No durarán mucho.

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Capítulo 57.
Sonó la alarma de mi móvil, con la canción de Cero. Puse mi mano en la mesilla y busqué el móvil sin mirar. Apagué la alarma y me abracé a Daniel, mientras le daba pequeños besos en la mejilla.
-Despierta guapetón.
-Dios que pereza.-dijo sin poder abrir los ojos-. No quiero ir.
-¿Y quién sí? Debemos ir, ayer no fuimos.
-Ya lo sé...-bostezó-.
Dicen que cuando abosteza alguna persona, se le pega al de al lado, ¿no? Pues en ese caso me pasó. Bostecé. Apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos.
-Venga Yanxi, que te duermes.-dijo tocándome la cara-.
Nos levantamos de la cama y fuimos a desayunar.
-Dios, nunca me había costado levantarme tanto. Y menos si me acosté tan pronto.
Terminamos de desayunar y nos fuimos a cambiar.
-Me voy a mi habitación, tú cámbiate aquí.
-Que tampoco pasa nada porque te quedes eh.
Reí y me fui a mi cuarto a cambiarme. Me puse mayas negras y una sudadera. No tenía ganas de arreglarme mucho. Fui al baño, me maquillé y vino Dani.
-Hazte una coleta.
-Ni de broma. Las coletas solo me las hago para estar por casa.
-Oh venga ya. Te queda genial.
-Que no, que yo pelo suelto, como siempre.
Terminamos de arreglarnos y fuimos al instituto por centésima vez este año. O incluso más.
Como de costumbre, dejamos las mochilas cada uno en su sitio. Me senté a la mesa y vino Daniel hacia mí. Se puso entre mis piernas, me cogió de la cintura y me besó. ¿Nos estábamos besando en clase? Pues sí. Nunca lo habíamos hecho, ya que me daría un poco de vergüenza al ver la reacción de mis compañeros.
De fondo se escuchaba murmurar en bajito, a algunos lo suficientemente alto para que los pudiera oir.
-¿Desde cuando están juntos?
-¿Está saliendo la china con Daniel Oviedo? ¿Esto es una broma?
-No durarán mucho.
Me reí en mitad del beso. ¿Cómo algunos eran tan ingenuos?
Me aparté de los labios de Daniel y me acerqué a su oído.
-Tienen envidia.-dije susurrando, haciendo que se estremeciera-.
-Lo sé.
Miré hacia donde estaba Jennifer. Me miraba con asco, con odio, fríamente. Me entraba ganas de hablar con ella y de soltar todo lo que tenía dentro, en mi ser, pero el timbre, que indicaba que las clases comenzaban, no me dejó.

INCOMPRENDIDOS. |Pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora