Todoroki miró a su alrededor, el silencio en casa era torturador y eso angustiaba a su Alfa. Seguramente, Midoriya estaba dormido y él echado en el sofa, no iría al trabajo, no hasta arreglar las cosas con su Omega.
Pensó que aquel día la pasaría entre risas, bromas, festejos con sus amigos cercanos... Lastimosamente eso no pudo ser.
Sé acomodó en el sofá, recostando su mentón en su palma y suspirar entristecido, sin saber que hacer.
Él era un Líder, todo mundo mantenía ese pensamiento que tenían bajo control su vida, que equivocación mayor del mundo. Era consciente de que él y Izuku lo que más querían era una familia, tal vez era un poco adelantado. Sin embargo, ellos tenían la ilusión que ninguno podría romper... Excepto el miedo y el dolor.
"──Lo siento tanto, señor Todoroki..."
Mantenía aquellas palabras del doctor en su mente, tan constante, tan seguido... Todo los días, cada segundo. Él se sintió inútil, tapo su rostro con sus manos y sus músculos se tensaron.
Sabía que sí el Omega quedaba embarazado eran muy escasa que él lo soportará. El tema más difícil y delicado de tocar... los hámster Omegas tienen la ilusión. el anhelo y la felicidad de formar una familia, sin saber... Que sus cuerpo eran tan delicados en horas de parto.
Todoroki investigó sobre la especie de Midoriya el día que cumplieron un año de pareja. Mantenía en mente desde hace tiempo las muertes de muchos Omegas al no soportar a la hora del parto, otros estaban recostados en camillas por lo débil que el cuerpo se sentía... Todo dependía de su parte animal, que tan fuertes eran y otros simplemente dejaban su pequeño rallito de luz en los brazos de su Alfa.
Guardarse aquello, lo destrozó por completo. Aún así, prefirió cargar con el peso de ello, sintiéndose inútil cuando veía a su Omega mirar los niños con dulzura, diciéndole seguidas veces que en un futuro formarían su familia. No quería ver la carita de Izuku decepcionada por las palabras que diría, pero ¿cómo podía explicarle? Su Alfa se retenía a decirlo, no podía.
Ese nudo en su garganta se presenció, soporto sus lágrimas al momento de subir las escaleras para la habitación, donde un hámstersito dormía.
Inhalo y exhalo con pezades, tocó tres veces la puerta frente a él y, esperó.
── ¿Bebé? ¿Podemos hablar?
Sus orejitas parpadeó a unas pisadas dentro, hasta que la puerta fue abierta y un Midoriya adormilado lo miró con ojitos somnoliento.
── ¿Qué, Shou-Chan?
── Tenemos que hablar, Amor. Y quiero que me escuches con atención, sin interrupción ¿sí?
Midoriya limpió sus orbes con sus manitos, se sorprendió al notar por primera vez, el rostro de Todoroki decaído y realmente entristecido.
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