Dolor

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                    Capítulo II

Día que camino una vez más, día que despierto otra vez con dolores, día que me duele más que el cuerpo; día que imagino otra vida.

Otra vez

¿Cómo sería tener una verdadera familia? No quería mucho, solo un padre que no fuera drogadicto y no me golpeara.

Suena lógico ahora que lo pienso de nuevo. Después de un millón de veces pensarlo, pero como siempre igual, no encuentro respuesta.

Esta es la única manera que se vivir, pues no conozco otro tipo de vida. Bueno, tal vez no sea la culpa de mi padre.Tengo que aceptar que antes no era un buen padre, pero por lo menos no se drogaba ni me golpeaba. Solo que siempre dijo que era un error y que no me consideraba su hija solo por ser chica.

Ahí fue que comenzó.

Mis pensamientos que no eran muy propios de mí, pero... ¿Qué iba a saber yo? Era una niña, no sabía lo que hacía, no sabía lo que ocultaba, pues tenía la inocencia para no saber, pero desde que mamá murió eh sentido su falta de devoción hacia mi.

Después empezó a caer en el débil mundo del alcohol, y después, como todo; se pudrió.

Así fueron pasando los años, y después de que cumpliera 17 empezó golpearme. Así durante los últimos dos años.

El cielo está azul brillante, nada concordado con mi negro humor, mejor dicho gris, triste y desolado. La verdad es que mis pies dolían, pero tenían que aguantar hasta llegar al salón.

Por fin pude sentarme, estiré el brazo para acomodar mi asiento. Todos me miran con lástima por los moretones mal disimulados de mi cara, ya que por el dolor no pude más que hacer esta mala obra en mi rostro.

Odio la que me miren de esta manera tan incómoda, como cuchillos que atraviesan mi estómago dandome deseos de vomitar. Son este tipo de miradas, las que no te dejan dormír en la soledad de la noche oscura.

Justo cuando una compañera iba a hacer un comentario sonó el timbre

Salvada

Oré gracias a dios por eso, y me dispuse con una sonrisa disimulada a terminar de organizar mis cosas hasta que me di cuenta que la clase después de 10 min debió haber comenzado.

Observó al frente y noto que la profesora estaba al lado de alguien alto y fornido a su derecha. De pronto esa figura me parece familiar.

Se me corta la respiración y abro lo más que puedo los ojos, con la esperanza de que haya visto mal, pero no, definitivamente no.

Había alguien nuevo en la clase, y alguien que conocía muy bien .
O mejor dicho, que me conoce muy bien.
...

Silencio Where stories live. Discover now