22.- 𝑷𝑹𝑰𝑴𝑬𝑹𝑶𝑺 𝑷𝑹𝑶𝑩𝑳𝑬𝑴𝑨𝑺

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Potter permaneció sentado, consciente de que todos cuantos estaban en el Gran Comedor lo miraban. Se sentía aturdido, atontado. Debía de estar soñando. O no había oído bien.
Nadie aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón. Algunos alumnos se levantaban para verlo mejor, que seguía inmóvil, sentado en su sitio.

En la mesa de los profesores, la profesora McGonagall se levantó y se acercó a Dumbledore, con el que cuchicheó impetuosamente. El profesor Dumbledore inclinaba hacia ella la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo.

—Yo no puse mi nombre —les dijo Potter, totalmente confuso—. Ustedes lo saben.

Jade soltó una risa nerviosa y negó con la cabeza—No, debe ser un error. Tiene que ser un error.

En la mesa de los profesores, Dumbledore se irguió e hizo un gesto afirmativo a la profesora McGonagall.

—¡Harry Potter! —llamó—. ¡Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!.

—No —Kiara jalo al azabache del suéter—. No, no, no.

—Vamos —le susurró Hermione, dándole a Potter un leve empujón—. Kiara suéltalo.

—¡No!, él no va a ir a ningún lado —Ron hizo que lo soltara de mala gana.

Potter se puso en pie, se pisó el dobladillo de la túnica y se tambaleó un poco. Avanzó por el hueco que había entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuff. Le pareció un camino larguísimo.

—Bueno... cruza la puerta, Harry —dijo Dumbledore, sin sonreír.

Kiara lo perdió de vista cuando él se adentró por la puerta.

—Bien... es mejor que todos vuelvan a sus habitaciones —ordenó Dumbledore a todos los estudiantes.

Todos los alumnos salieron del comedor y cuando estuvieron en el vestíbulo se comenzaron a escuchar murmullos quejándose y unos por parte de Gryffindor que parecían emocionados por tener un campeón que sea de su casa. Algunas personas preguntaban cosas a Jade pero ella no podía escucharlos. Estaba perdida en sus pensamientos.

¿Cómo era posible que eso hubiera ocurrido?. Se supone que las reglas estaban siendo supervisadas perfectamente, nada de esto debía pasar. Ellos solo querían tener un año tranquilo. Sin piedras poderosas, sin perros gigantes, sin unicornios muertos, sin un diario oscuro, sin cámara de los secretos, sin petrificaciones... sin Voldemort.

𝐉𝐀𝐃𝐄 𝐘 𝐄𝐋 𝐂Á𝐋𝐈𝐙 𝐃𝐄 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora