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Los árboles se mecían suavemente ante la presencia de un viento helado, el cual hacía que los habitantes tuvieran que resguardar el calor con sudaderas o abrigos, no siendo un frío insoportable, pero sí un clima que no les permitía el andar por ahí con sandalias y camisetas desmangadas.

Los habitantes de Daegu se movilizaban tranquilamente, como todos los días. Los trabajadores corrían hasta sus empleos, los niños iban de la mano con sus padres para ayudarlos en sus deberes y los ancianos que daban su paseo matutino saludaban a los conocidos.

Lo de siempre, nada diferente o novedoso.

Daegu había sido uno de los pueblos elegidos para los Naturalistas, en donde los humanos no solían permanecer, pero sí conocer sobre él. Por lo que en cada sitio de aquel pueblo se mantenía un Naturalista con su familia, siendo territorio puro y poco frecuentado por humanos, habitando ahí solamente si tenían familia con alguno de la especie diferente.

Por lo que la rutina era muy marcada entre sus habitantes, no porque ellos lo desearan, sino porque no tenían otra opción.

Era mejor el acostumbrarse a la vida que les había tocado a lamentarse todos los días por no poder hacer algo diferente, al menos ese era el pensamiento de la mayoría.

―Dime por favor que estás considerando el quedarte.

Taehyung siempre había pensado que la vida que le había tocado era sumamente aburrida y triste, que su especie siempre había sido apartada para que los humanos tuvieran el descaro de decir que realmente se preocupaban por ellos y sus derechos, cuando en realidad solamente los habían alejado como basura.

―Sabes que no hay cosa que desee más en el mundo que irme, mamá.

Por lo que el cuento de "Humanos empáticos y comprensibles" Era algo que no creía en totalidad, al menos no como un lema real, porque tampoco podía meter a todos los humanos en el mismo saco. No era correcto.

―Eso fue un poco cruel ¿No crees?

Soltó un suspiro mientras retiraba la mirada de los árboles, enfocándola en su madre, quien se mantenía en el asiento del conductor, viéndolo a través del retrovisor.

―Lo siento, es solo que no quiero arrepentirme de nada, no fue una decisión fácil, pero ahora estoy muy seguro de lo que quiero―Intentó componer lo que había dicho anteriormente, apartando su bolso de mano de su regazo para poder inclinarse al frente.

―Lo sabemos, perdón por haber dicho eso, también―Sonrió la mujer, acomodándose sobre el asiento para poder verlo mejor, al igual que su esposo.

― ¿No se te olvida nada? Recuerda que será un viaje largo―Habló en ese momento su padre, quien le sonreía de una manera que no sabría explicar, pero que le transmitía tranquilidad.

―Tengo todas mis cosas, las de Guu también. Así que creo que nos irá bien―Sonrió, viendo hacia atrás, en donde su conejo se encontraba dentro de su transportín, descansando tranquilamente.

―Bueno, no queremos agobiarte con despedidas de nuevo, pero en verdad deseamos que tengas un buen viaje y te pedimos que nos llames cuando llegues a tu departamento―El hombre con cabello rojo oscuro habló, estirando su mano para poder acariciarle la mejilla con cuidado.

―Saben que lo haré, no se preocupen por eso―Les brindó una sonrisa tranquilizadora, sus ojos enfocándose en los hombres que se encontraban frente al auto, sabiendo que debía bajar―Creo que es tiempo de irme, no parecen tener mucha paciencia.

Ambos padres vieron a los hombres también, asintiendo.

―Bueno, mucha suerte en el viaje y ten mucho cuidado. Entre menos hables con humanos, mejor.

Naturalista ღ KookVWhere stories live. Discover now