Engaño

332 62 6
                                    

Caminé despacio y con su ayuda a la cocina. 

—Esto pinta a ser una prueba muy complicada. ¿Verdaderamente sientes esa necesidad de estar tan pegada a mí? 

Asentí, volviendo a descansar mi cabeza en su pecho. 

—Pareces un bebé. Cuñis, no puedo hacer las cosas si me estás apretando de esa manera. Necesito servirte lo que necesitas para que vuelvas a la normalidad. ¿Podrías darme un segundo? Supongo que tú silencio es un no. Bueno, entonces quédate quieta mientras me las arreglo y te sirvo lo que necesitas, ¿sí? 

Vertió la sangre en una frasco de medicina y la llevó a mis labios. Solo me limité a tomarla sin protesta. Quería volver a la normalidad. No quisiera depender tanto de él. Lo estoy haciendo sentir incómodo, incluso yo misma me siento así. ¿Hasta dónde he llegado? Ni a Aníbal me había aferrado tanto. Parezco una larva y es tan vergonzoso. 

Me tomó casi dos hora volver por completo a la normalidad. Aún veía algo borroso, pero poco a poco fue aclarando. No puedo creer que Aníbal se fue sin dudar. Sé que no debe estar pasándola bien, pero ¿y yo qué? Necesitaba su comprensión, pero al parecer estoy pidiendo mucho. 

—¿Cómo te sientes? 

—¿Qué será de mi vida a partir de ahora? 

—La forma en que la he mantenido casi controlada es cuando comienzo a sentir algún síntoma e inmediatamente ingiero la cantidad necesaria de sangre. Con eso evito que se apodere de mí y pierda la razón. Aunque a veces me sorprende en el peor de los momentos. 

—Gracias por quedarte y ayudarme. 

—Sé que aprenderemos a vivir con esto. 

—De un momento a otro, me volví prácticamente alérgica a mi novio. 

—Fue mi culpa. Por mi descuido ocurrió esto. Hablaré con mi hermano y trataré de explicarle mejor las cosas. Ahora mismo solo está enojado y cegado por los celos, pero se le pasará. Digo, si verdaderamente te ama, volverá y hará lo posible por entenderte, aunque le cueste tanto. 

—¿Cómo va a entender que no puedo ni siquiera soportar que me toque? ¿Cómo va a entender que de la nada debo estar encima de su hermano? 

En sus labios se ensanchó una media sonrisa y fruncí el ceño. 

—¿Por qué estás sonriendo? No he dicho nada gracioso. 

—Fue sin querer, no quise hacerlo. 

—Debes estar disfrutando de esto, ¿no es así? 

—¿Disfrutando? —retomó su seriedad—. ¿Crees que voy a disfrutar de haber contagiado a alguien más de esto? No es fácil, pero lamentándonos o llorando no vamos a conseguir nada. Estuve leyendo muchas anotaciones de mi papá y esa información nos puede servir de mucho, al menos para conocernos mejor. Es algo loco, porque estamos presentando síntomas de distintas especies. No te va a gustar lo que diré, pero lo mejor será no contarle esto a terceros. Esta información en oídos de alguien más puede perjudicarnos.

—¿Perjudicarnos? ¿Cómo? 

—Nos pueden aislar para hacer experimentos con nosotros. Estoy seguro de que somos los únicos en este mundo con estas “habilidades”, porque así lo veía mi padre. Aunque para nosotros es más una maldición, para esos tipos esto es conocimiento y dinero. 

—¿Qué tipos? 

—La competencia de mi papá. Las mismas personas que intentaron robar su fórmula. Siempre quieren estar un paso más adelante de todos y son capaces de muchas cosas para conseguir lo que quieren. 

—Pero ¿ellos no podrían ayudarnos? 

—Ellos ven esto como evolución. A esa gente no le importa lo que uno quiera, solo les importa los beneficios que puedan obtener de esto, por esa misma razón te lo digo; no hables de esto con nadie. Mi papá me pidió discreción por la misma razón. Quienes únicamente conocen mi condición son mi mamá y mis dos hermanos. Bueno, y ahora tu. 

—Hay unas preguntas que quiero hacerte. ¿Cómo supiste que estaba sufriendo ese episodio? En primer lugar, ¿cómo llegaste en el momento justo? ¿Acaso estabas cerca? 

—No sé cómo explicarlo. No estaba cerca, pero sí tuve un mal presentimiento en mi pecho. Cuando caí en cuenta, ya estaba frente a la puerta de tu casa. 

—¿Tú estuviste conmigo cuando estuve dormida por esos dos días? 

—Sí. No pude dejarte sola. Cuando supe que mi hermano vendría, decidí irme para que no me encontrara aquí y pudiera ocasionar algún problema. 

—¿Podrías ayudarme a ir con Aníbal? Quisiera hablar con él sobre esto. Sé que me escuchará. Siempre arreglamos las cosas hablando.

—¿Estás segura de sentirte en condiciones para enfrentarlo? Creo deberías darle espacio porque ahora está muy enojado y conociéndolo como lo hago, probablemente no te deje explicarle nada. Es muy inmaduro e ignorante. 

—Las cosas hay que hablarlas al momento. Ya bastante tengo con haberle ocultado que nos habíamos estado encontrando a sus espaldas. Por favor, llévame con él. 

Accedió sin darme más peros y fue lo mejor. Fui a cambiarme de ropa y vine con él a la casa de su mamá pensando que Aníbal estaría allí, pero no fue el caso. Le llamé varias veces, pero como era de esperarse, tampoco me respondió. 

—El único lugar que se me ocurre es el apartamento donde vivíamos antes. Él había estado sacando todo lo que había dejado con el propósito de ponerlo en renta. Si no está ahí, entonces no sé dónde más. 

Nos dirigimos al apartamento y vi su auto en el estacionamiento del edificio. Debo esforzarme en no vomitar o le haré sentir muy mal. Toqué la puerta, pero no salió. 

—No va a salir. Lo mejor será irnos — comentó Dereck.

La puerta estaba sin seguro, por esa misma razón entré, cortando con las palabras de Dereck. 

—Tengo que hablar con él sí o sí.

Lo más extraño de todo es que el apartamento estaba intacto. Sus cuadros estaban colgados aún en la pared. Los muebles en su lugar, las cortinas y decoración también. Escuché un sonido extraño, proveniente de la habitación, como si alguien estuviera zapateando. Abrí la puerta de la habitación, esperando encontrarlo recogiendo y limpiando, pero la sorpresa fue otra. 

—¿Aníbal?

Todo se derrumbó dentro de mí, viendo al hombre por el que lo dejé todo, mis padres, mi trabajo, mis sueños, con el que me casé y vine a este país desconocido para unir mi vida, vistiéndose apresuradamente en compañía de otro hombre que estaba completamente desnudo y envuelto en las sábanas negras.

Promesa mortal I •Tetralogía mortal• [✓] Where stories live. Discover now