CAPITULO 31

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ARIMA

Me aferré a los barrotes metálicos de aquella celda y miré al chico que apoyado en la pared no me quitaba la vista de encima.
-Cuando salga de aquí tú serás el primero en…
El chico soltó una carcajada interrumpiéndome y cogiendo su machete que estaba apoyado en la pared se acercó a mi. -Los de la nave siempre estáis igual – puso los ojos en blanco y levantó su arma -os creéis invencibles.
Sin poder contener mi ira le escupí en el rostro.
-¿Crees que por ser un sucio huesudo voy a temerte? -pregunté.
Él se limpió la cara con la manga de su chaqueta y se apartó ligeramente de mi.
-Ojala te pudras aquí… -susurró entre dientes volviendo a apoyar la espalda en la pared.
Enfurecida más que nunca me alejé de los barrotes y me senté en el suelo húmedo. Abracé mis rodillas y hundí la cabeza entre mis piernas sin saber como salir de aquella situación. Tendría que haber luchado con más ganas y no haberme dejado vencer por algo tan repugnante como un huesudo.
Levanté la vista y volví a fijarla en el chico de pelo oscuro que esta vez me miraba sin soltar su machete.
-Aún no me has dicho donde está el chico que iba conmigo -dije intentando moderar el tono de mi voz.
Él sonrió de medio lado y se acercó a los barrotes.
-¿Por la chica no vas a preguntar?
Me levanté de golpe y me acerqué a él de forma amenazante.
-¡¿Donde está el chico?! -grité llena de impotencia.
Entonces un ruido hizo que los dos guiáramos la vista hacia la puerta metálica.
-¡Arima! -la voz inconfundible de Pablo hizo que aprovechara el momento de confusión para arrebatarle el machete al huesudo y retroceder hacia atrás.
-¡Pablo estoy aquí! -grité apuntando al chico con el arma. La puerta se abrió de golpe y la mirada de Pablo se posó en la mía llena de preocupación, pero solo duró unos segundos, inmediatamente miró al chico de piel clara y un tatuaje en el cuello que caminaba hacia él.
-¡Suéltala!
Pablo bajo mi mirada llena de asombro corrió hacia el chico y le propinó un fuerte puñetazo haciéndole retroceder unos pasos. Pero antes de darnos tiempo a reaccionar otro huesudo entro corriendo en la escena y sujetó a Pablo inmovilizándolo por detrás.
Con rabia corrí hacia los barrotes y cerré los ojos cuando el chico que anteriormente portaba el machete golpeó el rostro de Pablo con tanta fuerza que de inmediato le hizo perder el conocimiento.
-No le hagáis nada -susurré en un hilo de voz viendo como la sangre comenzaba a brotar por una de sus cejas. -Devuélveme el machete -extendió la mano ignorando lo que le decía.
Dejé de mirar a Pablo y levanté la vista para clavarla en la de él.
-¡Devuélveme el machete! -gritó enfurecido.
Llena de impotencia por saber que no podía hacer nada, le entregué su arma y me escurrí por los barrotes hasta quedar a la altura de Pablo.
-No le hagáis nada.. -susurré viendo como el otro huesudo se lo llevaba a rastras.
-Bonita escena de amor -se llevó la mano a donde le había golpeado Pablo y me miró con semblante serio -pero la próxima vez le cortaré la mano con la que me toque. Agaché la cabeza sin saber que hacer ante la situación que estaba viviendo. ¿Quién iba a decirme que serían los huesudos los que nos capturarían y no los profesionales? Era evidente  el porque jamás me había convertido en una profesional, ¿Como iba a serlo si no podía ni con un puñado de huesudos?
Me levanté del suelo y volví a caminar por la celda bajo la atenta mirada del huesudo.
-Quiero hablar con tu superior -intenté recordar el nombre con el que se presentó -Zuko creo que era.
El chico me fulminó con la mirada y negó con la cabeza esbozando una ligera sonrisa, como si aquella situación en la que él llevaba el mando le agradase más que nada en el mundo.
-Ya vendrá él cuando lo crea conveniente.
Suspiré y me senté apoyada en la pared.
La puerta volvió a abrirse y esta vez una chica pelirroja peinada con dos perfectos moños se acercó al chico y le susurró algo al oído que yo escuché a la perfección.
“Ella quiere verla antes de llevarla frente a Zuke”
Fruncí el ceño sin entender a que se refería y me puse nuevamente de pie cuando ella se acercó a la puerta con unas esposas.
-Dejame a mi -el chico le arrebató las esposas de la mano y caminó hacia la celda sin dejar de mirarme.
-Aiden ten cuidado -dijo ella cuando él abrió la puerta metálica de mi celda. Me quedé quieta sabiendo que si oponía algún tipo de resistencia la única que iba a salir perjudicada iba a ser yo.
