—¿Estás bien? —pregunta Zach estacionando frente a mi casa. Asiento, sin voltearme a mirarlo—. No has dicho nada desde que salimos de la escuela.
—Porque no sé qué decir que me haga sentir menos avergonzada.
—Oye. —Mi amigo toma mi rostro haciendo que lo mire—. No tienes nada de qué avergonzarte.
—Dejé que Sebastian me engañara, me besara, luego lo abofeteé y formé una escena frente a toda la escuela —le recuerdo narrando los hechos—. ¿Cómo no estar avergonzada por eso?
—Porque nada de eso es tu culpa —asegura él—. Te sentiste atraída por Sebastian, no puedes culparte por ello porque no es tu culpa que sea un asno. Y sobre lo que pasó hoy, te dejaste llevar por tus emociones y eso no tiene nada de malo.
—Excepto cuando lo graba toda la escuela. Me pregunto cuánto tardará en hacerse viral. —Encojo mis piernas hasta tenerlas pegadas a mi torso y las abrazo mientras vuelvo mi vista al frente—. Lo único de todo esto que no entiendo es ¿por qué Sebastian te odia tanto como para utilizarme así?
Oigo a Zach suspirar.
—Sebastian y yo nunca hemos sido cercanos, Alice, pero que yo recuerde, nunca le hecho algo como para que me odie.
Esta vez soy yo quien suspira.
—¿Sabes qué? No importa. —Me giro hacia él y le sonrío—. Creo que le dejé claro que no quería volver a verlo de nuevo y no creo que siga insistiendo ahora que sabe que no somos novios en realidad.
Intento decirlo lo más convencida posible, pero mi tono de voz suena más apagado a medida que avanzo en mi frase.
—¿Estás segura?
—No —admito.
Mi amigo ríe, haciéndome reír con él.
Algo de la tensión sale de mi cuerpo a causa de esto y decido dejar caer mi cabeza sobre su hombro. Zach está abrazándome de inmediato.
—Yo creo que estarás bien —afirma—. Después de todo, solo fue un beso ¿qué tanta importancia puede tener?
—Sí, qué tanta importancia puede tener —concuerdo un tanto insegura.
Después de todo, fue un beso bastante intenso, un beso como nunca antes había experimentado. Pero ahora que sé que fue por las razones equivocadas que lo recibí, puede ser más fácil para mí dejar de pensar en ello.
—Si te hace sentir mejor, puedo golpearle la otra mejilla a Sebastian.
Sonrío ante la ocurrencia de Zach, y aunque me pica el gusanillo de la venganza por decirle que sí, me alejo de él y sacudo la cabeza.
—Creo que es mejor no avivar las llamas de la "estúpida venganza" de Sebastian —le digo haciendo comillas con mis dedos— y solo continuar con nuestras vidas como si nada hubiese pasado.
—De acuerdo —concede él—. Aunque solo veo un problema en tu idea.
Mi ceño se frunce.
—¿Cuál?
—Declaraste ante toda la escuela que no somos novios.
—Oh, cierto. Bueno. —Me encojo de hombros—. Nos adaptaremos a nuestro nuevo estatus.
Tomo mi mochila del piso del asiento trasero del Jeep y abro la puerta.
—¿Me ayudas con la bicicleta?
Él asiente y baja conmigo del auto. Camino hacia la parte trasera del vehículo donde Zach baja mi bicicleta y me la tiende.
—¿Quieres que me quede un rato?

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Mil razones para dejarte ir. Serie Mil Razones 1
Teen FictionAlice y Sebastian no tienen mucho en común. Ella tiene muy claro lo que quiere en su vida: graduarse con honores, lograr entrar en la universidad de sus sueños y no enamorarse mientras esto sucede. Él no tiene ningún plan en su vida, vive un día a...