Capítulo 01

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¿Qué es lo más loco que hiciste por amor...?

Habla Alexis:

Ruido... Mucho ruido.

Se escuchaba pisadas. El murmullo de las personas.

¿Ya estoy muerta?

Sí, creo que sí...

El diablo viene por el alma de esta pecadora.

Quiero abrir los ojos, pero no puedo, siento mi mano e intento moverla, lo logro. Aunque pareciera que en realidad no puedo mover nada. Mi cuerpo se siente pesado, muy pesado, no puedo moverme; quiero hacerlo, mi cuerpo no me responde, eso me agita en muchas formas.

— Alexis.

Alguien me llama.

— Alexis....... ¿Estás ahí?

¿Quién?

— ¡Alexis necesito que abras los ojos!

¡Ya voy!

¡Espera! ¡No te vayas!

Como si estuviera siendo sumergida a la más profunda oscuridad. Sentía como poco a poco me iba quedando dormida, no quería, pero no puedo evitarlo, alguien me llama esa voz suena tan conocida y querida para mí...

— ¡Hermana!

Abrí mis ojos al momento que me levanto abruptamente.

Unas sábanas blancas fueron lo primero que deslumbró.

Mire mis manos que posaban en mi regazo sin marcas, mis uñas estaban allí, es raro. El pelo azabache caía sobre mis hombros y seguía como una laguna negra, tome algunos mechones, mis manos temblaban, entre mis dedos la laguna negra se sentía tan suave, se veía deslumbrante, no como paja quemada.

— ¡Hermana!

Unos fuertes y delgados brazos me rodearon abrazándome con necesidad. Un olor a camelias invadía mis fosas nasales.

Yo conozco este olor...

Este tacto...

Mis lágrimas fluyeron. Mis ojos, antes desenfocados, reconocieron a la persona en frente de mí.

Aun con mis brazos temblorosos me aferré a mi hermano menor.

— Leonard... —Sollozo.

Abracé a mi hermano como si no hubiera un mañana.

¡Gracias Dios! Por permitirme reunirme con él.

— Te extrañé, hermana —Susurro cerca de mi oído, su tono de voz era raro, pero, decidí no pensar mucho en eso. Leonard se separó.

Sus ojos diamanté con motas rojizas eran profundos y tristes, sus dedos enguantados acariciaron gentilmente mis ojos quitando las lágrimas; qué acto tan gentil de su parte.

Pasé mis delgados dedos por las hebras doradas de Leonard, al tacto es suave, hace mucho tiempo que no teníamos este tipo de cercanía. Después de un momento emotivo, me dediqué a observar a Leonard, necesitaba grabar en mi mente el rostro que creí haber olvidado.

La curvatura de sus ojos, sus pestañas claras, cejas gruesas, pómulos resaltantes, labios finos, hombros anchos, un cuerpo escultural. Ese era mi hermano, la luz en la oscuridad.

— ¿Cómo te sientes hermana?

— Un poco cansada —Mi voz era ronca.

La alegría inundaba mi ser... Si este era El más allá, estoy tan feliz de estar muerta.

AlexisWhere stories live. Discover now