Necesitaba cuanto antes pensar en alguna forma de escapar de aquel lugar. El chico me obligó a darme la vuelta y pegó mi cuerpo a la fría y sucia pared. Con fuerza y sin ninguna delicadeza colocó las esposas en mis muñecas, y esta vez sujetándome por un brazo me sacó de la celda. Miré a mi alrededor en busca de alguna información que pudiera darme alguna idea de donde estábamos, pero no había más que paredes sucias y tuberías oxidadas.
Al terminar un largo pasillo, subimos unas escaleras metálicas algo húmedas y con un ligero olor a pescado pasado.
Fruncí el ceño cuando el chico me obligó a pasar por una puerta mientras yo no dejaba de intentar buscar alguna pista en el entorno.
-¿Quién me quiere ver? -pregunté intentando sacarle información a él.
El chico me miró de reojo e inmediatamente apartó la vista posandola esta vez en una puerta de madera maciza.
-Entra -me abrió la puerta y solo entonces dejó de ejercer fuerza sobre mi brazo.
Le miré durante un segundo y al final me atreví a dar un paso dentro de la sala. Estaba harta de esa situación de no saber lo que estaba ocurriendo a mi alrededor.
Mis ojos se clavaron de inmediato en una chica de melena dorada que me daba la espalda.
-Hola Arima.
Su voz hizo que mi cuerpo se paralizara.
Abril giró su cuerpo y me observó detenidamente.
-No estás…
Me quedé en silencio intentando contener mis lágrimas cuando recordé de nuevo el reloj en forma de fresa que adornaba nuestro cuarto.
Abril bostezó bajo mi atenta mirada y volvió a girarse con desprecio.
¿Qué hacia en aquel lugar ella?, pero sobre todo,¿Por qué no venía a abrazarme como habría hecho la Abril que yo conocía?
Entonces retrocedí hacia atrás dándome al fin cuenta de todo..
-Eres una huesuda.. -susurré casi para mis adentros.
-¿Eso es lo único que te interesa? - se dio la vuelta y apoyó sus manos en una de las sillas que tenía en frente -jamás cambiaras.
Puso los ojos en blanco.
-Esperaba un..¿como te salvaste?
Hice el amago de hablar, pero ella se me adelantó de nuevo. -Siempre te creíste mejor que yo -esta vez comenzó a andar hacia mi -pero jamás sospechaste de mi.
Arqueó una ceja y soltó una ligera carcajada.
-¿Sospechar? -pregunté dolida tensando mi cuerpo cuando el chico del machete entró en la sala cerrando la puerta a sus espaldas.
Estaba esposada y no iba a poder defenderme si alguno de ellos me atacaba…
-Soy una huesuda.
Escuchar eso de su boca hizo que mi cuerpo comenzara a temblar sin poder evitarlo.
Cerca de mi, Abril se giró dándome la espalda, y esta vez apartando el pelo de su espalda y bajando ligeramente su chaqueta me dejó fijar la mirada en dos cicatrices que ocupaban gran parte de su espalda, justo donde debía de haber dos alas huesudas.
-Esto me lo hizo tu querido líder el día que vine al mundo -Abril se giró con agresividad y se acercó aún más a mi – mató a mi madre y quiso hacer lo mismo conmigo, pero gracias a Neferet eso no pasó.
-¿Qué tiene que ver Neferet en todo esto? -pregunté en un hilo de voz intentando asimilar tanta información.
-Ella estaba embarazada cuando Zafir ordenó mi muerte -se quedó en silencio y esta vez agachó la cabeza – conmovió su corazón verme apunto de ser sacrificada.
Se quedó en silencio como si pudiese recordar aquel instante y tras varios segundos volvió a levantar la cabeza y clavar la mirada en mi.
-Por eso decidió escaparse de aquel lugar al que tú llamas hogar.
Desvié la vista hacia el chico del machete que comenzó a hablar.
-Abril no fue la única huesuda salvada por Neferet..
Cerré los ojos..¿cuantas cosas me quedaban por saber del lugar donde había nacido y crecido?
-Por eso defendías tanto a Pablo -susurré volviendo a mirar a Abril.
-¡Tenía que defenderlo de vosotros! -gritó ella cada vez más cerca de mi -Neferet fue nuestra líder hasta que vuestro líder decidió enviar a los profesionales a acabar con su vida dejando a un humano  sin madre al que no fue casualidad que lo capturaran.
Puso los ojos en blanco y intentó limpiar las lágrimas que ya caían por sus mejillas.
-Menos casualidad fue que lo nombraran hijo de Zafir – el chico del machete me miró con despreció, como si yo fuese la causante de todo aquello.
-Pero… -¡Querían tener a Pablo cerca porque sabían que era una fuerte amenaza si nosotros lo encontrábamos antes!
Ya cerca de mi, Abril me propinó un fuerte empujón haciendo que mi espalda impactara contra el suelo. Sin dudarlo me cogió del pelo y me obligó a levantar de nuevo quedando mi cara a escasos centímetros de la suya.
-Pablo será nuestro futuro líder cuando se sienta preparado -me tiró del pelo con más fuerza sacándome un gemido de dolor -como se te ocurra oponerte juro que seré yo misma la que acabe contigo.

GAZOKS  (parte 1)Where stories live. Discover now