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Tal vez había sido un error aceptar salir con Yeonjun.

Si bien era cierto que se había acostumbrado en el pasado a verse casi todos los días debido a los ensayos, ahora que había preferido evitarlo, nada más se sentía extraño y nervioso.

Porque, aunque no lo quisiera, cada salida que tenía con el peliazul, Soobin la pensaba como una cita. 

Yeosang le había dicho que no tuviera miedo, y tal vez debería hacerle caso y dejarse llevar por una vez. Él disfrutaba estar con Yeonjun de todos modos. Solo debía volver a acostumbrar a su susceptible corazón una vez más a la exposición.

Esperaba que el peliazul no notara su reciente... ¿Depresión? La verdad Soobin no sabía cómo llamarle a aquella cosa que se lo estaba comiendo por dentro. Tampoco quería ni iba a pensar en ello.

Confiaba en que Yeonjun lo haría sentirse mejor, como en cada ocasión. 

Las calles de Seúl estaban cubiertas por una delgada capa de nieve. Nevaba, pero era apenas por lo que no era incómodo en lo absoluto, más bien era refrescante.

Mientras se dirigía a la cafetería donde lo citó Yeonjun, Soobin guardó sus frías manos en los bolsillos de su abrigo negro, repitiéndose que todo estaba bien y que debía sonreír. Sí, una gran sonrisa.

Cuando estuvo a menos de unas cuadras, Soobin inspiró como dándose coraje a sí mismo, poniendo la mejor sonrisa que pudo, la congeló en su rostro y caminó decidido hasta entrar al lugar.

Yeonjun lo había citado a eso de las cinco de la tarde. Eran exactamente las 5:02 pm, por lo que Soobin estaba confiado de que sería el primero en llegar. Se llevó una gran sorpresa al ver a Yeonjun apenas cruzó por la cristalina puerta del local.

El mayor, tan bonito como siempre, sus hermosas facciones resaltando la belleza de su rostro ligeramente sonrojado debido al frío; este tomaba de su café con una expresión serena que solo lo hacía ver más guapo.

Cuando Yeonjun por fin vio a Soobin y una pequeña sonrisa ladina se dibujó en su rostro, Soobin tuvo que ahogar un suspiro. El de cabellos azules estiró la mano hacia el asiento de enfrente, como diciéndole que tomara siento.

Una vez sentado, Yeonjun fue el primero en hablar.

——Gracias por aceptar mi invitación ——dijo con una pequeña sonrisa ——. Ordené por ti. Galleta glaseada y chocolate caliente, lo de siempre, ¿está bien?

Soobin asintió enternecido por el gesto y por el hecho de que conocía sus gustos bastante bien.

——Gracias hyung.

——¿Cómo has estado? ——preguntó con interés.

Mal, muy mal.

——Bien, ¿qué hay de ti, hyung? ——se esforzó por sonar lo más natural posible.

——¿Ya no te duele?

Soobin se perdió por un momento en la conversación.

——¿Qué?

——Tu tobillo ——respondió con sequedad, tomando de su taza luego. Sus ojos fijos en Soobin, había algo extraño en ellos.

Mierda, verdad.

Si le decía que estaba bien, Yeonjun de seguro le iba decir para volver a las clases de baile, y Soobin no quería. Últimamente se sentía tan apagado que no quería ni bailar, algo que amaba.

——Oh eso... ——Sonrió con timidez e incomodidad ——Todavía duele un poco ——mintió.

Yeonjun miró atentamente a Soobin en silencio. ¿Era la imaginación de Soobin o de verdad había algo intenso en esa mirada?

MENTES RETORCIDAS [Yeonbin] Where stories live. Discover now