Capitulo 2: Un circulo de rocas

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   —Esto no se compara a nada visto en la tierra. —Liam atraviesa el portal con éxito. La vista que recibe es como una bienvenida acogedora de su abuela Miriam. El aire cálido, poco sofocante; con mares de agua cristalina que desembocan en cataratas radiantes, rodeadas de rocas y pastizales verdes.

—¿Estás llorando? —pregunta Hermes. Viendo como las lágrimas brotan de la cara de Liam.

—Este lugar me da nostalgia —dice Liam—. Lo siento conocido, como algo propio.

Hermes toma el brazo del joven, y lo anima a caminar en forma recta. Mientras se adentran al bosque por medio de un arco de rocas, el paisaje superpuesto al sol, permite a las hojas diáfanas proyectar sus trazos, sobre la piel de los hombres.

—Definitivamente, si antes no creía en el rollo fantasioso de la magia, ahora sí —dice Liam con un tono de voz bajo. El motivo de su silencio es la concentración que otorga a profundizar cada detalle de la floresta.

—Liam, no escuches a las hadas. —Hermes aleja a bastante de estas con su bastón, en posición de amenaza—. La mayoría de seres en esta dimensión desprenden una energía diferente a la tuya. Si te hipnotizan, nunca volverás a ser el mismo.

—Mejor no miro nada. —Liam agita la cabeza con celeridad y se incorpora a la caminata—. ¿A dónde vamos? —dice. Con los ojos parcialmente tapados con sus dedos.

—Silencio. —El dios mensajero se limita a caminar y mover las plantas con cautela.

Tras largos minutos de caminata llegan al destino, Liam se percata de esto por la detención brusca de Hermes.

—Aquí estamos —señala el anciano. Este mira hacia el montón de objetos rocosos frente a él. Eran de un volumen considerable, el moho y la vegetación se habían encargado de crear enredaderas que cubrían solo un cuarto de su tamaño.

Aunque con mucho esfuerzo, el joven pudo notar que estas formaban un círculo.

—No eres demasiado brillante... —exclama Hermes, mientras nota su extenso recorrido para notar un simple círculo de piedras gigante—. Debes pasar. —El viejo sonríe de forma burlona y toca el suelo, haciendo que este comience a brillar.

Liam no entiende muy bien, hasta que repara en la sutil aura blanca que pasa a través de las rocas, con rapidez hendé los hilos de energía.

Al transitar y abrir los ojos, se encuentra con un lugar diferente. Una colina montañosa, con gran vista del mar que rodea la isla.

El nuevo amigo celestial tarda bastante en aparecer, pero al cabo de 5 minutos cae desde un portal en el cielo.

—Eso sí que dolió —manifiesta Hermes. Con el mismo tono benevolente que trae desde que lo conoció.

—La verdad me comienza a sorprender que siempre suenes tan bondadoso y calmado, incluso cuando dices algo negativo.

—Soy un dios, no poseo una estructura mental. Simplemente adapto mi ser a la forma más pacífica de vida, física y mentalmente. —Hermes suspira, y acompaña esta acción con un movimiento de manos.

—Acabas de decir que no tienes una estructura mental, pero luego dices que eres pacífico mentalmente, eso es muy contradictorio.

—Exacto, no tengo la facultad de razonar una contradicción. —El anciano, ya un poco fatigado, responde todas las dudas—. Eres tan...curioso.

—Me habrías servido hace dos semanas, en mi trabajo de...—Es interrumpido antes de terminar su oración por una de las rocas, que comienza a brillar—. Lo comprendo ahora. —Liam noto con anterioridad, que seguía rodeado de los mismos objetos rocosos, pero estos imbuidos en la oscuridad, excepto por la piedra gigante que brilló segundos antes, esa seguía refulgente.

Los Signos Del Zodiaco: El Sol #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora