19. Dividida

450 86 13
                                    

Cuando la campana suena, Zach sale tan deprisa que no me da tiempo de hablarle y mi siguiente clase no es con él, además de que es en el lado opuesto a donde estoy, por lo que ir a buscarlo no es una opción si quiero llegar a tiempo.

Camino por los pasillos de la escuela sin saber qué hacer, sintiéndome dividida y confundida.

¿Sebastian o Zach?

¿El chico que me gusta o mi mejor amigo?

¿El chico con el que he compartido un par de besos o el chico con quien he compartido los últimos años de mi vida?

Para cualquiera, la decisión sería obvia. Para mí también, aunque sé que terminaré en problemas.

Estoy tan metida en mis pensamientos que choco con alguien que de repente sale del baño sin darme tiempo de nada.

—Lo siento mucho. —Me apresuro a disculparme con una pelirroja que me observa como si fuese un vil insecto.

Me estudia de pies a cabeza, y sin decir nada se voltea casi golpeándome en la cara con su cabello suelto debido al movimiento, dejándome confundida ante su reacción, sobre todo cuando las dos chicas que van tras ella imitan su acción.

Me quedo parada sin entender qué demonios acaba de pasar y continúo allí unos segundos más antes de darme cuenta de que si no me muevo llegaré tarde a clases, además de que tengo un problema realmente serio del que ocuparme.

Llego al aula con minutos de sobra, donde continúo pensando en qué dirección debo ir.

No es agradable sentirme dividida, muchísimo menos ahora que el odio unilateral de Sebastian hacia Zach parece haber avanzado a un odio recíproco. Lo que me sorprende viniendo de mi amigo, quien en todos los años que llevo conociéndolo nunca se metió en algún pleito ni muchísimo menos llegó a sentir desprecio hacia alguien.

Y decide venir a sentirlo por primera vez con el chico que me gusta.

Resoplo, cerrando mis párpados y volviendo a abrirlos cuando el timbre suena, anunciando que la clase inicia.

Decido dejar de pensar en Zach y en Sebastian y concentrarme en la clase. Ya tomaré una decisión más tarde.


Camino con premura hacia el comedor.

Al final, mi amistad con Zach siempre va a pesar más que cualquier otra cosa. Sin embargo, le envié un WhatsApp a Sebastian para decirle que lo vería más tarde. De ese modo, quizás no tendría que elegir entre los dos y solo dividir mi tiempo entre ambos.

Entro al comedor con mi almuerzo en una mano y busco a Zach con la mirada, el cual no tarda en aparecer en mi campo de visión, sentado en una mesa junto a Thomas, quien clava sus bonitos ojos verdes en mí en cuanto me ve, haciéndome sentir incómoda.

No sé por qué Zach ha elegido el día de hoy particularmente para sentarse con él. Sabe que me invitó a salir hace meses, también sabe que lo rechacé, así como también sabe que Thomas no lo ha superado. Por la manera en que me mira, es más que obvio.

—Creí que solo seríamos nosotros —digo sentándome junto a mi amigo antes de dirigirle una tensa mirada a Thomas a modo de saludo.

—Era la única mesa que había y Thomas es un buen amigo —asegura alzando sus cejas.

—Sí, pero creí que tú y yo hablaríamos.

—Podemos hacerlo cuando te lleve a casa, después de todo sigue lloviendo —explica señalando las ventanas.

Tiene razón, afuera sigue lloviendo y yo me arrepiento de la decisión que tomé al haber venido con Zach.

Vine porque creí que terminaríamos de arreglar todo, no para sentirme cohibida e incómoda por las miradas de Thomas.

Mil razones para dejarte ir. Serie Mil Razones 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora