia Mal eran más que evidentes. 

Si consideraba a Mal como a un hermano ... ¿Por qué me sentía tan celosa e incómoda? 

Luego empezaron los sueños, aquellos donde Mal y yo caminamos de la mano como si de una pareja se tratara, compartiendo al final un dulce beso. Si, ya no podía engañarme a mi misma. Hace un par de meses acepté que estoy enamorada de Mal. Y no, él no lo sabe. No tiene porque, lo último que quiero es arruinar la amistad.

Amelie Starkov: Invocadora de sombrasWhere stories live. Discover now