Prologo

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¿Qué fue lo más loco que hiciste por amor?

— ¡Todos silencio! —Ordenó el juez— Las pruebas han sido vistas, el consejo tomó una decisión. Alexis Randols Pendragón de Bahartlua Emperatriz del imperio Bahartlua, se le acusa de traición hacia la corona por el asesinato de su hermano el Príncipe Leonard Hill Pendragón, el antiguo Emperador Harlem Soviets Pendragón. La emperatriz es declarada culpable, al mismo tiempo despojada de su título y será decapitada.

El juez golpeó fuertemente el mazo, el consejo, la audiencia gritaba "Justicia". Apreté mis labios muy fuertes "Esto es injusto" pensé.

Cómo rayo de mi última esperanza miré al Emperador y al amor de mi vida... Lander Kronos.

Él no me dejaría morir, me ama, tanto como yo a él, además en mi vientre está su hijo, el próximo Emperador de este asqueroso imperio. Lander no nos dejaría morir.

Muy equivocada que estuve...

Toda esperanza murió cuando vi esa sonrisa de satisfacción, sus ojos mostraban desprecio y burla; los ojos que me miraban con amor, devoción ya no estaban ahí...

Su odio era palpable, lo único que hice fue llorar, mis lágrimas obstruían mi visión ¡No! Esto no puede ser, su majestad me ama, esto no puede terminar así.

— ¡Su majestad reconsidérelo! —Grite a todo pulmón callando a las masas— No por mí, piense en su heredero, la luz del Imperio Bahartlua.

Comenzaron los murmullos, miradas curiosas y acusaciones rodeaban mi visión; el Emperador se levantó del trono, se acercó a mí, todos observaban en silencio.

— Su majestad —Chille en el momento en que se agachó y tomo mi rostro.

Lo sabía, sabía que no me dejaría morir, nuestro amor, es profundo y eterno.

— Su majestad jamás permitiría que yo muriera ¿Verdad? —Dije con esperanza.

El emperador me observó por un momento ladeando una sonrisa divertida, colocó su mano en mi mejilla— Mujer tonta —Susurro en mi oído— Ya eres inútil, no me sirves. Ese hijo en tu vientre lleva tu desgracia, alguien que tenga tus genes nunca va a ser la luz de este imperio.

Una lágrima calló por mi rostro. No podía creerlo, es imposible, el hombre que amo nunca me diría tales palabras.

¡Imposible, imposible, imposible...!

— En cambio —Volvió a hablar —Conseguí a alguien que puede reemplazar tu incompetencia y ser mi emperatriz —Fije mi vista a dónde señalo y no pude creer lo que vi.

Escondida entre la multitud, lanzándome una mirada de satisfacción y odio estaba Lissandra Bequeck la novia de mi hermano, acarició su vientre mientras me miraba con superioridad.

Mis ojos estaban tan abiertos que dolían, por un momento sentí que mi corazón dejo de latir y mi respiración se trancó.

De todos los presentes en esta sala, Lissandra, es la última persona que pensé que haría esto.

— Ella si me va a dar el hijo que yo esperé, tú solo fuiste un peón en mi juego para ser emperador...

Lander se alejó de mí, mis manos temblando de miedo, apenas y podían sostenerme para no caer en el frío piso.

¡Qué martirio!

Apreté mis manos en un puño de frustración, me clavé las uñas, tan fuerte que, algunas se partieron y otras, se clavaron haciéndome sangrar.

— La Emperatriz es declarada culpable por sus crímenes. Será ejecutada mañana al mediodía, su testimonio no tiene validez en esta corté, dónde, el veredicto está dictado —Lander agitó su capa sentándose en la silla del Emperador — Solo mírenla —Me señaló— Está tan desesperada por sobrevivir que diría cualquier cosa, solo para salir ilesa.

AlexisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora