𝟐𝟎

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Los meses pasaron y la guerra avanzaba, Alondra y Lily habían sido nombradas oficialmente medimagas, pero con ello venían más responsabilidades. La orden estaba haciendo rodadas y vigilancias nocturnas en diferentes puntos de Londres y sus alrededores.

— Debes ir — era Alastor Moody, lo más cercano a un líder que la orden tenía, al parecer algunas personas que se habían unido a la causa en Alemania habían sufrido grandes heridas y como él señor oscuro había tomado la mayor parte de Europa, no recibían ayuda médica, así que la joven tenía que ir. Esa era una idea que le aterraba un poco que tal y era una trampa, o algún mortifago la descubría, seguro moriría, pero era parte de su deber.

Así que esa misma tarde tomó una mochila pequeña a la que le hizo una hechizo de expansión, y metió todo lo necesario, ropa, posiciones y comida. Cuando le comento a Lily lo que debía hacer, la pelirroja se negó rotundamente diciendo que no la dejaría pasar por esa puerta, pero la Scamander le hizo entender que era necesario o si no esas personas morirían. Así que después de unas pequeñas lágrimas y varios abrazos la joven salió del departamento con dirección a la madriguera donde Moody la estaría esperando para aparecerse en su destino, al atravesar la puerta lo primero que la recibió fue un joven despeinado con la camisa a medio abotonar que la envolvió en sus brazos al instante haciendo que su pequeña mochila cayera al suelo.

— No puedes hacerlo — era Sirius con los ojos llenos de preocupación.

— Debo de.

— No lo permitiré — el problema es que el pelinegro estaba al tanto de que tal vez podría perder a la joven de su vida, ¡y por Merlín! podrían llamarlo egoísta si querían pero prefería sacrificar a todo el mundo mágico antes que a ella, jamás a ella, incluso el aceptaría morir si tuviera la oportunidad de salvarla. El se ofreció en su lugar pero Moody se negó, diciéndole que no tenía ningún conocimiento médico y ella si, así que por más que rogó y suplico, la respuesta fue siempre la misma un rotundo no.

— No te estoy pidiendo permiso, Sirius, voy a hacerlo.

— Entonces iré contigo — la joven se separó de los brazos del Black y lo miró a los ojos, con una mano acarició su mejilla y le dedico una sonrisa triste.

— Ir uno ya es un riesgo, dos seria un sacrificio.

— La chica tiene razón, Black, déjala ya, se nos hace tarde.

Sirius no se movió no planeaba hacerlo no se quitaría del camino de la joven, pero ella simplemente lo rodeo, y camino en dirección a Moody. No se dijeron un adiós, no se despidieron, ni siquiera una última mirada. El pelinegro jamás se dio la vuelta para ver a la joven, pero supo que ya se habían ido, y en ese instante sólo pudo salir corriendo, lo más rápido que pudo y lejos también.

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Después de unos días, todos seguían sin noticias de la Scamander, no podían mandarse una carta, así que lo único que tenían era la esperanza de que volviera. James había ocupado su papel de niñera, de nuevo, ya que Sirius estaba enojado todo el tiempo le gritaba a todos, y lo entendían, estaba preocupado, era un sentimiento que no sabía manejar bien, pero James cuidaba de él para que no se le ocurriera hacer algo estúpido.

Mientras tanto la joven, que estaba en Alemania, no se encontraba en buenas condiciones, no porque estuviera herida, si no porque no había dormido, no había recibido ni una carta de sus amigos y no sabía si estaban bien pero esperaba que sí. Pero no sólo eso sí no que las imágenes de tantas personas heridas, y algunas muertes por las cuales no pudo hacer nada para evitarlas, la habían atormentado.

Lo único que la mantenía en pie era la esperanza de que lo poco que estaba haciendo serviría para salvar el mundo mágico, a veces cuando no podía dormir solía fantasear con su futuro, o al menos lo que esperaba que fuera, vivir con Sirius, si eso seria lindo, en una casa a las afueras como la casa de Camila en donde pasaron el verano, también la imagino a ella, que volvería y todos sus amigos estarían juntos, como en los buenos años en Hogwarts, pero esta vez siendo adultos, todos siendo una familia. Se imaginaba a los hijos de James, todos miopes, tal vez tuviera hijos ¿pelirrojos? ¿o serian platinados?, eso le dio risa. Pero sobre todo sus hijos, todos pelinegros, con ojos grises, como Sirius, una vida con él es lo que mas deseaba. y aunque él había dicho que no tendría hijos a la Scamander le gustaba imaginarlo siendo padre, sin duda esa era de sus mayores motivaciones. 

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