Mal presentimiento

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Dicen que después de la tormenta viene la calma; pero todavía estoy esperando esa calma que tanto mencionan.

Mi relación con Dereck es casi perfecta; nos entendemos a la perfección y nos apoyamos en todo. No tengo ninguna queja de él, pues cada cosa que conozco suya, hace que me enamore más. Es atento, cariñoso, comprensivo, detallista, y mejor aún, un excelente padre.

A través de estos meses, nos hemos enfrentado a una ardua lucha con nuestro hijo y su adultez. Físicamente ha madurado mucho, es como ver una copia más joven de Dereck. En tan solo cuatro meses, lo ha alcanzado en estatura y cuerpo. Su voz es mucho más gruesa y varonil, también su cuerpo ha sufrido muchos cambios. A medida que pasan los días, él solo quiere ejercitarse y no pierde la costumbre de trepar árboles y realizar parkour. Su energía y fuerza no puede compararse a la nuestra.

La verdad es que no todo ha sido negativo, pues su crecimiento se detuvo y, aunque no ha presentado ninguna complicación de salud, lo más difícil es su rebeldía. Su rebeldía tiene nombre; Maya. Hasta el sol de hoy, no se olvida de ella. Todo el tiempo la menciona y pregunta por ella. Algo que, en muchas ocasiones, me ha visto en la obligación de escribirle. Nunca logro conseguirla vía llamada, pero al menos responde los mensajes de texto que le envío. Desde ese día no la he visto, de hecho, lo último que supe es que mi suegro le dio indicaciones para llevar un control en su alimentación y mantener su condición estable. Según ella, se ha sentido mejor en ese aspecto.

No estoy de acuerdo en que mi hijo y ella tengan algo, pero sé que si le prohíbo al menos saber de ella, le estaría dando razones para buscarla por su parte. Y prefiero que la vea o interactúen conmigo presente, a que lo hagan a mis espaldas.

Hablando de mi suegro, ese es uno que cada vez quiere sonsacar a mi hijo de la casa, pero nosotros no lo permitimos. He llegado a la conclusión de que él no es una buena influencia para mi hijo y, aunque no le guste que lo aleje de su nieto, lo seguiré haciendo. Algo en él no me agrada. Nos estará ayudando bastante, porque realmente lo ha hecho, pero su actitud desde que nació Ian ha cambiado mucho.

Navidad es un día para compartir en familia, por lo que quisimos reunirnos con mis padres. Los fui preparando mentalmente para conocer a Ian. Solo lo han visto por fotos y videos, pero les he ido explicando sobre la situación que estamos atravesando y la razón por la cual no los visito a menudo. Me vi en la obligación de contarles, especialmente por lo que ocurrió hace varios meses atrás.

Ian se ilusionó con la idea de venir, porque pensaba que era la oportunidad perfecta para ver a mi hermana, pero ella me dijo que no vendría porque no se sentía bien de salud, algo que lo desanimó al instante, pero aun así, nos acompañó con la curiosidad de conocer a sus abuelos en persona e interactuar mejor.

—¡Dios mío, qué grande estás!

A mi mamá le ha costado un poco entender la situación, pero sé que sobre todas las cosas, ella siempre nos va a apoyar y estará para nosotros, aunque estemos tan distantes.

El compartir marchaba bien, al menos hasta que a mi hijo le dio con preguntar sobre Maya a mis padres. Eso es algo que nos les conté, por obvias razones, pero mi mamá nos miró brevemente a Dereck y a mí.

—No lo sé. Esa se ha olvidado de que tiene padres. Desde ese día que se fue, ni siquiera me ha llamado para darme una explicación de su parte. Si ustedes no se hubieran comunicado, aún estaríamos en ascuas.

—¿Cómo que no ha venido? Ella me dijo que los visitó a la semana y estuvo un rato con ustedes.

—Ya conoces a tu hermana, mi amor. Mentirosa como ella sola. Ni me sorprende.

Mi hijo se levantó de la mesa abruptamente, dejando caer la silla.

—Quisiera que fuéramos a su casa, mamá.

—Ella no se siente bien, quiere descansar en este momento.

—¿No te preocupa ni un poco? ¡Es tu hermana, mamá!

—¡A tu mamá la respetas! ¡Baja ese tono y actitud! — Dereck salió en mi defensa, y él bajó la cabeza.

—Mamá, yo te respeto y te amo muchísimo, pero no estoy de acuerdo en lo que estás haciendo. Independientemente de lo que haya pasado, ella sigue siendo tu hermana. ¿No te parece extraño lo que está ocurriendo? ¿Por qué ella habría de mentir sobre eso? Te dijo que estaba enferma, ¿y si empeoró? ¿Y si le sucede algo y se encuentra sola? ¿No te preocupa ni un poco?

—Por supuesto que me preocupa mi hermana, pero tu bienestar para mí es más importante.

—¿Qué está sucediendo? — preguntó mi papá, y solo por no darle oportunidad a mi hijo de responderle, decidí adelantarme.

—Cuando salgamos de aquí, iremos a visitarla solo para asegurarnos de que esté bien. Ahora toma asiento y come, disfrutemos de este día tan especial en familia y en paz, por favor.

Me centré en el plato y, aunque había perdido el apetito y el ambiente se percibía cargado, quise hacer de cuenta que todo estaba bien y actué natural. Por fortuna, el resto de la tarde fue tranquilo. Mi hijo había bajado revoluciones y también Dereck se apreciaba en mejor ánimo. Para mí fue un día corto, pero me hace feliz haber compartido con toda mi familia. Es la primera vez, y realmente me llenó más de lo que pudiera describir. Aunque la única que faltó fue mi hermana.

Tan pronto salimos de la casa de mis padres, fui a dónde recuerdo que estaba viviendo mi hermana y le envié un mensaje de texto preguntándole cómo se sentía y dónde se encontraba. Su respuesta fue casi inmediata, diciendo que estaba en cama, pero que se sentía mucho mejor.

—Ella no está aquí, mamá.

—Ni siquiera hemos tocado la puerta.

—Su olor es muy débil y se percibe muy distante de aquí. Ya regreso — Ian se trepó por el costado de la casa, subiendo velozmente hasta el techo.

—Oye, espera, te puedes caer. Deja que ella misma nos abra.

Mostrándome el pulgar arriba, simulando que todo estaba en orden, se perdió de nuestra vista.

—No puedo creerlo — suspiré.

—Nuestro hijo es maravilloso, ¿no lo crees, princesa? Quisiera poseer esa misma energía.

—¿Y no la posees? — lo miré de reojo, y sonrió.

—Supongo que aún queda algo.

No sé cómo tuvo acceso al interior de la casa, pero no había transcurrido ni un minuto cuando la puerta de la entrada se abrió y mi hijo se apareció.

—Entren.

¿Qué pensará mi hermana si nos ve dentro de la casa? Estamos invadiéndola sin permiso.

—¡Ella no está aquí y hace mucho tiempo que no lo está! — gritó mi hijo, desde la cocina.

Nos acercamos, pues en su voz se percibió molestia.

—Todo lo que hay en la nevera está dañado y podrido. ¡Ella nunca estuvo aquí! Miren por ustedes mismos — abrió la nevera, y todo lo que había en ella era suciedad, productos vencidos y un olor a podrido—. Estuve en su cuarto, y toda su ropa está en el armario, incluso su cama está intacta y recogida. Su olor solo está impregnado en sus prendas, pero es como si cada segundo estuviera desapareciendo.

—Entonces, ¿por qué ella me ha escrito todo eso? — la mirada de Dereck y la mía coincidió, trayendo consigo un mal presentimiento—. Tu papá...

—Mi papá...

—Abuelo...

Los tres pensamos y respondimos al unísono.

Promesa mortal I •Tetralogía mortal• [✓] Where stories live. Discover now