Capitulo 10. Hay estas!

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Lía Ross

Abro la puerta del departamento y un extraño olor invade mi nariz, Mary se encuentra tumbada en el sofá en medio de la sala usando su celular, cierro la puerta haciendo esta una señal de advertencia, Mary abre los ojos como platos y brinca de la emoción al verme quedando frente a mí, una punzada pasa por mi cabeza porque ya se lo que me espera.

–Lía Ross, tienes treinta segundos para que me cuentes todo lo que ha pasado. –Sus ojos irradian emoción.

Intento seguir mi camino ignorándola, me encanta ver como su cara se ve aún más confusa con cada segundo que pasa. Me siento en el sofá quitándome los zapatos y ella me sigue, el extraño olor invade mi nariz nuevamente.

–Algo se quema. –Mary sale disparada de la cocina y yo tras ella.

–Nooo, mi pasta.

Hecho un vistazo a la olla el agua se ha secado y la pasta se ha pegado y quemado, Mary nunca ha sido buena en la cocina, mi risa se escucha por toda la casa y Mary me mira como si quisiera asesinarme pero su cara va cambiando mientras me ve reír hasta quedarme sin aire, al final termina riendo conmigo.

–En serio quería pasta. –Inquiere, sus ojos llenos de dolor.

Le doy una mirada de rendición y empiezo a lavar la olla, su mirada llena de devoción, mientras preparamos la pasta le cuento todo lo que paso, su rostro estático, sus ojos abiertos como platos y su boca en forma de cero.

– ¿Que me estás diciendo? –Su notable expresión irradia más curiosidad de lo habitual, y no entiendo por qué mi corazón salta como loco al hablar del tema

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Noviembre 16

Domingo 6:46 p.m.

–Lleva las bebidas a la mesa doce. –Hace calor aquí, mucho calor, mi cabello empapado de sudor, personas llamándome para que los atienda desde diferentes lados, tonos engreídos y caprichosos, niños ricos que nunca han trabajado en sus vidas, coloco las bebidas en la mesa y regreso por más.

Recuerdo a Mary la noche anterior.

–He conseguido un trabajo para ti.

– ¿En serio? –Las palabras salen solas de mi boca.

–Es un restaurante muy lujoso solo van personas de elite y lo mejor es que no tendrás que trabajar todos los días, solo cuando contraten el restaurante para fiestas o eventos y cuando falte alguien en el restaurante, pero te pagaran como si trabajases todo el mes.

Suelto un chillido.

–No pues, lo último lo compensa Cuanto te amo mujer. –Le aprieto los cachetes y ella se suelta, odia que le haga así, revolotea mi cabello como si fuese un cachorrito y me salgo de su agarre ella sabe que odio que me hagan así.

Nos entendemos sin hablar por eso estamos juntas.

–Empezamos mañana. –Inquiere.

– ¿Empezamos?

– ¿Crees que te dejaría sola tonta?

Una notificación en mi bolsillo me saca de mis pensamientos.

*Número desconocido*

Hola Luciérnaga!

Adrien.

El corazón amenaza con salirse de mi pecho, como consiguió mi número, hago cálculos Luis también es amigo de Adrien, claro Traidor.

El: ¿Quieres salir conmigo esta noche?

Dejo de respirar por un segundo y luego comienzo a hiperventilar desde que empecé a sentirme mal por culpa de la anemia, me dan mareos y a veces me quedo sin aire, cuando me repongo le contexto.

Yo: ¿Porque saldría contigo?

El: Porque soy genial y cualquiera moriría por estar en tu lugar.

Yo: Pero no yo.

El: Te haces la difícil, eh?

Yo: Idiota.

El: Malcriada.

Yo: Mujeriego.

Tan pronto como envió el mensaje me arrepiento pero cuando voy a borrarlo veo al supervisor he intento disimular, había estado cubriéndome con la barra para taparlo pero cuando vuelvo a entrar al chat. Pánico Adrien estaba escribiendo.

El: Estoy esperando la persona correcta para cambiar.

Como se responde a eso, sobre todo si unas simples palabras pueden hacerme causar un mar de emociones, lo sé, estoy intentando ignorar las protestas de mi estúpido corazón, luchar con tus emociones es como nadar contra corriente en un rio es agotador, puedo escuchar las palpitaciones de mi corazón, no quiero escribir una estupidez así que prefiero no contestar.

– ¿Qué te pasa? Estas toda roja. –Inquiere Mary pasando detrás de mí con unas copas vacías.

–Nada, estoy bien. –Intento disimular.

El: Si cambias de opinión estaré en el club palas a las 9:00.

8:30 p.m.

El club palas en un club que abrieron recientemente a unas cuantas esquinas de mi casa, es elegante y a la ves exótico tiene un lugar de karaoke, bar y juegos. Llegamos a la casa, Mary se queja del dolor en los pies no está acostumbrada a durar tanto tiempo sirviendo a otros a pesar de que no es rica nunca le ha faltado nada y nuestros primeros trabajos los conseguimos juntas en nuestro intento por independizarnos siempre nos hemos ayudado y cubierto mutuamente.

Preparamos algo de comer, luego de comer me meto en la ducha el agua helada deshaciendo la espuma, es relajante me siento más descansada luego de salir, joder, como he trabajado hoy, siento adormecidos mis pies, me coloco mi bata de dormir compuesta por una franela de tirantes de mariposas y unos short desahogados, me recuesto en la cama mirando hacia el techo.

Una notificación ilumina toda la habitación.

Tomo el celular para ver si tengo mensajes, esos enormes números llaman la atención de mi vista 10:20p.m. Entonces recuerdo.

El: ¿Quieres cenar conmigo esta noche?

El: Si cambias de opinión estaré en el club palas a las 9:00.

Salto de un brinco quedando sentada en la cama, lo olvide por completo busco el número del pelinegro de ojos verde intenso en mi libreta de contactos y le doy a llamar tiene el celular apagado, seguramente debe estar dormido. ¿Dormido? Me repite mi subconsciente, de todas formas podría ir a comprobar ¿No? Me coloco un jeans y un suéter negro y salgo del edificio una brisa fría me azota y el viento remenea de su lugar mi cabello, con las manos en ambos bolsillos camino por las calles hasta llegar al club, estando al frente me entra la cobardía y quiero volver pero mi padre no crio una cobarde, doy un paso adentro y la calidez me envuelve, hay alrededor de treinta personas disueltas en todo el salón en mesas circulares y en una esquina en la zona VIP, en una pantalla enorme esta la letra Summertime Sadness de Lana Del rey y una chica alta y castaña cantándola su voz es tan hermosa y suave todos deleitándose con ella.

Mis ojos siguen buscando a Adrien pero no lo veo, no está, solo a mí se me puede ocurrir que alguien me esperaría casi dos horas aun sin darle una respuesta de si vendría. Siento una presencia en mi espalda, el olor de un perfume esquicito invade mi nariz, mi corazón da un giro de ciento ochenta grados y empieza a latir como loco.

– Hay estas!

SIN ARREPENTIMIENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora